Aranceles: el mundo del "ojo por ojo", tras cumplirse amenaza de Trump
Canadá contraatacó con gravámenes escalonados, China impuso aranceles de hasta el 15% mientras México apuesta al diálogo. ¿Qué hará Argentina? ¿Y la UE?
El presidente Donald Trump cumplió su amenaza de imponer aranceles a las importaciones de sus socios comerciales Canadá y México y duplicó una tarifa existente contra China, lo que provocó rápidas represalias. Eso no es todo: se vienen nuevos aranceles, incluyendo al agro argentino. La guerra comercial ya comenzó y los especialistas anticipan un periodo de tensión en la economía mundial.
Los nuevos aranceles estadounidenses (aranceles del 25% sobre la mayoría de las importaciones canadienses y mexicanas y un aumento del cargo sobre China al 20%) se aplican a aproximadamente 1,5 mil millones de dólares en importaciones anuales, una medida expansiva que señala a los mercados que el presidente republicano está comprometido a infligir dolor económico para generar nuevos ingresos y crear empleos manufactureros nacionales.
Las respuestas no tardaron en llegar. Canadá respondió con aranceles graduales a productos estadounidenses por valor de 107.000 millones, mientras que China impuso aranceles de hasta el 15%, principalmente a los envíos agrícolas estadounidenses. Por su parte, la presidente mexicana, Claudia Sheinbaum, dijo que su gobierno anunciaría aranceles y que probablemente hablaría con Trump esta semana.
Más allá del récord
Según el Laboratorio de Presupuesto de Yale, los aranceles elevan los gravámenes a las importaciones estadounidenses a su nivel promedio más alto desde 1943. Eso supondría unos costos adicionales de hasta 2.000 dólares para los hogares estadounidenses. También significaría un crecimiento económico significativamente más lento en Estados Unidos, especialmente si otros países toman represalias, según un informe publicado esta semana.
A este contexto se suman nuevas trabas porque Trump lo anticipó. En abril, habrá aranceles recíprocos a todos los socios comerciales de Estados Unidos que tengan sus propios gravámenes u otras barreras a los productos estadounidenses, así como impuestos sectoriales del 25% a los automóviles, semiconductores y productos farmacéuticos. Esos aranceles también están destinados a ser acumulativos, además de cualquier arancel general sobre un país en particular.
Trump también ha dicho que está trabajando en un arancel del 25% para la Unión Europea y está investigando gravámenes a las importaciones de cobre y madera. Los aranceles al acero y al aluminio también entrarán en vigor el 12 de marzo, lo que afectará aún más a Canadá y México.
El portavoz de la Comisión Europea, Olof Gill, dijo en un comunicado enviado por correo electrónico que la decisión de Estados Unidos amenaza con perturbar el comercio mundial, perjudicar a los socios económicos y generar incertidumbre. “Estos aranceles amenazan las cadenas de suministro profundamente integradas, los flujos de inversión y la estabilidad económica en ambos lados del Atlántico”.
Caso argentino
Por este lado del mundo están todas las banderas de alerta en alto a partir de un posteo de Trump: "A los grandes agricultores de Estados Unidos: prepárense para empezar a producir mucho más producto agrícola para vender dentro de Estados Unidos. Los aranceles se aplicarán a los productos externos el 2 de abril. ¡Diviértanse!", escribió en un mensaje en su red social.
Este posteo provocó incertidumbre en las diferentes actividades agroindustriales que tienen al país norteamericano como aliado estratégico en sus ventas. Uno de los sectores en alerta es el vitivinícola, ya que EE.UU. es el principal mercado para las bodegas argentinas.
Los números de las exportaciones al mercado estadounidense son contundentes: equivalen al 23% en volumen de los vinos en botella (4,2 millones de cajas) y el 27% de la facturación (178 millones de dólares).
Del total de vino que se consume en Estados Unidos, el 20% es importado. Y de ese 20%, el 70% es de Europa (principalmente de Francia, Italia y España) y el resto, de Argentina, Chile, Australia o Nueva Zelanda.
Hasta ahora, Argentina paga aranceles de 0,19 dólares por litro, mientras Chile o Australia, con acuerdos de libre comercio, tienen arancel cero.
La incertidumbre es protagonista. Ya se verá que pasa con el negocio para la producción agroindustrial (sobre todo, la carne) y también hay expectativas de los empresarios del biodiésel tras la afirmación del presidente de EE. UU. de un posible acuerdo entre Estados Unidos y Argentina por su buena relación con Javier Milei.
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