Distorsión de precios

Valores de la carne siguen corriendo detrás de la inflación

De los últimos doce meses, once se ubicaron por debajo del promedio del índice de precios al consumidor. Agosto mostró importantes subas de precios en los distintos cortes, y el Gobierno amenazó con cerrar exportaciones. Más de lo mismo, con resultados que ya todos conocemos.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) dio a conocer el índice de inflación para julio que se ubicó en 6,3% respecto de junio, y alcanzó un valor interanual del 113,4%. El informe oficial muestra que uno de los rubros que se mantiene rezagado es la carne. En julio, en promedio, creció poco más de 3% y en los últimos 12 meses alrededor del 75%.

Tal como se destaca en el gráfico adjunto (damos en este caso solo el ejemplo del asado) de los últimos doce meses, once los valores se ubicaron debajo del índice de precios al consumidor.

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Esta claro que dos sectores se ven beneficiados por la estabilidad de precios que mostraron los distintos cortes de carne en todo este último tiempo. Por un lado está el consumidor, porque pese al deterioro en su capacidad de compra consecuencia de la continua devaluación de su salario, ciertos sectores medios todavía pueden continuar comprando carne. El otro, es el Gobierno, porque el valor de este producto tiene una incidencia muy fuerte sobre el cálculo del índice de precios que realiza el INDEC y, cuanto menos crezca el precio de la carne, menos impacto tiene en la inflación. El gran perdedor: el ganadero que vende su hacienda, descapitalizándose por los bajos retornos que obtiene, producto de los efectos de la sequía.

Según los datos suministrados por el INDEC, todos los cortes de carne mostraron índices de precios por debajo de los de la inflación.

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Los datos oficiales reflejan que en términos reales el valor promedio de la carne en el circuito minorista perdió en estos últimos doce meses alrededor de un 55%, siempre hablando de los mercados ubicados en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y el conurbano bonaerense. Otra realidad es la que vive el norte de la Patagonia.

Distintos estudios remarcan que recién a partir de agosto se puede observar un repunte en la cotización de los cortes de carne al consumidor, producto de que el valor de la hacienda está comenzando a subir.

Y es por esta razón que el Gobierno intentó nuevamente intervenir el mercado, cerrando las exportaciones. En los últimos días se han visto aumentos importantes en los distintos cortes de carne los que presionarán aún más sobre la inflación. En medio de las elecciones generales y con una devaluación de 21% del peso, no hay que descartar que los valores del IPC de agosto se ubiquen arriba de dos dígitos.

La carne (bovina, porcina y pollos) tiene una incidencia del 8,9% sobre el IPC. El Gobierno entiende que controlando esta variable puede llegar a mostrar un número de inflación que no impacte sobre la opinión pública. Nada más lejos de la realidad. Pero el ministro Massa insiste. Desde el Gobierno argumentan que cerrando las exportaciones, la actividad destinaría más oferta al mercado interno y esto haría bajar los precios. Difícil que esto ocurra por la inercia que presentan los precios, independientemente de los controles que se quieran hacer sobre el mercado. Eso sí, este tipo de medidas intervencionistas generará una masiva liquidación de vientres, situación que terminará golpeando sobre el stock de hacienda y el futuro de la industria.

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