Los arqueólogos tienen un buen año 2023 en materia de escabio pasado
Hallazgos en Egipto y Bulgaria arrojan información valiosa para los especialistas. Encontraron ánforas “selladas aún” que contenían restos de vino.
Este convulso año 2023 tiene buenas noticias en el frente arqueológico. Al menos en materia de escabio. Sólo esta semana que termina, por mencionar uno de los flamantes hallazgos, se dio a conocer la noticia del descubrimiento de una tumba del antiguo Egipto en la que una de las primeras faraonas de la historia fue enterrada con una nutrida cantidad de ánforas de vino.
Según publicó Newsweek, en la tumba real de la necrópolis de Umm El Qa'b, los arqueólogos dieron con unas ánforas “selladas aún” dispuesta para la vida en el más allá de la faraona. Las mismas contenían restos de vino, incluso con las pepitas de las uvas.
“El análisis de los residuos dejados dentro de las jarras, por ejemplo, podría iluminar la composición química del vino que alguna vez estuvo dentro, revelando su perfil de sabor y cualquier ingrediente aditivo que se haya utilizado, por ejemplo, los romanos posteriormente solían agregar especias, miel y agua de mar, entre otros sabores", declaró Emlyn Dodd, profesor en el Instituto de Estudios Clásicos, una institución de investigación asociada con la Universidad de Londres en el Reino Unido.
Descubrimientos como este son raros. Por dos motivos. El primero, porque el vino no era la bebida más consumida en el antiguo Egipto –unos 5000 años atrás, contando desde el presente–, aunque sí era considerada una bebida aristocrática. El segundo, por la naturaleza misma del hallazgo: “encontrar ánforas cerradas e inalteradas es excepcionalmente raro”, abundó Dodd.
Desde ya que las ánforas no contenían vino en estado líquido. Pero sí sus residuos inalterados durante cinco milenios. Investigaciones posteriores podrán reconstruir los perfiles de vinos con los que se deleitaron los antiguos faraones a la sombra de las palmeras, ya que son los que eligieron para la vida en el otro mundo.
La zona en la que fueron descubiertas, según comunicó el ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, viene siendo estudiada desde la década de 1970 por el Instituto Arqueológico Alemán (GAI) en El Cairo. Se trata de la necrópolis ubicada en la antigua ciudad egipcia de Abydos, que alberga varias tumbas reales del Periodo Tinita Temprana, que abarcó aproximadamente cuatro siglos desde el comienzo del tercer milenio a.C.
El refrigerador romano
El otro hallazgo de este 2023 que ilusiona a los especialistas del escabio pasado está ubicado en la actual Bulgaria. Se trata de un campamento romano que estuvo activo en torno al siglo I de la era cristiana, conocido como las ruinas de Novae. Allí, unos investigadores polacos dieron con lo que no tardaron en identificar como un refrigerador. Incluso, trascendió, aún tenía los restos de comida y del vino que iban a beberse ese día.
El descubrimiento fue anunciado por el arqueólogo principal y profesor de antigüedades de la Universidad de Varsovia, Piotr Dyczek, al medio Science in Poland. Según la descripción aportada por Dyczek, el antiguo refrigerador trabajaba con un simple principio ya que se encontraba junto a tuberías de agua de plomo y cerámica, para proveer una mayor capacidad de enfriamiento.
Hecho con placas de cerámica, la unidad de almacenamiento de alimentos contenía los restos de lo que habría sido una comida típica en el puesto avanzado, incluyendo tazones, fragmentos de huesos de animales y hasta algo de vino que aún estaba en sus antiguas vasijas romanas. Aunque la edad del refrigerador y los alimentos dentro aún no se han identificado, es posible que los hallazgos se remonten hasta el siglo I d.C. en que el campo de Novae estuvo activo.
Cristalería en el fondo del mar
En julio pasado también se conoció otra noticia interesante para el arqueolo-escabio. Datado en unos 2000 años de antigüedad, el naufragio del Capo Corso 2 fue descubierto en el área entre la península francesa de Cap Corse, en la isla de Córsega, y la Isla de Capraia en Italia. El barco estaba a unos 350 metros bajo la superficie azul del mediterráneo y contenía un cargamento íntegramente de cristalería y vidrios. Según un comunicado de prensa de la Superintendencia Nacional de Italia para el Patrimonio Cultural Subacuático, que llevó a cabo la misión junto con el Departamento de Investigación Arqueológica de Francia, en el barco siniestrado hace dos milenios encontraron copas, platos, botellas y botellones de otro tiempo.
Al parecer el barco habría zarpado del Líbano o Siria con destino a Provence cuando se hundió entre el silgo I y II de nuestra. En aquel tiempo esa era la ruta de la cristalería. Estudios posteriores podrán determinar fechas más precisas y origen particular de las copas que nunca se llenaron con vino.
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