Mercado de Carbono, ¿el nuevo negocio del campo?

Tres establecimientos patagónicos se han convertido en pioneros al sumarse al cambio y beneficiarse con la preventa de sus créditos de carbono.

Por estos días es noticia el POA, el primer programa de carbono de la Patagonia Argentina y el más grande de América Latina, que busca regenerar 3.000.000 de hectáreas. Y es noticia porque anunció que comenzará a pagar créditos de carbono a tres productores de la región.

En diálogo con +P, Gabriel Levene, responsable del POA, explicó el ABC del programa, habló de un “cambio de paradigma", contó cómo funciona el mercado de servicios ambientales y dijo: “Esto pone al productor en la situación de empezar a generar ingresos anualmente por la venta de servicios ambientales, por los créditos de carbono, en un negocio que incluso puede ser más grande que el que tiene por la lana o la carne”.

¿Cómo funciona el programa de carbono en la Patagonia?

El programa se hizo con Native, Ovis 21 y Ruuts con el objetivo de facilitar la transición de los productores agropecuarios, específicamente del sector ganadero, de un manejo convencional o un manejo regenerativo a través de preventas y ventas de créditos de carbono. Esos créditos se obtienen a partir de la captura de dióxido de carbono en el suelo a través del manejo con un plan de pastoreo planificado que permite mayor producción forrajera y mayor secuestro de carbono.

El programa cuenta con un financiamiento para los productores a través de la preventa, que es un intercambio de producción de créditos durante los últimos tres años a cambio de un monto que solicitan los productores para inversión en infraestructura en el campo. Nosotros lo que hacemos es monetizar a través de la venta de los créditos después de evaluar anualmente distintos indicadores biológicos y en su conjunto, valores ecosistémicos que combinado con muestras de suelo, nos permiten obtener un dato de captura de carbono.

Así que estamos hablando de un programa muy particular porque son contratos que se firman a 20 años. Es básicamente una decisión muy importante para los productores porque están decidiendo ingresar en el mercado de servicios ambientales, algo que es un logro histórico para la Argentina, tener productores en el mercado de servicios ambientales. Así que la decisión es a largo plazo y la obligación del productor es mantener un manejo sustentable durante estos 20 años.

Una decisión que implica a largo plazo…

Nuestra obligación es medir esa regeneración para generar créditos de carbono. Esto pone al productor en la situación de empezar a generar ingresos anualmente por la venta de servicios ambientales, por los créditos de carbono, en un negocio que incluso puede ser más grande que el que tiene por la lana o la carne.

Es un negocio grande con una implicancia que trasciende a los productores. Ellos, con sus hijos o con sus nietos, están mirando este proyecto y están tomando una decisión sobre sus tierras en cuanto al manejo sostenible que van a tener. Es un compromiso, una obligación grande por parte de ellos, y que los vuelve pioneros en este mercado.

El objetivo es promover prácticas sustentables con una métrica, en este caso créditos de carbono, y al mismo tiempo estamos evaluando cómo aumenta la infiltración de agua y cómo se promueve la biodiversidad en estos campos.

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"Generar ingresos anualmente por la venta de servicios ambientales, un negocio que incluso puede ser más grande que el que tiene por la lana o la carne".

Suena como una nueva forma del negocio, ¿no?

Es importante recalcar la enorme oportunidad que tienen los productores de agregar una unidad de negocio adicional a su esquema productivo en un programa que para acceder a créditos un programa sustentable que no va en contra de la rentabilidad, de la productividad primaria del productor, sino que todo lo contrario es aprovechar, aumentar la productividad para agregarle una unidad de negocio en el mercado de servicios ambientales.

Es algo que no tiene precedentes. Creemos que es un cambio de paradigma muy fuerte, el impacto de esto va a ser muy profundo, no solamente para el segmento agropecuario, sino también para la sociedad en sí, en cuanto al posicionamiento del rol de los productores, como guardianes de la naturaleza y de sus tierras, y a la vez la valorización de los técnicos expertos en el manejo regenerativo.

“Muchísimos productores”

¿Cuál es la recepción que tiene el programa acá en la zona?

Tenemos muchísimos productores en la Patagonia que ya nos conocen gracias al trabajo que viene realizando Ovis 21 junto con la red de nodos. Entonces, hay una gran cantidad de productores que estaban a la espera de este programa desde hace muchos años.

Así que hay un estado, diría, de excitación bastante grande del lado de los productores que finalmente encuentran una oportunidad para participar de este mercado. Tenemos en este momento aproximadamente 35 campos que están avanzando en la firma del contrato y que ya presentaron sus proyectos para que queden sujetos a aprobación, ingresar en este programa.

