Milei

Milei se enamoró de los resultados: hay cepo y retraso cambiario para rato

Los problemas del retraso cambiario y del cepo, dejaron de ser económicos para el presidente Milei. Pareciera que ahora es un tema político.

Días previos al 10 de diciembre, el ya electo presidente Javier Milei tenía en claro que en la implementación de su programa económico había dos variables sobre las que debía que trabajar en forma casi inmediata.

La primera de ellas, ajustar el tipo de cambio para poder volver a dar competitividad a todo el sector exportador. La consigna era clara: “Hay que devaluar para poner a las empresas en marcha”, sentenció el en entonces diputado, a días de asumir el control del Gobierno. La lógica avalaba sus conceptos. En una economía en crisis donde la falta de dólares es una constante, hay dos formas de conseguir divisas: una a través del crédito internacional, que estaba totalmente cortado para la Argentina; y otra, a través de las exportaciones. Y tal lo prometido, a las pocas horas de asumir, el tipo de cambio oficial pasó de los 400 a poco más de 800 pesos, sin escalas.

El otro punto era la apertura del cepo cambiario. Otra cuestión lógica. Este perverso mecanismo utilizado por los Gobiernos de los últimos años apunta a restringir la salida de dólares del país, atendiendo así la falta de divisas que sufría la economía argentina. Pero el cepo genera efectos colaterales...tampoco permite la entrada dólares para aquellos que quieren invertir.

En una primera instancia la apertura del cepo cambiario estaba planeada de hacerse hacer en forma total, a las pocas semanas de asumir. Pasado un tiempo prudencial, comenzó a manejarse desde Economía la alternativa de hacerlo en forma progresiva, y a partir segundo trimestre de este año. Pero a cinco meses de su asunción, estaría descartado que durante el 2024 el cepo se levante y que la paridad cambiaria vuelva a ser competitiva como a mediados de diciembre pasado.

¿Qué determinó el cambio de dirección sobre estas dos variables?

Comencemos con el tipo de cambio. En estos primeros cuatro meses del año, el peso se devaluó cerca del 9%, siguiendo la consigna de Economía de aplicar una corrección sobre la paridad al 2% mensual. En este mismo período se estima que la inflación se ubique en torno 57%, proyectando abril ya que esta semana el INDEC dará a conocer el IPC del mes pasado. Si computamos el salto de precios del 25,5% registrado en diciembre, a las claras podemos decir que la mejora en el tipo de cambio, impulsado días después de la asunción de Javier Milei como presidente de la Nación, se perdió completamente en este corto período de casi cinco meses. En la actualidad la economía argentina presenta un retraso cambiario similar al que tenía con el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, en noviembre del año pasado.

Desde le Gobierno niegan todos estos números y aseguran que no existe retraso cambiario alguno, desconociendo los comentarios públicos que envían profesionales de la misma línea ideológica del presidente como es el caso del exministro Domingo Cavallo, Carlos Rodríguez y Marina Dal Poggetto, entre otros. “Si Argentina tiene una presión fiscal formal agobiante, una infraestructura deficiente y mercados poco abiertos que dificultan la competencia, lo que nos hace caros en dólares ¿les parece justo pedir devaluación para licuar los salarios en dólares y así aumentar la pobreza?”, planteó Milei, días atrás, justificándo así su negativa a un ajuste en el tipo de cambio.

Para el profesor Juan Carlos de Pablo “el retraso cambiario dejó de ser un tema económico...es político”. El economista asegura que el presidente está condicionado políticamente para tomar la decisión de aplicar una nueva devaluación buscando así mejorar la competitividad del tipo de cambio. “Para él sería una derrota política”, sentenció el profesor.

En el caso de cepo, la situación es algo distinta. La economía del país sigue en un estado crítico y todavía están pendientes la reformas estructurales que se necesitan para volver a crecer en forma sostenida. Si bien el Banco Central (BCRA) está recomponiendo reservas, no hay que dejar de mencionar que paso de los 15.000 millones de dólares negativos a, en el mejor de los casos, cero en reservas...es decir que la situación sigue crítica para la entidad. Sin dólares disponibles del BCRA ni transferencias del Fondo Monetario Internacional (FMI), la posibilidad de abrir el cepo es realmente muy riesgosa.

Pero aquí también hay un costado político que está analizando el Gobierno. Hasta ahora, el Banco Central sigue sumando reservas, espera la liquidación de la cosecha gruesa del campo que generará un importante colchón de divisas, y se continúan postergando pagos a importadores sin que muchos levanten la voz por ello. La lectura política: no hay grandes tormentas en el horizonte de corto plazo. Desde el entorno del Gobierno ya se especula que llegar al año electoral 2025 con esta inercia en los acontecimientos y mostrando una baja de la inflación, no es un mal negocio para nadie. “Para que salir del cepo ahora...sin los dólares suficientes sería un riesgo político innecesario abrir en este momento esta caja de Pandora”, sentenció un importante allegado del ministro de Economía Luis Caputo, ante una consulta de este medio.

En definitiva, hoy Javier Milei, en clara contradicción con su pensamiento libertario, se siente cómodo con el cepo cambiario y la revalorización que está sufriendo el peso. Con algo de ayuda de los dólares de campo y de un nuevo acuerdo del FMI para el segundo semestre, el Gobierno entiende que no tiene grandes problemas para llegar a fin de 2024, encarando el año electoral con cierta tranquilidad en los mercados cambiarios y mostrando una inflación a la baja, pese a que todavía hay muchos precios de bienes y servicios controlados.

El presidente pareciera ser que ingresó en la lógica de la casta tradicional: privilegiar lo político sobre los cambios que necesita la economía. Una práctica que, tal como lo muestra la corta historia Argentina, nunca terminó bien.

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