Fallida conferencia de prensa que no calma la ansiedad del mercado
El mercado sigue sin dar respaldo a las medidas del Gobierno. El viernes en la conferencia de prensa se esperaban anuncios, pero todo se posterga.
Fue una conferencia de prensa apresurada, con todas las características de aquellas donde un funcionario tiene la obligación de comunicar algo sin decir prácticamente nada. Anoche, la cara del ministro Luis Caputo resumía todo. A muchos de los argentinos los trasladó a aquel momento histórico en el que el ex titular de la cartera de Economía de Cristina Fernández de Kirchner, Hernán Lorenzino, pasó un mal momento cuando una periodista griega le preguntó cuáles eran las cifras de la inflación en Argentina. Lorenzino se enredó al ensayar una respuesta aduciendo que no recordaba exactamente el porcentaje, pidió interrumpir la entrevista y pronunció una frase que rápidamente se viralizó por las redes sociales: “Por favor...Me quiero ir”. Ayer el ministro Luis Caputo y el titular del Banco Central (BCRA) Santiago Bausili no mencionaron esta expresión, pero claramente no le faltaban ganas para hacerlo.
Anunciaron que el Tesoro se hará cargo de los pasivos remunerados del BCRA y que para cancelar esa deuda el Gobierno no emitirá un solo peso. Todo saldrá del superávit fiscal que se genere. Resumiendo la millonaria deuda de la que se habla pasa de un bolsillo de un organismo público a otro.
Ambos funcionarios informaron el mecanismo que se negociará con los bancos a partir de mañana, el proceso de este pase de deuda en el que se fijará el nivel de tasa de interés. El Tesoro emitirá un nuevo título del que deberá hacerse cargo del pago del capital y sus intereses.
¿Qué significa esto? Que se profundizan las medidas para sanear las cuentas del BCRA. Una jugada clave para poder sostener el plan financiero impulsado por Caputo. El que viene es un canje de títulos a los bancos de unos 15 billones de pesos.
¿Y para la gente? Menos disponibilidad de fondos del Estado para cuestiones no financieras, ya que esta nueva deuda que toma el Tesoro implicará un esfuerzo mayor para el buen desempeño de las cuentas públicas. En otras palabras, profundizar el ajuste.
El Gobierno Nacional esperaba que, con la probación de la Ley Bases por parte del Congreso, los mercados iban a celebrar la puesta en marcha de lo que denomina la “Fase II del Plan Económico”. Pero lejos de esto, la bolsa volvió a caer, los dólares del mercado subieron y el Riesgo País dio otro salto para apuntarse cerca de los 1.500 puntos básicos. No se descarta que, en la apertura de los mercados de mañana, esta tendencia se profundice enviando claras señales al Ejecutivo que las dudas crecen entre los inversores.
Pasada la media mañana del viernes, el Gobierno entendió que alguien debería salir a comentar los cambios que se van a ejecutar en esta “Fase II” intentando buscar cambiar los ánimos del mercado. Los elegidos de La Casa Rosada para inmolarse en esta nueva tarea: Caputo y Bausili. La mayor parte de los operadores no descartaban, entre los anuncios, importantes medidas de fondo: reducir retenciones, bajar el Impuesto PAIS o poner fecha a la salida del cepo cambiario, entre otras promesas que se vienen postergando. Pero todo quedó “para más adelante”. La conferencia de prensa, que no calmó ninguna de las principales ansiedades del mercado, simplemente apuntó -nuevamente- a posponerlas.
Mientras tanto la desconfianza va en aumento. Y esto se refleja no sólo en algunos indicadores económicos como es el caso del Riesgo País, que vuelve a subir, o la brecha cambiaria, que se ubica en el piso del 50%. En los hechos, se están observando cambios en el sistema bancario -que por ahora sigue sólido- con la retirada de entidades internacionales del país. Hace unos meses se anunció la venta del Banco Itaú, que lo adquirió Macro, y pocos días después la compra del HSBC por parte del Galicia. Esta semana se supo que la casa matriz de BBVA habría presentado un estudio de desinversión para sus activos en la Argentina. No es una buena señal que tres bancos internacionales del porte de los mencionados dejen el país en tan solo meses. El sistema financiero está quedando en manos locales, con lo bueno y lo malo que tiene este nuevo escenario.
Inversiones que no llegan
Esta semana el Gobierno logró su primera victoria política en el Congreso. La Ley Bases se aprobó en Diputados y le da a la administración de Javier Milei una herramienta importante para poder sortear definitivamente la crisis: el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI).
Si bien la Ley Bases no es la misma que ingresó al Congreso, ya que fue raleada por la oposición para lograr los votos necesarios, dejó casi intacto el RIGI, el corazón de la iniciativa.
El RIGI establece “incentivos, certidumbre, seguridad jurídica y un sistema eficiente de protección de derechos adquiridos” para “titulares de un único proyecto” de inversiones que superen los 200 millones de dólares. El plazo de adhesión son dos años a partir de que se sancione la Ley Bases, y el Poder Ejecutivo podrá prorrogarlo por un período de hasta un año.
En concreto, el régimen ofrece incentivos fiscales, aduaneros y cambiarios durante 30 años para atraer grandes inversiones. Según establece el proyecto aprobado, además de incentivar inversiones nacionales y extranjeras, el RIGI tiene como objetivos promover el desarrollo económico; desarrollar y fortalecer la competitividad de “ciertos sectores económicos”; incrementar las exportaciones de mercaderías y servicios al exterior; así como también, generar empleo, entre otros ítems.
Pero todas estas bondades del régimen, ¿son compatibles para un país con cepo cambiario? No. De ahí que la mayor parte de los operadores esperaban el viernes, durante la conferencia, algún tipo de señal por parte del ministro Caputo en torno a este tema. Faltó decir cual es el camino para liberar el cepo cambiario, clave en la puesta en marcha del RIGI. Este es uno de los temas más importantes para los inversores que el viernes, lamentablemente, ni se menciono.
Si bien es cierto que no se puede salir de este corsé cambiario de un día para otro porque la Argentina no tiene los dólares suficientes para soportar la volatilidad que presenta el mercado, lo cierto es que tampoco se dieron señales de hacia donde vamos con este tema. Las pistas que dio el ministro Caputo durante la conferencia en relación al cepo fueron en sentido contrario: por ahora, goza de buena salud.
Pero es la falta de un mercado único de cambios lo que hoy está frenando cualquier tipo de inversión. “Estamos en un círculo vicioso. Se acaba de aprobar un régimen de incentivos para grandes inversiones, y la primera pregunta que hace un inversor no es si va a tener o no el RIGI, sino a qué precio del dólar entra y a que precio puede salir. Mientras exista cepo en la Argentina, no va a haber inversiones”, destacó este fin de semana el economista Martín Redrado en diálogo con radio Mitre.
“No hay dólares para levantar el cepo en forma inmediata...pero hay que ir desarmándolo de a poco, planteado un sendero para llegar a este objetivo final y para que las expectativas sepan hacia donde va la economía. Hoy seguimos en una economía del día a día”, completó el titular de Fundación Capital.
En definitiva el Gobierno continua caminando en círculos, sin poder encontrar una solución a las restricciones cambiarias que presenta el sistema. Las hay, pero ellas conllevan a asumir un costo político importante que no esta dispuesto a convalidar. Mientras tanto, la inflación, el principal frente de batalla del Presidente Javier Milei ante la sociedad, esta volviendo a tomar impulso. Para junio, las consultoras no descartan un IPC por arriba del que cerró mayo. Un dato que, de ser cierto, quebraría la relación del presidente con gran parte del electorado que lo respaldó.
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