Milei

Los desafíos de Milei: ordenar la macro y lograr respaldo al DNU

En la economía argentina muchas de las regulaciones impuestas en estos últimos años están atadas a algún tipo de beneficio económico preestablecido, donde solo unos pocos ganan y muchos pierden.

En las últimas dos décadas aumentó drásticamente la injerencia del Estado en la vida de las personas y la actividad de las empresas. Cientos fueron las medidas que se pusieron en marcha orientadas a fomentar la intervención del sector público en la economía, tanto de pequeños emprendedores y ahorristas, como de grandes grupos multinacionales. No hubo ningún tipo de discriminación en este punto. Todos los argentinos, de manera individual o colectiva, se toparon en algún momento con este tipo de restricciones. Desde lo básico que significa poder alquilar un departamento para vivir, hasta lo complejo de importar una pieza de millones de dólares para poder continuar trabajando una empresa, el Estado siempre emergió como un factor omnipotente en materia de intervención. Todo debía pasar por sus manos.

Y fue en este contexto donde se generaron enormes conatos de corrupción. En los últimos 20 años de democracia este perverso esquema se profundizó. No hubo excepciones. Los cinco Gobiernos, cuatro de los cuales autodenominados nacionales y populares, no quisieron o pudieron torcer la inercia que traían los acontecimientos. Y todo esto lo pago la sociedad con más pobreza, menos Salud, menos Educación, más inflación y más salarios indignos.

La intervención del Estado en la economía con esquemas progresivos de todo tipo de regulaciones, terminó por abrir la gran puerta de la corrupción. Miles de millones de dólares pagado para obras públicas que nunca se concretaron, funcionarios y privados millonarios en muy poco tiempo, bolsos llenos de dinero que iban de una a otra dependencia del Estado, y como estos cientos de ejemplos más que terminaron de quebrar a una sociedad desde el punto de vista ético y económico.

Los fondos mal habidos terminaban en algunos funcionarios de turno, de empresarios ligados al poder, o sencillamente, en un fondo para poder seguir alimentando -desde la política- todo este tipo de perverso sistema de gestión. No hay que olvidar este pasado. El peor de toda la reciente democracia que renació tras la salida del asesino Gobierno militar.

En cualquier economía la regulación debe ser la excepción. Aquí, lamentablemente, fue la regla. Es comprensible que, dónde existan fallas de mercados, debe ser el Estado el que deba intervenir, pero solo en esos casos puntuales.

En la economía argentina muchas de las regulaciones impuestas en estos últimos años están atadas a algún tipo de beneficio económico preestablecido, donde solo unos pocos ganan y el resto (incluido en mucho casos el mismo Estado) es el que termina por perder. Quebrar este tipo de lógica -considerados por los delincuentes como un derecho adquirido- será algo complejo de ejecutar. Las cajas políticas son muchas y también lo son los privados que viven de ellas.

Dentro de lo que contempla la Constitución, si es con un Decreto de Necesidad de Urgencia, con una Ley ómnibus, con proyectos individuales que ingresen al Congreso, poca significación real tiene como salen las medidas que necesita el presidente Milei para intentar poner nuevamente de pie al país. Lo que verdaderamente importa, es el cambio que se necesita para poder modificar la decadencia en la que sobrevive. Ese debería ser hoy el eje de la discusión entre el oficialismo y la oposición al Gobierno.

Ningún argentino de bien pide que diputados y senadores voten ciegamente, como en años anteriores, proyectos o decretos que tengan algún viso de inconstitucionalidad. Es una facultad del Congreso; discutir y corregir todo desvío que llegue desde el Ejecutivo. Pero lo que no debe perderse de vista es el norte, la esencia de algunas medidas y decretos clave para una transformación.

Más difícil sin la macro acomodada

Para algunos economistas, es una cuestión de prioridades. Marcar una tendencia con la macro ordenada, da cierta expectativa en la sociedad y los agentes económicos de que estamos en el rumbo correcto. Seguramente con este paso encaminado sería mucho más fácil que las leyes que necesita el Ejecutivo salgan del Congreso sin tantas dilaciones. Pero éstas son solo presunciones.

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Federico Sturzenegger, economista y artífice de programa de desregulación de la economía argentina.

Federico Sturzenegger, economista y artífice de programa de desregulación de la economía argentina.

Hoy las principales variables macroeconómicas siguen bajo tensión. La inflación mantiene una aceleración preocupante, el salario profundiza la pérdida de su poder de compra, la recesión no tiene intención de retirarse por el momento y no hay certezas de como evolucionará el dólar en los próximos meses. Todo indica que todavía falta para estabilizar la economía.

El extremadamente difícil contexto en el que asumió, el presidente Milei eligió otro camino. Optó por enviar esta batería de medidas al Congreso para poder comenzar con la desregulación de la economía y así dar señales, a esos mismos actores económicos y la sociedad en su conjunto, de que el rumbo prometido en campaña no se modifica.

Ambos factores, desregulación y macro ordenada, son determinantes para el éxito del programa oficial. Media biblioteca asegura que hubiese sido mejor primero estabilizar y luego ir fuerte con las las medidas al Congreso. La otra mitad, opina todo lo contrario.

En las primeras dos semana de Gobierno del presidente Milei, las medidas financieras están logrando dar cierta tranquilidad al mercado. La devaluación del peso no terminó generando presión sobre el dólar paralelo. La brecha cambiaria pasó de más del 100%, previo a las elecciones, a menos del 20% al cierre de este fin de semana, con todo lo que significa eso para el sistema. Por otra parte, el Banco Central (BCRA) concretó la mayor compra de dólares en 7 meses, al adquirir 333 millones de dólares el viernes. De esa manera, desde la devaluación sumó casi 1.900 millones y cerró la semana con 1.168 millones de dólares a favor, su mayor saldo semanal en el año. La bolsa porteña selló este viernes otro rally prenavideño de tres subas al hilo y el S&P Merval medido en dólares (CCL) logró terminar la rueda por encima de los 1.000 puntos, algo que no sucedía desde julio de 2019.

Falta ahora que estos datos positivos del sistema financiero lleguen a la economía real. Desde el ministerio de Economía de la Nación aseguran que “en pocos meses más vamos a ver los primeros resultados de todas estas medidas. En enero comienzan a llegar los dólares del trigo y empieza un circulo virtuoso para las reservas del Banco Central. Pero para complementar este buen contexto necesitamos el apoyo del Congreso para desregular la economía. Eso, sin dudas, ayudaría a acelerar estas mejoras”, confió un allegado al ministro Luis Caputo.

Mucho optimismo en las filas del oficialismo, cuando todavía sigue todo muy revuelto.

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