Javier Milei

La amenazante intransigencia de Javier Milei

El Presidente no cede a los cuestionamientos del Congreso. Apuesta a la polaridad que, en otros momentos, le sirvió para llegar al poder. El dólar vuelve a marcar la agenda del mercado.

No hay lugar para este nivel de intransigencia. La Argentina está atravesando uno de los momento más críticos de toda su historia. La inflación corriendo a tasas del orden del 30% mensual, salarios con el poder de compra detonados y una sociedad que perdió la noción del valor real de los bienes y servicios de la economía.

Para que el plan económico del presidente Javier Milei pueda funcionar necesita la aprobación de Leyes clave en el Congreso. Y eso significa acuerdos con una parte de la ‘casta’ de legisladores que él mismo criticó y denigró en tantas oportunidades.

En este contexto, ¿es conveniente para un Gobierno con tantas limitaciones en el Congreso seguir desprestigiando a una dirigencia con la que tiene que negociar? El Presidente parece extender la lógica de confrontación que mantiene con el kirchnerismo, a todo el fragmentado espectro político legislativo. Eso termina por blindar a los bloques de Unión por la Patria y juega en contra de posibles negociaciones con franjas de la oposición dispuestas a acompañar reformas. Ciertas conductas de Milei hacia legisladores de una oposición que no descarta el diálogo, podrían ser equiparables a los peores momentos de Cristina Kirchner al frente del Ejecutivo, cuando para ella solo había súbditos o traidores a la Patria. ¿Puede esto terminar bien? Probablemente, no. La política debe ser diálogo antes que suma de tensiones. Y más en este momento por el que atraviesa el país.

Pero hay algunas señales de esperanza que podrían llegar a mostrar un cambio de rumbo. El Gobierno, que no actúa de manera uniforme, produjo la semana pasada un gesto que en medios legislativos nadie se anima a definir como antecedente. Los cinco gobernadores de la Patagonia se plantaron en contra de los artículos referidos al régimen pesquero. La respuesta del Ejecutivo fue negociar cambios.

Paralelamente, desde distintos sectores descartan que la ley ómnibus pueda ser aprobada por el Congreso antes del 25 de enero, como desea el Gobierno. La oposición dialoguista apostaría a dilatar su tratamiento hasta marzo. De esa manera, evitaría enfrentarse con Milei en su período de apogeo en la opinión pública y el escenario político sería muy diferente dentro de dos meses: el jefe del Estado podría estar menos fortalecido y con más probabilidades de encarar un dialogo mucho más constructivo con el Congreso.

Hoy existe un importante acompañamiento de la población a los objetivos que se ha trazado el Presidente. Pero el tiempo es un factor que corre en contra de esas expectativas. Si no hay resultados en el corto plazo, la paciencia se termina. Es una constante de cualquier sociedad.

La polarización que tanto le sirvió a Javier Milei para su llegada a la presidencia, en el actual contexto de país no tiene tanta aprobación. Sirve más a la oposición que al oficialismo.

El Gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, ya esta lanzado a armar un frente que acoja a todos los heridos del ajuste y movilizar la resistencia a la estabilización que pretende Javier Milei. En el actual contexto de ajuste, Kicillof no va a poder cerrar las cuentas de la Provincia y necesita que el Gobierno fracase. Para el primer mandatario provincial, marzo también será un punto de inflexión en el rumbo que tomara el país. Para bien o para mal. En este contexto, muchos son los que vaticinan que la intransigencia de Javier Milei tiene fecha de vencimiento.

Las miradas vuelven a estar puestas en el dólar

Está claro que si el dólar se mantiene estable, modera las expectativas inflacionarias. Pero la semana pasada la divisa comenzó a moverse, generando cierta intranquilidad en la economía. Suena paradójico hablar hoy del dólar como ancla de precios con una inflación que corre al 30% mensual.

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Una semana complicada le espera al ministro Caputo con el mercado cambiario.

Una semana complicada le espera al ministro Caputo con el mercado cambiario.

Para algunos analistas financieros, la suba del casi 20% que registró la divisa contado con liquidación (CCL) en las últimas cinco jornadas hábiles, se debe al fin de la estacionalidad de la demanda de pesos (producto del pago del sueldo y aguinaldo de diciembre) y la vuelta a la dolarización de la cartera de las empresas e inversores. Para otra parte de los especialistas, este salto en el dólar se debió a que muchos comienzan a interpretar que en poco tiempo más, con una inflación de más del 70% para el período diciembre-febrero, el dólar volverá a quedar retrasado y será necesario hacer otro fuerte ajuste sobre la paridad.

Cabe recordar que el 13 de diciembre pasado el Gobierno devaluó más del 100% el dólar oficial para ubicarlo en 800 pesos por unidad. El 27 de diciembre el CCL se acomodaba en los 870 pesos dando una señal de confianza a las medidas anunciadas por Luis Caputo. Pero la luna de miel duró muy poco tiempo. El viernes el dólar oficial cerró en 830 pesos mientras que el CCL terminó en 1.140 pesos, mostrando una brecha que progresivamente vuelve a ampliarse.

En el mercado también son conscientes de que la intransigencia de Javier Milei conspira con el éxito del plan económico que impulsa el ministro Luis Caputo. Sin las leyes que tienen que salir del Congreso, Caputo se encontrará con las manos atadas y esto puede terminar peor de lo esperado.

La economía vuelve a estar condicionada por la política. Historia repetida para nuestro país. Comienza otra semana plagada de tensiones en el mercado financiero. Habrá que esperar como se reacomoda el dólar frente a toda esta nueva realidad.

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