Qué hay detrás de la caída del stock ganadero en Santa Cruz
¿Qué hay detrás de la caída del stock y el abandono de campos? ¿Cuáles son las principales conclusiones de la encuesta que llevó adelante el INTA Santa Cruz?
Desde principios del siglo 20, la postal productiva de Patagonia sur más usual es la estepa color sepia con grandes extensiones pobladas por millones de ovejas, algún que otro perro pastor y, con un poco de suerte, un gaucho a caballo. Esa es una postal de antaño y todo parece indicar que quizá no sea la imagen que predomine en los tiempos que vienen.
¿Por qué? Porque la ganadería ovina está cediendo terreno en el sur del sur y cada vez hay más campos abandonados, estancias abocadas al turismo rural y productores que bajan los brazos. De hecho, según datos de un informe del Movimiento CREA, la evolución del stock ovino desde 2009 a 2020, en términos generales, descendió gradualmente. En dicho período, la cantidad de ovinos se redujo -4,7%, pasando de 15,28 millones cabezas en 2009 a 14,57 millones cabezas en 2020.
Con estos datos como telón de fondo, la pregunta es: ¿por qué la Patagonia sur está dejando de lado aquella postal tan emblemática? Más allá de la coyuntura, ¿qué está pasando para que la ganadería ovina deje de ser una actividad rentable?
Desde Santa Cruz (provincia que representa el 46,3% del stock nacional junto con Chubut), el ingeniero Manuel Gil, becario del INTA, llevó adelante la encuesta “Percepción sobre el impacto de la depredación y el desempeño de métodos para su mitigación en sistemas ganaderos de Santa Cruz” y nos da algunas respuestas.
Respuestas
Una de las razones por las que la postal está cambiando es la depredación. La encuesta revela que más del 50% de los productores de ganado ovino lleva un registro de las causas de muerte de sus ovejas y el detalle de este conteo es alarmante.
El 77% de los productores encuestados experimentó pérdidas de ovinos debido a la depredación por puma; el 96,4% de los productores encuestados reportó haber sufrido pérdidas debido al zorro colorado y el 20% informó haber sufrido bajas debido a los perros asilvestrados.
Por otro lado, el 35% de los encuestados realizaron prácticas de reducción de pérdidas, pero no fueron efectivas. ¿Qué hicieron? Utilizaron collares, jaulas, trampas, encierre, cacería, pero todo conlleva consecuencias económicas y ecológicas, además, de no mejorar la producción.
Lo que sí funcionó fueron los perros protectores frente a los ataques de los perros asilvestrados. El 34% de los encuestados protegen así a sus ganados, con un promedio de 4 perros por establecimiento. El as en la maga es la solución de la misma especie: el 95% ha observado una reducción en las pérdidas de ovinos desde la integración de estos perros a su manejo.
Hay tres razones
Estos resultados permiten comenzar a desentrañar el escenario. “La encuesta es parte de un trabajo más amplio. El objetivo principal es generar algún tipo de zonificación de la provincia en lo que son las depredaciones para identificar dónde es necesario poner en marcha una intervención prioritaria; generar herramientas adecuadas para el manejo después de evaluar las herramientas de mitigación y contar con información basada en evidencia. Por otro lado, creo que lo más importante es que se podrá cuantificar el impacto real, lo cual es fundamental para tomar decisiones”, dijo Gil en diálogo con +P.
“Los comentarios que se vienen escuchando desde hace años se condicen con los resultados de la encuesta. La principal causa de pérdida de stock es la depredación -principalmente por el zorro colorado, el puma y los perros asilvestrados-, seguido por temas climáticos, como temperaturas extremas (que se relaciona con las condiciones alimentarias de los animales), y el abigeato”, resumió el ingeniero en Recursos Naturales Renovables.
Y agregó que “hay que entender que la pérdida se da por una combinación de estos factores y otros, como el manejo, que incluye la sanidad.
Este relevamiento es singular porque recaba las opiniones de los mismos productores. “No sé si decir que avanzan los carnívoros, la naturaleza sobre el espacio que desarrolló el hombre… La realidad es que la rentabilidad de la producción va disminuyendo por estas pérdidas, aumentan los campos abandonados y sirven como sumidero para estos carnívoros. Así llegamos a que los campos que se ven más afectados son los activos”, comentó Gil.
La metodología atrás del estudio
Como todo relevamiento sociológico, debemos poner especial atención en la metodología. En este caso, Gil nos cuenta que se diseñó una encuesta a través de un formulario de Google con algunas preguntas abiertas y otras en multiple choice. “Después se hizo una reunión con las principales instituciones vinculadas al sector y se solicitó que ciertas personas dieran su parecer sobre las preguntas. Fue una especie de prueba piloto”, contó.
Tras ese ida y vuelta, se comenzó a contactar a los más de 400 productores que en algún momento habían trabajado con INTA. “Les mandé una presentación con los objetivos del estudio y de la encuesta. Y cuando vi que no había mucha respuesta, comencé a llamar uno por uno para que participen”, dijo.
“Llamé a más de 400 y respondieron el cuestionario 70 personas. Conociendo al sector, la participación fue bastante buena y hay que decir que no hubo mayor nivel de respuesta por la metodología que utilizamos. Hay mucha gente grande que no usa el sistema, era complicado y para no generar errores en el análisis, elegimos no hablar con la gente por teléfono y presencial era muy costoso”, aseguró Gil.
Ahora mismo, mientras repasamos este informe del INTA Santa Cruz, está cambiando la postal de la Patagonia Sur. Este proceso reconoce tres pilares -depredación, cuestiones climáticas y abigeato- y el camino de la solución excede ampliamente al sistema productivo en sí.
“Hay un tema cultural muy fuerte porque es complicado el abandono de un campo, es complicado el cambio en el manejo, es complicado pasar a otro tipo de producción para subsistir… La solución es complicada”, aseguró.
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