Récord de carne de cerdo importada en Argentina: quién gana y quién pierde
En los primeros siete meses del año ingresaron 32.000 toneladas de carne de cerdo a la Argentina, un 600% más que en 2024; todo un récord para el país.
El comercio exterior del sector porcino argentino vivió en julio de 2025 un mes de fuertes contrastes. Si bien las exportaciones alcanzaron niveles históricos recientes, el dato que volvió a encender todas las alarmas fue el volumen de importaciones récord: 32.000 toneladas en lo que va del año, una cifra que, según el último informe de JLU Consultora elaborado por el especialista Juan Luis Uccelli, representa un incremento cercano al 600% respecto a los primeros siete meses de 2024.
El informe califica este volumen como “grosero”, no solo por su magnitud, sino también por las consecuencias directas que provocó en la cadena de valor local. Pese al gran ingreso de carne porcina importada, la expectativa de que esto pudiera impulsar el consumo interno o mejorar los precios al consumidor final no se cumplió. Por el contrario, el efecto fue negativo: se condicionó el valor pagado al productor, se dificultó la colocación de cortes por parte de los despostadores en el mercado fresco y se generó una presión bajista que afectó a toda la cadena, desde las plantas de faena hasta los carniceros.
Hay que destacar que los niveles de importación todavía son marginales en relación a lo que se maneja en el mercado interno de carne porcina. En estos primeros siete meses del año la faena de cerdos superó las 700.000 toneladas equivalentes a media res.
Un golpe en todos los frentes
El análisis de Uccelli es contundente: “Con este negocio perdieron los productores, las plantas de faena, los cortadores y el público consumidor”. El ingreso masivo de carne importada no derivó en una baja significativa para el comprador final, pero sí redujo los ingresos de quienes producen y procesan carne local.
La situación no es menor si se considera que la producción nacional atraviesa un escenario de costos elevados y una recuperación lenta tras los desequilibrios macroeconómicos de los últimos años. El ingreso de carne a precios más bajos que los de la producción doméstica —en muchos casos por cuestiones de escala y competitividad externa— genera un desplazamiento de la oferta local, complicando la rentabilidad de toda la industria.
Un contexto internacional que favorece la importación
El informe señala que el tipo de cambio comenzó a mostrar cierta mejora hacia finales de julio, lo que favoreció las exportaciones. Sin embargo, esta misma variable, sumada a acuerdos comerciales y arancelarios vigentes, habría facilitado también el ingreso masivo de carne desde el exterior. En un contexto de mercados globales con sobreoferta y precios deprimidos, Argentina se convierte en un destino atractivo para la colocación de excedentes de otros países, aun cuando eso implique un perjuicio directo para su propio sector productivo.
En el otro extremo de la balanza comercial, las exportaciones argentinas de carne porcina sumaron en julio 1.250 toneladas, el valor mensual más alto de los últimos años. El número es “interesante” en términos comparativos, según Uccelli, y marca un repunte frente a un 2025 que hasta ahora no había mostrado grandes resultados en este rubro. Sin embargo, la participación de cortes de carne en las exportaciones sigue siendo baja respecto a los subproductos, lo que limita el potencial de generación de divisas y de posicionamiento de la carne argentina en mercados de alto valor.
Un desafío para la política sectorial
El incremento exponencial de las importaciones plantea interrogantes sobre la política comercial y productiva del país. La balanza, que podría beneficiarse de un mayor equilibrio entre exportaciones e importaciones, hoy muestra un ingreso de carne extranjera que no se traduce en ventajas claras para el consumidor, pero sí en pérdidas para el aparato productivo local.
El desafío, según se desprende del informe, será encontrar un punto de convergencia que permita aprovechar las oportunidades del comercio exterior sin asfixiar a la industria nacional. Esto podría incluir una revisión de los mecanismos de importación, la protección de los precios internos y el estímulo a las exportaciones con mayor valor agregado.
Mientras tanto, julio de 2025 quedará registrado como el mes en que las importaciones de carne porcina alcanzaron un récord histórico, marcando un antes y un después en la dinámica comercial del sector. Un récord que, lejos de ser celebrado, deja un sabor amargo en los corrales, las plantas y las góndolas.
Fuente: JLU Consultora con aportes de Redacción +P.
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