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Don Domingo, el emblemático boliche de chacra de 100 años, vuelve a ser un bodegón

Vecinos del Alto Valle expresaron su alegría por la puesta en valor de una antigua edificación de chacra en Guerrico, que hoy se convirtió en un espacio gastronómico de Río Negro.

Los antiguos almacenes de ramos generales en el Alto Valle, vendían todo lo que pudiesen necesitar los pobladores para la vida diaria. Desde pan y vino, hasta una garrafa o pomada para los zapatos, por poner algunos ejemplos.

En las zonas de rurales, dichos almacenes también servían como paradas de paso, donde tomar algo fresco durante el calor del verano o cerciorarse algún tentempié para seguir el camino. En este tipo de sitios, los trabajadores de las chacras solían comprar sus menesteres y, en muchos casos, con cuentas corrientes abiertas, cuyos saldos se abonaban al terminar la cosecha.

Foto 5 camino de chacra Mariana LB
De almacén de ramos generales a bodegón: Don Domingo recupera su historia en la Ruta 22 del Alto Valle. Foto: gentileza

De almacén de ramos generales a bodegón: Don Domingo recupera su historia en la Ruta 22 del Alto Valle. Foto: gentileza

Bastante de este espíritu tenía Don Domingo, el antiguo boliche de chacra ubicado sobre la ruta 22 a la altura de Guerrico, en la entrada de Allen. La construcción, típica de la arquitectura vernácula patagónica rural, se caracteriza por los ladrillos a la vista, una cornisa corrida en la parte superior, aberturas altas y angostas con dinteles rectos, puertas y ventanas de hoja doble en madera con proporciones verticales y una planta en “chaflán” o esquina ochavada, entre otros elementos.

Este edificio, que tiene más de 100 años en el mismo sitio, es un emblema patrimonial de la zona y llama la atención por su fachada cargada de historia y recuerdos ¿Cuántas personas se habrán preguntado al pasar sobre su pasado? Y ¿cuántas de ellas anhelaron su restauración? Para todas ella, ese día llegó.

Mi abuelo con sus nueve hijos…. La abuela había fallecido ya hacía varios años…

"Mi abuelo con sus nueve hijos. Mi abuela había fallecido". Foto: gentileza: Dr. Oscar Fernández Carro.

De almacén a bodegón

Oscar Velázquez y Marcelo Aveldaño, son los emprendedores gastronómicos que, a partir de un sueño, vieron la oportunidad y no dudaron. Hicieron un arreglo con el dueño actual del edificio, lo restauraron y abrieron un bodegón que funciona los fines de semana.

“A nosotros nos llamó la atención la estructura, el edificio, no sabíamos de la historia del lugar, la conocimos acá”, cuentan Óscar, oriundo de Alberti, provincia de Buenos Aires. Su socio también es bonaerense, pero vive hace 20 años en el Valle.

La obra de recuperación de Don Domingo les llevo casi seis meses, había sido vandalizado y había mucho por hacer. Decidieron conservar los carteles de afuera y todo lo posible en el interior, aunque levantaron pisos e hicieron de vuelta los techos, abrieron arcadas y remplazaron vidrios.

Dos emprendedores recuepraron el viejo edificio
Recuperación histórica: Emprendedores reviven el edificio centenario de Don Domingo. ¡Volvieron las comidas de antes!

Recuperación histórica: Emprendedores reviven el edificio centenario de Don Domingo. ¡Volvieron las comidas de antes!

Además, renovaron la cocina, el patio y pusieron baños nuevos y un quincho. Según contaron a este medio, lo que más se mantuvo es la fachada y el cielorraso de los salones con madera de pinotea.

Desde que abrieron a mediados de noviembre, la respuesta de la gente fue muy buena “tengo muchos mensajes sin contestar… no esperábamos esta locura”, admite Oscar sobre el apoyo que recibieron de toda la comunidad. “Recibimos un montón de mensajes de aliento, hasta de gente que vive en España”, dice emocionado.

La propuesta gastronómica de Don Domingo es para familias y amigos, con parrillada y comidas lo más caseras posible, como pastas, que recuerde “a las comidas de antes”, finalizan los emprendedores y aclaran que por ahora abren solo los fines de semana.

a primera de la izquierda es mi hermana Delia, le siguen Primo Bassi y la Sra Blanca ( regentearon muchísimos años el boliche) y siguen mis padres Golo Fernández Carro y mi madre Edera

"La primera de la izquierda es mi hermana Delia, le siguen Primo Bassi y la Sra Blanca (regentearon muchísimos años el boliche) y siguen mis padres Golo Fernández Carro y mi madre Edera". Foto: gentileza Dr. Oscar Fernández Carro.

