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Productores en alerta: la campaña de cebolla cerró con márgenes negativos y toneladas sin vender

La exportación superó las 123 mil toneladas, pero los bajos precios y el exceso de calibres grandes dejaron a la cebolla sin rentabilidad.

La temporada de exportación de cebolla desde la Región Protegida Patagónica transitó un 2023 muy irregular, con un inicio lento, un repunte hacia mediados de año y un cierre de agosto con números que, si bien superaron a varias campañas anteriores, dejaron un sabor amargo en lo económico para productores, empaques y trabajadores.

Luego de un comienzo extremadamente tranquilo —con apenas dos envíos en enero y 53 en febrero—, la demanda internacional comenzó a mostrar signos de recuperación en marzo, alcanzando el mayor ritmo de salida en mayo. No obstante, en agosto la actividad volvió a desacelerarse, con envíos casi exclusivamente hacia Uruguay. Al cierre de ese mes, el total de cebolla empacada en la región y destinada a mercados externos sumó 123.996 toneladas, según los registros oficiales.

El principal condicionante de la temporada fue, sin dudas, la elevada producción del estado brasileño de Santa Catarina. Allí, el aumento en la superficie sembrada y los buenos rindes obtenidos explicaron el escaso interés por la mercadería argentina durante el primer trimestre. Este fenómeno se tradujo en demoras para la salida de los volúmenes locales y una fuerte presión sobre los precios.

Sin embargo, a pesar de ese inicio desfavorable, los números acumulados al 31 de agosto mostraron que las exportaciones patagónicas superaron en volumen a cinco de las últimas diez campañas, y las salidas continuaron también en septiembre. Brasil se mantuvo como el principal comprador, concentrando más del 87% de las exportaciones regionales.

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En segundo lugar se ubicó Paraguay, aunque con un volumen menor al de temporadas anteriores. Cabe destacar que una parte significativa de la cebolla enviada a ese destino no pasó por los empaques de la región, sino que salió amparada por la Resolución SENASA Nº 133/2022, que autoriza operaciones desde Clorinda (Formosa).

En esta campaña se empacaron en Clorinda 21.707 toneladas de cebolla producida en Río Negro, Villarino y Patagones, equivalentes a 606 cargas. De esta manera, el total exportado a Paraguay —sumando lo procesado en origen y lo despachado desde Formosa— alcanzó 32.855 toneladas.

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El rol de los empaques y el origen de la mercadería

La mayor parte del volumen exportado se procesó en la provincia de Buenos Aires: más del 89% en los empaques de Patagones y Villarino, y el resto en Río Negro. Sin embargo, al analizar los DTV-e (Documentos de Tránsito Vegetal electrónicos), se observa que el origen de la cebolla exportada fue más diverso: 41% provino de Patagones, 32% de Río Negro y 27% de Villarino.

Este desglose refleja tanto la importancia de las zonas productoras como la relevancia estratégica de los empaques bonaerenses, que concentran el mayor flujo de preparación de cargas para exportación. Desde 1999, el Programa de certificación en origen de cebolla para exportación, coordinado por Funbapa, garantiza la calidad de la mercadería que se despacha desde la Región Protegida. Técnicos especializados trabajan en cada planta de empaque, inspeccionando las cargas bajo normas de SENASA y en contacto directo con la coordinación del programa en Mayor Buratovich.

Durante esta temporada, la primera carga fue revisada el 11 de enero, y hasta el 31 de agosto se aprobaron envíos por 85.545,8 toneladas. De ese total, 70.772,6 toneladas tuvieron como destino Brasil, 10.067,4 fueron a Paraguay, 2.486,5 a Uruguay, 1.750,9 a Europa y el resto a distintos países de América.

No obstante, se registraron 98 rechazos de cargas por exceder las tolerancias de calidad, principalmente debido a podredumbres, bulbos mal descolados, tierra adherida o insectos vivos. La rigurosidad en los controles asegura no solo la calidad comercial, sino también la inocuidad y trazabilidad de la cebolla patagónica.

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Una parte importante de la cosecha de cebollas se orientó al mercado interno.

Una parte importante de la cosecha de cebollas se orientó al mercado interno.

Mientras tanto, el mercado interno absorbió hasta agosto unas 290.000 toneladas de cebolla provenientes de Río Negro y del sur bonaerense. Los principales destinos fueron la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Misiones, Córdoba y Mendoza.

Sin embargo, en este frente también se sintieron los efectos de la sobreoferta y la baja demanda para ciertos calibres. Una gran cantidad de cebolla de mayor tamaño (superior a 90 mm de diámetro) quedó sin comercializar en lotes y galpones, lo que implicó pérdidas significativas.

Una campaña económicamente negativa

El aspecto más crítico de la campaña fue el económico. El precio pagado al productor osciló entre $25 y $70 por kilo, insuficiente para cubrir los costos de producción. Los empaques trabajaron con márgenes mínimos y los salarios abonados en las tareas de arrancada y descolada tampoco resultaron satisfactorios.

De acuerdo con los cálculos de Funbapa, los costos de producción no se incrementaron de manera significativa respecto a años anteriores, pero los bajos precios generaron márgenes brutos negativos en todas las combinaciones analizadas.

Por ejemplo:

-El costo promedio de una hectárea de cebolla temprana, sembrada en tablón y cosechada con máquina, fue de US$ 2.500, con un margen negativo de US$ 840/ha.

-En el caso de una cebolla tardía, sembrada en surco y cosechada manualmente, el costo ascendió a US$ 4.400, con un margen negativo de US$ 2.980/ha.

Para cubrir los costos con los precios vigentes, el rendimiento por hectárea debería haber alcanzado entre 100.000 y 133.000 kilos/ha, un nivel muy por encima de los resultados obtenidos en la región.

Impacto social y necesidad de nuevos mercados

La cebolla es una de las producciones más importantes del sur bonaerense y del Valle de Río Negro, no solo por su volumen exportador, sino también por el impacto social y económico que genera. La actividad involucra a productores, contratistas, transportistas, empacadores y a miles de trabajadores rurales. Gran parte del empleo se concentra en los galpones de empaque, ya que las cargas para exportación deben acondicionarse en locales habilitados por SENASA.

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La oferta de cebolla local fue muy importante, pero lo que definió la caída de precios fue la producción de Brasil.

La oferta de cebolla local fue muy importante, pero lo que definió la caída de precios fue la producción de Brasil.

Por ese motivo, el sector insiste en la importancia de que toda la cebolla de exportación se procese en plantas locales, a fin de resguardar el trabajo y motorizar la economía regional. Al mismo tiempo, se vuelve estratégico avanzar en la apertura de nuevos mercados capaces de absorber la oferta local, reduciendo la dependencia de Brasil y Paraguay.

Qué dejó la temporada

La campaña 2023 de exportación de cebolla desde la Región Protegida Patagónica dejó en claro las fortalezas y debilidades del sector. Por un lado, la capacidad de mantener volúmenes competitivos a pesar de un arranque difícil y la rigurosidad en los controles de calidad. Por otro, la vulnerabilidad frente a la producción brasileña y los serios problemas de rentabilidad que atraviesan todos los eslabones de la cadena.

El desafío hacia adelante será reconstruir márgenes económicos sostenibles, fortalecer el rol de los empaques locales y diversificar destinos internacionales. Solo así, la cebolla patagónica podrá consolidarse como una producción que no solo exporta calidad, sino que también asegura el desarrollo social y económico de toda una región.

Fuente: Funbapa con aportes de la Redacción +P.

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