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Mauricio, el criancero que escribe sobre la trashumancia

Año tras año, Mauricio recorre 300kms. para sostener un estilo de vida. “Arriamos los animales para tratar de sobrevivir con ellos”, cuenta.

Los caminos de la veranada guardan cientos de historias. Una de ella es la de Mauricio Parada, criancero trashumante, escritor, técnico en Economía Social y Desarrollo Local, y licenciado en Ciencias Sociales. “La trashumancia es la forma de vida de un sector social, de un grupo de familias… Es una vida que se hacía desde antes y ahora la estamos manteniendo y nos da para vivir y para comer”, dijo.

“Tenemos invernada en el departamento Añelo y veraneamos en el departamento Minas. Son 300 kms. y buscamos campo bajo y campo alto para mantener a nuestros animales. Es un sistema cíclico, nosotros arriamos los animales para tratar de sobrevivir con ellos”, aseguró Parada.

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Y fue aún más gráfico al contar: “Aguantamos en Añelo lo que más podemos y a veces nos tenemos que escapar con urgencia -por falta de agua o de pastura- a lugares más altos para poder salvarlos. Cuando llegamos a lugares altos, de la veranada, empezamos a ilusionarnos y cambia la vida. Ves a los animales comer, tomar agua dulce y te decís: ‘Está perfecto, acá voy a tener para vender esto o lo otro y con esto le voy a dar de comer a mis hijos, voy a comprar ropa y voy a hacerlos estudiar’.

“Es siempre un sueño que se va terminando y otro que va empezando, es un camino que termina y da inicio a otro, siempre es así la trashumancia… Así, la vida sigue siempre con nuevas expectativas, con nuevas esperanzas”, aseguró en diálogo con Al final de todo (LU5).

“Vivir la vida”

“Se sigue transmitiendo la trashumancia de generación en generación. Lo que pasa que ahora hay varias cuestiones que hacen que sea diferente a como era antes, cosas que tienen que ver con que muchos de los hijos digan ‘no me da para vivir’ y busquen alternativas”, planteó Parada.

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Y agregó: “Ahora estudiar es la clave porque uno siempre sintió una falta de inclusión haciendo esta vida. Uno siempre quiere que los hijos puedan vivir de otra manera o puedan pensar en otros proyectos… Entonces, les pones al alcance de la mano los conocimientos del campo, pero también los motivas para que adquieran otros conocimientos, que los lleven a otra forma de vivir la vida”.

“Lo disfrutamos muchísimo. En mi caso particular, disfruto sintiendo la tierra como parte de lo que tenés para vivir, para compartir… Sentir que la tierra te quiere y te da tu sustento, es un poco lo que sentimos casi todos los que nos criamos o trabajamos en el campo”, aseguró como quien piensa en voz alta.

Relatos salidos del territorio

De tanto andar, de tanto recorrer aquellos 300 kms, Parada dio forma a dos libros “Memorias de arreos” y “Ecos y pinceladas de la trashumancia”, allí, cuenta, “empecé a escribir las anécdotas y cosas lindas, pero también problemáticas”.

“Cuentan la realidad. Tenemos una parte donde nos cuesta, una parte donde no hemos sentido mucho el acercamiento de los que gobiernan. Así empecé a escribir mis libros, que son bastante políticos en cuestiones de lectura”, contó.

¿Cuáles son las principales problemáticas a las que hace referencia? Hecha la pregunta, el criancero responde: “El agua es un tema, es un eje que nos atraviesa. Me refiero a la falta de agua, nunca existió para el consumo y ahora vemos los grandes piletones del fracking y eso es un tema”.

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La vida en el campo. Foto: @mauparada8

La vida en el campo. Foto: @mauparada8

“Lo otro es la distribución de la tierra, que fue desigual desde un principio. Nosotros queremos vivir de la tierra, pero en un mundo de transformaciones también queremos acceder a los beneficios que implican, queremos poder debatir, generar proyectos, sentarnos en alguna mesa donde podamos pensar para crecer y sobre todo, para los hijos”, señaló.

Y agregó: “La educación virtual te da la posibilidad de acceder a vivir en el campo y aprender tantas cosas… Tiene que ver con el acceso a las cosas comunes y algunas veces básicas que tienen todos y nosotros no”.

La veranada 2024

Es un año duro, seco. Cuando es año bisiesto siempre decimos que puede ser malo o puede ser bueno y este año fue malo, de poca pastura… Los animales han sobrevivido apenas y tuvimos varias pérdidas. En términos económicos, son pérdidas difíciles de recuperar”, dijo.

Y continuó: “Se te muere una vaca que está por dar a luz un ternero y la recuperas en dos años. Entonces, tenés que mantenerte ahí y tratar de aguantar. Ha sido un año difícil en el que hemos tenido que ponerle el cuerpo y ahora, en veranada, estamos esperanzados de que la cosa va a cambiar, que tenemos otra mano de cartas… Así esperamos que el invierno que viene sea bueno y podamos salir bien para el verano nuevamente. Así es el sistema cíclico en el que vivimos”.

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