Atraso cambiario

El atraso cambiario se hace sentir y los mercados reclaman medidas

Los mercado siguen alterados por el atraso cambiario. La economía real, mientras tanto, sigue sin reaccionar. Llega Sturzenegger para impulsar cambios.

Los mercados siguen a la espera de nuevas señales que permitan interpretar hacia donde va la política económica en esta nueva fase impulsada por el Gobierno. Los cambios observados en los últimos tiempos sobre algunas variables han sido importantes. En los primeros cinco meses del año, el Banco Central (BCRA) compraba divisas a razón de unos 120 millones diarios. En junio y julio vendió. ¿Estacionalidad? Es probable. Pero todo apunta también al atraso cambiario que tiende a profundizarse.

Misma tendencia se observa con la brecha cambiaria que más que se duplicó, al pasar del 20% en el período enero-mayo a más del 50% en junio-julio. ¿Efecto de una plaza sin dólares? Es posible. Ejemplo de solo dos variables de las tantas que se mueven en el mercado, la mayoría en un mismo sentido. Evidentemente en los últimos 45 días hubo un cambio en el humor entre los inversores, hay más demanda que oferta de dólares y este nuevo escenario se da por el atraso que observa el mercado en la paridad en el tipo de cambio, que -corregido por inflación- hoy es 45% inferior al de diciembre. Es algo que normalmente pasa cuando se abarata mucho un producto o servicio. Cuando hay mas demanda que oferta, los precios tienden a subir. El Gobierno debería estar tomando nota del nuevo contexto, ya que está tendencia no se puede sostener por mucho tiempo más.

Como dato informativo hay que mencionar que el dólar libre cerró el fin de semana en 1.420 pesos, cerca del récord nominal luego de acumular una ganancia de 55 pesos, un 4% respecto del viernes anterior. En el mismo sentido, los dólares bursátiles, que arañaron precios máximos en torno a 1.430 pesos al promediar la semana, finalizaron negociados apenas debajo de los 1.400 pesos. El dólar mayorista subió seis pesos o un 0,7% en cinco ruedas, a 918 pesos y la brecha con el dólar “blue” quedó en el 54,7%, la más amplia desde el 12 de diciembre, precio a la devaluación que llevó al tipo de cambio oficial a los 800 pesos.

El Gobierno insistió esta semana que mantendrá el actual ritmo de depreciación de la moneda y los beneficios a las exportaciones agropecuarias para dar tranquilidad al mercado y descartar una devaluación. En el actual contexto, un mensaje que genera más preocupación.

La inflación de junio, que se dará a conocer el viernes por el Instituto nacional de Estadística y Censos (INDEC), será otra de las variables que el mercado espera con ansiedad. La mayor parte de las consultoras la ubican más cerca del techo del 5% que del piso del 4%. ¿Estamos en un nuevo piso de inflación? La respuesta a este interrogante dependerá de las medidas que tome el ministro Luis Caputo en las próximos días. Claramente la caída que mostraron los precios de diciembre a mayo tocó un mínimo y el Gobierno deberá ver como, a partir del último cuatrimestre del año, se retoma el proceso de desaceleración de la inflación. Claramente con las mismas herramientas aplicadas hasta ahora, no va a obtener resultados.

Este impasse en la corrección inflacionaria -en un piso del 4%- tendrá un nuevo impacto sobre la paridad cambiaria ya que el Gobierno insiste con su “Tablita” de devaluación al 2% hasta, por lo menos, fin de año. Las presiones por un dólar retrasado emergerán con mayor fuerza. Y las posibilidades de salir del cepo cambiario, en este contexto, seguirán postergándose.

La economía real, sigue sin reaccionar

Según los datos oficiales de INDEC, la industria no encontró piso en mayo y sufrió caídas tanto en términos mensuales como en términos interanuales. Produjo un 14,8% menos que hace un año atrás. Además, funcionó un 0,2% por debajo del mes previo, lo cual desmiente, por lo menos en este sector, la afirmación de que la crisis ya tocó fondo. Los números de la serie desestacionalizada del Índice de Producción Industrial (IPI) indicaron el peor registro desde julio de 2020, cuando la economía estaba recién asimilando el impacto de la pandemia de Covid-19.

Por su parte, la actividad de la construcción presentó un desplome interanual del 32,6% pero encadenó su segunda mejora mensual consecutiva al trepar 6,2% versus abril.

