Desde el viñedo hasta la copa: la trazabilidad del vino como nunca antes
El proyecto TRACEWINDU, con el INTI a la cabeza, revoluciona la vitivinicultura argentina usando blockchain y etiquetas inteligentes. Desde Mendoza al mundo, cada botella revela su origen y calidad.
En un mundo donde los consumidores valoran cada vez más conocer el origen de lo que consumen, el proyecto internacional TRACEWINDU está revolucionando la vitivinicultura. Con el objetivo de garantizar la trazabilidad del vino a lo largo de toda la cadena de valor —desde el viñedo hasta la góndola— y optimizar la productividad, esta iniciativa global cuenta con la participación del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y de otras 10 instituciones destacadas.
¿El resultado? Se logran vinos con una identidad única, respaldados por tecnología de punta como blockchain y etiquetas inteligentes.
El vino de Argentina: un legado que se reinventa
La vitivinicultura argentina no solo es un pilar económico y cultural, sino también un sector en constante evolución. El INTI, con décadas de experiencia apoyando a productores, lidera aportes técnicos clave en TRACEWINDU.
Este programa busca ofrecer a los consumidores una experiencia enriquecida, al tiempo que potencia la competitividad de los productores. ¿Cómo? A través de la trazabilidad total y un conocimiento profundo de cada vino, desde su terruño hasta la botella.
Tecnología blockchain: el futuro de la trazabilidad
Uno de los pilares de TRACEWINDU es la implementación de tecnología blockchain, que permite rastrear cada etapa del proceso productivo y comercial.
Pronto, las botellas llevarán etiquetas inteligentes con códigos QR que revelarán datos precisos: desde el viñedo de origen hasta las condiciones de cultivo y elaboración.
Esta transparencia responde a una demanda global creciente por información confiable sobre los productos que llegan a nuestras mesas.
Ciencia al servicio del vino
En el corazón del proyecto, un equipo de expertos del INTI en Mendoza trabaja en varias fases:
- Análisis de productividad: En un viñedo de Luján de Cuyo, junto al INTA, se evaluó un bioestimulante en una parcela de Malbec. Este producto fortalece la defensa natural de la vid y reduce el uso de agroquímicos, adaptándose a las condiciones climáticas únicas de la región.
- Huella identitaria: Los especialistas caracterizan los vinos de distintas zonas de Argentina, generando un "mapa isotópico" que actúa como una huella dactilar del vino. Esta herramienta permitirá verificar el origen y combatir fraudes relacionados con denominaciones geográficas.
- Del terroir a la botella: El objetivo es trazar cada vino hasta su porción exacta de suelo, asegurando que lo que dice la etiqueta sea 100% real.
“Buscamos un parámetro analítico que conecte el suelo con el vino. Ya encontramos un método para lograrlo”, explicó María del Valle Bertolo, coordinadora de TRACEWINDU en el INTI y experta en Mendoza.
Los primeros resultados, tras una vendimia y un vino prototipo, muestran que las defensas naturales del viñedo mendocino son robustas, con o sin bioestimulantes. La segunda cosecha, en curso, promete más datos reveladores.
Un mapa vitivinícola único
El INTI no solo estudia Mendoza, sino que avanza en la caracterización de otras regiones vitivinícolas argentinas. Este esfuerzo busca consolidar la posición de Argentina en el mapa global del vino, destacando la diversidad y calidad de sus terruños.
Según Bertolo. “conocer la matriz isotópica será clave para garantizar autenticidad y proteger indicaciones geográficas”.
Hacia un futuro digital y sostenible
TRACEWINDU no se detiene en la ciencia. El proyecto incluye la digitalización de datos mediante big data, que se integrarán en las etiquetas inteligentes. Estas contendrán información accesible para productores, distribuidores y consumidores, desde el origen del vino hasta su llegada al mercado.
Un prototipo de etiqueta ya está en desarrollo, y se espera que el proyecto culmine en febrero de 2026, con transferencia de conocimientos al sector productivo local.
TRACEWINDU une a 11 socios internacionales, incluyendo al INTI e INTA (Argentina), la Universidad de Pisa (Italia), la Universidad de Pau (Francia) y la Fundación Parc Tecnològic del Vi (España), entre otros. Juntos, trabajan para llevar la vitivinicultura a un nuevo nivel de calidad y confianza.
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