Malbec

Malbec, estudian el mapa genético de la variedad

El estudio de la genética del Malbec fue publicado en la revista científica “Horticulture Research".

Este mes Argentina celebra a su cepa insignia, el Malbec, y en este contexto, la industria también celebra que un equipo de investigación del Vivero Mercier Argentina y del Instituto de Biología Agrícola Mendoza determinó el genoma de la variedad.

Se trata del “Proyecto Iberogen” y revela el mapa genético de la variedad. Y una de las aplicaciones principales a las que se apuesta ahondar es la de poder hacerle frente, en un futuro no muy lejano, a los cambios productivos que obliga el cambio climático.

“Iberogen” es el nombre del proyecto compartido entre Vivero Mercier la Bodega Roda, española. Con dicho acuerdo ambas partes se comprometieron a colaborar y explotar los resultados obtenidos.

La investigación había contado con el financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que dependió del ahora exministerio de Ciencia y Técnica de la Nación. El área, en la actual gestión de La Libertad Avanza, depende directamente de la Jefatura de Gabinete bajo el nombre de “Ciencia y Tecnología”.

El trabajo fue realizado por los investigadores Luciano Calderón, Pablo Carbonell Bejerano, Claudio Muñoz, Laura Bree, Cristóbal Sola, Daniel Bergamín, Walter Tulle, Sebastián Gómez Talquenca, Christa Lanz, Carolina Royo, Javier Ibáñez, José Miguel Martínez Zapater y Diego Lijavetzky.

El estudio se publicó en la revista científica “Horticulture Research”, y con la misma se abre el camino para nuevos mejoramientos en aspectos productivos de la variedad.

Hasta la presentación del trabajo uno de los desafíos que se planteaba era el de que, ante el calentamiento global ineludible, varios de los especialistas analizaron “deslocalizar” la producción. Esta opción conllevaba el lento traslado de los polos productivos hacia zonas de menores temperaturas.

¿Algunos problemas detectados en la actualidad? El calor genera una mayor celeridad en la caída de los ácidos orgánicos de la uva, concentra los azúcares y el efecto podría derivar en un producto con menor color.

Por eso, la apuesta genética es uno de los caminos de la ciencia para poder darle pelea a un efecto climático que no da tregua.

Fuente: Infocampo

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