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Ovidio Meriño, sabiduría y tradición puestas en la producción

Su abuelo era productor, al igual que su padre. Ovidio Merino siguió la tradición, pero la potenció. Con ganadería regenerativa, uso eficiente de recursos escasos y mucha cabeza, apuesta a la tecnología para seguir la herencia familiar.

Su abuelo y su papá se dedicaban al campo y él heredó la pasión por permanecer produciendo, pero desterró viejas prácticas. Oriundo de Paso Aguerre, Ovidio Meriño es uno de los productores jóvenes que implementa nuevas tecnologías de manejo y logra mayor rentabilidad a través de prácticas innovadoras.

Su curiosidad por trascender viejas prácticas lo llevó hace unos años a Sudáfrica a conocer más de la fibra Mohair, de otros mercados y otros manejos. Así aprendió y ahora implementa ganadería regenerativa; sumó innovación y mejoras sustanciales.

Y así llegamos a que hoy su predio funciona como “campo demostrador” para el dictado de talleres y el aprendizaje de otros productores.

Había que cambiar

“La innovación vino de afuera”, asegura Ovidio y cuenta que para empezar a cambiar ese manejo que hacían sus antecesores se centró en la rentabilidad del campo. “Eso me llevó a cambiar el manejo, porque era mucho trabajo, muchas horas de dedicación y terminaba al final no siendo rentable así que había que cambiar esa ecuación”, asegura.

El cambio vino paulatinamente y se instaló en el campo, las aguadas, las pariciones, el servicio, el destete, la rotación de pastizales y el pastoreo, entre otros puntos que enumera, hace unos 10 años.

Por el año 2000 comenzó a trabajar en la genética de sus animales con el Programa Mohair Neuquén, mejorando la raza Angora. “Pocos animales y mucha cantidad de mohair es más rentable, te permite tener más disponibilidad, se hace más fácil cuidarlos”, asegura.

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Hoy la genética de sus animales la lleva a través del Programa Mohair Neuquén.

Hoy la genética de sus animales la lleva a través del Programa Mohair Neuquén.

Agua, recurso escaso

“En Paso Aguerre el lío es el agua, tenés que pagar camiones que te traigan, entonces es más rentable tener pocos animales” confía. Además, mirar en perspectiva le permitió seguir evaluando esa rentabilidad. “Fui viendo afuera el valor de la fibra Mohair en Sudáfrica, la genética de Neuquén y eso me llevó a hacer diferentes cursos para adquirir diferentes herramientas, desde alambrado eléctrico hasta perros protectores, cosas que se implementan en el mundo”, sostuvo Ovidio.

“Ahí te vas dando cuenta que son cosas que tenés que implementar en tu predio y dejar de perder el año productivo. Muchas veces juntamos animales, no engalponamos, no forrajeamos, no cuidamos los chivitos… se nos mueren. Perdés el año, el tiempo y no ganas nada”, reflexiona.

Mejoras y herramientas clave

De todas las mejoras que fue haciendo, Ovidio asegura que ahora “la señalada se hace con campo cerrado, se hace manejo de destete, servicio dirigido, servicio a cuadro; y la parición en su porcentaje de señalada está arriba del 120% en los últimos años, con ese manejo. Sin ese manejo está en un 65% y en algunos casos menos también”.

Destacó el alambrado eléctrico como herramienta porque “se creía que no servía para chivas y en Paso Aguerre arrancamos haciendo uso del alambrado de cuatro hilos que, si bien primero tuvo sus errores, después lo fuimos acomodando”. Se trata de un recurso “mucho menos costoso económicamente y al que las chivas se van adaptando. En el mal clima estás tranquilo porque sabes que están ahí y no se van a ir, te da libertad”, señala.

Producir e invertir

A medida que fue obteniendo rentabilidad, fue invirtiendo en su campo. “Empecé con un galpón grande de 16 x 20 de largo, con doble piso para guardar forraje también, luego los cuadros de alambrado eléctrico. Inicié con un cuadrito chico de 300 hectáreas y a medida que vas invirtiendo en eso te das cuenta que no demora mucho, en un año y algo recuperas”, analiza el productor.

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La inversión en el campo en estos últimos años ha sido permanente.

La inversión en el campo en estos últimos años ha sido permanente.

“Eso me llevó a seguir invirtiendo en alambrado. Hoy ya tenemos un alambrado en el 50% del campo. Deben ser como 30 kilómetros lineales de alambrado eléctrico, en plata es un montón; la ventaja y el tiempo que tenés con esos alambrados es muchísimo”, cuenta.

Adaptado al entorno

La presencia de pumas no le fue ajena, y no dudó en implementar perros protectores de ganado. “Si bien primero cuesta adaptarse al perro, es una herramienta que funciona”, asegura. También contó que hizo con sus pastizales, aquellos considerados “malos”, quizás por falta de lluvia, como creía.

“Me di cuenta que con la lluvia que hay alcanza, el tema era que sobrepastoreamos mucho un solo sector. Entonces, cuando pensás en distribuir el agua vas comprando tanque australiano, manguera y vas poniendo diferentes puntos de agua en el campo y trasladando tu ascienda para ese sector. Eso te permite que un sector que estaba sin agua ahora tenga y dejas descansar otro sector sobrepastoreado para que se regenere”, asegura con la confianza que le da la experiencia.

“Con eso logras que los animales estén en mejores condiciones. Por lo tanto, nace un chivo firme, tenés mejor destete y con los corderos pasa lo mismo. En poco tiempo eso es plata”, repasa.

Acompañado

Ovidio no hizo este camino solo. Las innovaciones que fue implementando fueron acompañadas por capacitaciones que fue tomando de la mano de técnicos de la Subsecretaría de Producción de la provincia y de INTA. Todo ese conocimiento y experiencia en el campo le permite sacar conclusiones contundentes: “Está re comprobado que, si vos invertís en tu campo, la rentabilidad después es mejor”.

“Un kilo de mohair en la última zafra se vendió como a 5.000 pesos y de una chiva podés sacar dos o tres kilos; de un chivito dos kg, es una rentabilidad diferente y para eso tenés que comprar padres buenos, buena genética y un castrón hoy en día en las ferias vale unos 150.000 aproximadamente. Es plata, pero a la larga lo vale”, resume.

Y continúa: “Con las ovejas pasa lo mismo. Empecé con 10 comprando padres afuera, esquilando a mano, todo muy de golpe… Eso me llevó a tener las ovejas y la calidad de lana que tengo hoy bajo un programa de calidad como el PROLANA”.

También su producción ha sido certificada en convivencia amigable con la fauna silvestre y ganadería regenerativa, por la Wildlife Conservation Society (WCS), una ONG estadounidense cuyo objetivo es la conservación de amplias zonas silvestres a través de ciencia aplicada, y acciones concretas de conservación y educación.

“Lindo potencial”

Cuando le consultamos cómo ve el futuro de su campo, responde que le gustaría “que alguien quedara ahí, hay un lindo potencial”.

“La idea es seguir, terminar de cerrar el otro 50% con alambrado eléctrico, terminar de distribuir los puntos de agua por cada cuadro. También, hace un par de añitos ando con la idea de poder manejar un drone. El caballo ya lo dejé, me manejo en moto, el gasto es el mismo y vengo pensando en un drone para pastorear, que sé que lo están usando mucho en otras provincias”, concluye.

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