Pero el dato que tal vez más preocupa, ya que es un reflejo del nivel de actividad que presenta el país, es la recaudación fiscal que en junio totalizó los 11,2 billones de pesos una cifra que representa un incremento nominal del 221,2% interanual y una contracción real del 14%, muy por debajo de la inflación acumulada durante el mismo período, según los datos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).

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Los indicadores de la construcción siguen cayendo -en términos interanuales- y hay pocas expectativas de una rápida recuperación.

Los indicadores de la construcción siguen cayendo -en términos interanuales- y hay pocas expectativas de una rápida recuperación.

En el acumulado del primer semestre 2024 los recursos tributarios registraron una suba nominal de 250,6% en comparación con igual tramo del año previo, al sumar 56,02 billones de pesos. Esa variación se ubicó 18 puntos porcentuales por debajo de la inflación de 268,3% observada en comparación con igual período del año previo, y por tanto significó un deterioro en términos reales de 4,8%, en línea con la recesión que afectó al conjunto de la economía en el período.

La preocupación de los economistas radica en que un menor nivel de actividad, genera menor ingresos fiscales y se ingresa en un círculo vicioso en el que cada mes que pasa estaremos peor. Las especulaciones apuntan a que, a partir del segundo semestre del año, comiencen a aparecer los brotes verdes que puedan dar impulso a la economía y así pasar a una espiral virtuosa para el desarrollo del país. Por el momento, tres de los motores del crecimiento: las exportaciones, las inversiones y el consumo, están todavía sin reacción.

Las exportaciones, por el impacto negativo que genera el retraso cambiario al quitarle competitividad a toda la oferta externa argentina. A esto hay que sumarle las retenciones que tiene el campo sobre sus productos que coloca en el exterior. Una clara política con sesgo anti exportador, de ahí que hay que esperar muy poco del Gobierno para conseguir cambios en el corto plazo.

En relación a las inversiones productivas, la mayor parte de los economistas coinciden en señalar que, mientras se mantenga el cepo cambiario, no llegarán fondos del exterior con este objetivo. Tal como se mencionó párrafos arriba es difícil que el Gobierno logre salir del cepo antes de fin de año, de ahí que habrá que pasar el segundo semestre sin grandes noticias sobre el tema.

El consumo, variable clave atada al poder adquisitivo de los salarios, todavía se encuentra muy golpeado. Se observan ciertos sectores de la economía donde los salarios comienzan a recuperarse, pero lejos están todavía de los niveles de diciembre del año pasado. Por lo tanto, sobre esta variable, también habrá que esperar por más definiciones y los indicadores que reflejen cambios positivos, probablemente, lleguen cerca de fin de año.

En definitiva, las expectativas financieras están puestas en correcciones relativamente rápidas sobre el tipo de cambio. Las de mediano plazo, están puestas sobre la economía real.

La llegada de Federico Sturzenegger

El presidente Javier Milei le tomó juramento este viernes en Casa Rosada a Federico Sturzenegger, que asumió como flamante ministro de Desregulación y Transformación del Estado, en un acto que contó con la presencia de todo el gabinete.

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Hay muchas expectativas con la llegada de Federico Sturzenegger al gabinete y los cambios en el Estado que impulsará. 

Hay muchas expectativas con la llegada de Federico Sturzenegger al gabinete y los cambios en el Estado que impulsará.

El hasta ahora asesor presidencial y, cerebro de la ley Bases y el mega DNU, tomará el control de una nueva cartera, creada por Milei mediante el decreto 585, para promover la modernización, la reforma y desregulación del Estado. Debutó anunciando que su primer objetivo es el envío del proyecto que termine con las regulaciones “inútiles”, que traban la actividad económica. Es posible que algunas de las decenas de leyes en la mira no ofrezcan reparos -por anacrónicas o fuera de uso efectivo-, pero otras serán para el debate áspero y para la negociación.

Las dudas están centradas aquí en cuanto poder real tendrá el flamante ministro para ejecutar los cambios que el Estado necesita para poder modernizarse, con que recursos humanos contará para ello, y si su interna con el ministro Luis Caputo no terminará frenando los tiempos de estos cambios proyectados. Todos interrogantes que seguramente el tiempo terminará por descifrar.

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