Luego de este radio de acción más cercano hay todo un segmento de productores interesados pero que tienen conocimiento superficial del mercado de carbono o de cómo es el manejo y lo que implica en terreno. Así que estamos haciendo un gran esfuerzo en armar un equipo que pueda acompañarlos y explicarles de qué se trata. La idea es sentarse a trabajar codo a codo con el productor para pensar cuál sería un plan de inversión en el campo a tres años con el mayor impacto en aumentar la rentabilidad desde la perspectiva productiva y ecosistémica en cuanto a la captura de carbono para la generación de los créditos.

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"Es importante recalcar la enorme oportunidad que tienen los productores de agregar una unidad de negocio adicional a su esquema productivo".

Una vez que presentan el proyecto, ¿cuáles son las etapas que siguen?

El primer proceso es revisar la información del productor para ver si resultan elegibles a la metodología del estándar del programa y también a criterios de elegibilidad que son propios del mercado y de la certificadora. Tienen que estar alineados a la metodología y a criterios de elegibilidad.

Hay ciertas condiciones. Por ejemplo, no pueden armar un proyecto en una zona que hayan desmontado en los últimos diez años. Entonces, una vez que se revisa el perfil del productor y es elegible, nos ponemos a trabajar con él, primero en conocernos y en ver si realmente tiene el perfil de poder proyectarse en un programa como este, por lo que implica. Así que se arma un proyecto a tres años, que implica ajustar los tiempos de ocupación y de descanso de las subdivisiones y un monto de inversión. Entonces, a partir de eso se define cuál es la necesidad en agua, eventualmente son perforaciones o hay que hacer alguna calle, o simplemente es el trabajo de alambrar el campo.

Si el proyecto es aprobado, se inicia un proceso en el que se estima cuál es la captura de carbono, cuál es su capacidad para producir créditos en los próximos tres años. A continuación, se le ofrece al productor intercambiar la producción de créditos en los próximos tres años por el monto que se intercambia y se llama “ayuda para la construcción”. Una vez que el productor en esos tres años produce esa cantidad negociada, pasa a un esquema donde anualmente tendrá créditos y generará ingresos durante 20 años.

¿Quién aporta ese capital?

Las empresas que tienen un plan de acción climático, estamos hablando empresas en Estados Unidos principalmente y Europa, son clientes de Native, y Native presenta este proyecto como una oportunidad para que ellos puedan compensar su huella, como parte de su plan de acción climático. Entonces, ellos son los que facilitan estas preventas para asegurarse que el programa resulte exitoso y que los productores puedan contar con el equipamiento necesario y la ayuda financiera necesaria. Hay muchas empresas con un plan de acción climático y global que están deseosas de ser parte de programas como los nuestros.

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En la convocatoria inicial se registraron y postularon 150 campos, hay 35 que ya avanzaron con la presentación de un proyecto.

En la convocatoria inicial se registraron y postularon 150 campos, hay 35 que ya avanzaron con la presentación de un proyecto.

Los pioneros

Al comienzo mencionaste a 35 productores patagónicos participando del programa, ¿cómo son?

El programa convoca a productores de un tamaño promedio de catorce mil hectáreas. Sin embargo, hay proyectos presentados en campos de entre tres mil y cinco mil hectáreas que, por la zona en la que están, tienen un potencial de captura de dióxido de carbono que los vuelve elegibles. Así que tenemos campos muy variados, hay campos de alrededor de 40.000 hectáreas y otros campos chicos. Son productores que hace tiempo nos conocen y estaban esperando esta oportunidad.

El año pasado avanzaron tres pilotos que hoy ya cobraron sus primeros créditos y ya están invirtiendo en infraestructuras, ya están viendo las mejoras en el campo. A partir de ver el resultado exitoso de estos primeros campos, decidimos expandir el programa y aspiramos a tener 100 establecimientos este año participando en el programa.

Los tres productores, ¿de qué provincias son?

Tenemos un campo que se llama La Trinidad, que está en Río Negro; la estancia Numancia, de Chubut; y está Rupai Pacha, que es de Santa Cruz. Tenemos muchos campos de Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz, principalmente. En la convocatoria inicial se registraron y postularon 150 campos, hay 35 que ya avanzaron con la presentación de un proyecto.

Y estos tres productores que comenzaron a cobrar, ¿cuánto recibirán?

No me acuerdo el monto exacto de cada campo, pero a ellos se les estimó la producción a tres años y se les tomó con un precio de referencia a tres dólares con cincuenta para esa preventa. Aproximadamente cada campo debe haber cobrado, no tengo un número de cada uno específico, pero alrededor de 70.000 dólares. El monto de inversión se va pagando durante 3 años a cada uno, sujeto al cumplimiento de los compromisos, tienen que ir armando el campo, tienen que ir invirtiendo en la estructura según lo acordado. El total negociado por los tres campos es de 245 mil dólares.

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