Un lugar con historia

Los primeros dueños de Don Domingo fueron el matrimonio conformado por los inmigrantes españoles Domingo Fernández Alonso y María Manuela Carro Fernández. Esta familia, junto a sus hijos, se establecieron en la chacra sobre ruta 22, donde luego instalaron el almacén de ramos generales en la primera década del 1900.

En aquella época era muy común la producción vitivinícola del vino de mesa. Según el ingeniero Federico Witkowsky, “Don Domingo levantó la copa del néctar sagrado hacia 1915”... mientras que sus hijos continuaron el legado “para el año 1945 constituyen la firma Bodega y Viñedos “La ciudad de Astorga” de Fernández Carro S.C.C.” y comercializaban los vino bajo la marca Dominguito, que duró hasta fines de los 70.

El almacén anexo al camino de chacra sobre ruta 22, luego fue alquilado por los Herrera (“El Boliche de Herrera"), Los Boné, Don Onofre López (El Pobre Onofre) y Primo Bassi.

Bodegón Don Domingo actual
Un pedazo de historia vuelve al Alto Valle. El viejo boliche de chacra es ahora un bodegón familiar.

Un pedazo de historia vuelve al Alto Valle. El viejo boliche de chacra es ahora un bodegón familiar.

Recuerdos y actualidad

El médico reumatólogo, el doctor Oscar Fernández Carro, nieto de Domingo nos cuenta que su padre fue el tercero de los nueve hermanos y que tanto la chacra de 50 hectáreas, como el edificio del almacén siguen perteneciendo a la familia.

“La chacra está en producción, fue pasando de manos dentro de la familia. Algunos de los nietos se dedican a la fruticultura, por ejemplo mi primo Jorge, en el predio donde hoy está el boliche. Otros se dedican a la producción de alfalfa y en mi caso me dedico a la producción de césped y hay un vivero en el otro extremo de las 50 hectáreas”, explica Oscar.

Una antigua botella del vino Dominguito. Gentileza Flia Fernández Carro
Una antigua botella del vino Dominguito. Gentileza Flia. Fernández Carro

Una antigua botella del vino Dominguito. Gentileza Flia. Fernández Carro

Con respecto al edificio de Don Domingo “el último que lo había alquilado fue Don Onofre (“El Pobre Onofre” así se llamaba el boliche). Luego quedó abandonado y había problemas con la ocupación y suciedad. Pero bueno, ahora encontramos a esta gente que con muy buena voluntad decidió hacer el bodegón don Domingo” cuenta con esperanzas sobre esta reciente recuperación de aquel icónico lugar.

Mi abuelo llegó a la chacra en 1910 y el almacén ya estaba construido cuando el compró, igual que la bodega que está a unos 300 metros del boliche. Mi abuela estaba a cargo del boliche y mi abuelo se dedicó a la vitivinicultura”, recuerda.

Sus abuelos habían llegado de Astorga, España, en la época de promoción de tierras. Arribaron al Alto Valle en carreta de bueyes desde la zona de Cabo Alarcón, donde estuvieron primero en una estancia.

La vieja bodega en la chacra (1)
Vecinos celebran: el antiguo boliche de Guerrico (Allen) renace como bodegón con parrillada y pastas. Foto: gentileza

Vecinos celebran: el antiguo boliche de Guerrico (Allen) renace como bodegón con parrillada y pastas. Foto: gentileza

“Yo lo que más recuerdo del boliche es cuando estaba Herrera y Primo Bassi y Blanca que era su esposa. Primo era un compone huesos muy respetado y era muy amigo de mi padre. Hay muchas anécdotas como la (famosa) historia de Bairoletto que estaba buscado por la policía”, cuenta el Doctor Fernández Carro, orgulloso de sus raíces y de lo que hoy pudo construir junto a su familia.

La reapertura de Don Domingo no solo recupera un edificio centenario: devuelve a la comunidad un pedazo de su identidad. En un Alto Valle que cambia año tras año, estos gestos de memoria activa permiten hilvanar pasado y presente, y recordar que detrás de cada chacra, cada bodega y cada viejo almacén hay historias que todavía buscan ser contadas.

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