Milei decidió volver al diálogo con los Gobernadores
El presidente Javier Milei es consciente que sin la Ley ómnibus es difícil poder hacer los cambios estructurales que necesita la economía. Para eso necesita a los Gobernadores.
El presidente Milei tomo nota de que no puede hacer reformas de fondo, sin acuerdos políticos. El viernes fue al “nido de ratas”, como el se refiere despectivamente al Congreso de la Nación, y habló en el “nido de ratas” para dejar inaugurado oficialmente el año legislativo.
Fue un discurso inteligente. La primera parte de su mensaje tuvo un contenido emotivo importante. Agresivo contra sus adversarios y en defensa de las ideas libertarias: toda una retórica que enamora a sus seguidores. No faltó el “copamiento” de las gradas del Congreso en la que los manifestantes, junto a los legisladores del oficialismo, no paraban de aplaudir frenéticamente cada vez que el Presidente finalizaba un párrafo de su discurso. Tampoco estuvieron ausentes los cánticos de respaldo por lo actuado hasta ahora, ni faltaron las duras críticas a la oposición, a los gobernadores y a los periodistas. Una escenografía muy parecida a las mejores épocas del kirchnerismo.
Pero lo importante se dio en la segunda parte del discurso. Allí Milei volvió a abrir el dialogo con los Gobernadores, dinamitado hace solo un par de semanas luego de cortar parte de los recursos a las Provincias. Había ingresado en un callejón sin salida y, consciente de ello, dio marcha atrás invitando a los mandatarios provinciales, de manera sorpresiva, a un Pacto de 25 de Mayo en Córdoba para rediscutir el reparto de los ingresos fiscales con la condición previa de que el Poder Legislativo apruebe la ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos.
El presidente no quiere renunciar a gobernar con facultades delegadas, el corazón político de la Ley Ómnibus que fue rechazada por la Cámara de Diputados y un atajo que le permitiría avanzar sobre el decálogo que postuló para debatir en Córdoba. ¿Qué hace pensar que los Gobernadores puedan llegar a aceptar la Ley Ómnibus, rechazada hace solo semanas? Salvo la necesidad de fondos, un punto no menor, no hay otro argumento.
Pero Milei arma este nuevo puente al dialogo intentando desarticular el monolítico bloque de gobernadores que la misma Casa Rosada abroquelo con sus ataques frontales tan solo semanas atrás. En realidad utiliza las mismas herramientas políticas que él critica con dureza en sus discursos: negociar la aprobación de Leyes a cambio de mayores transferencias de dinero. Así divide la batalla por la búsqueda de recursos, como lo hizo la vieja política argentina en los últimos 50 años, en la que cada uno de los Gobernadores terminará por defender sus propios intereses.
Sin embargo, luego de dedicar parte de su discurso para construir puentes con el interior, no quiso quedar en una posición debilitada -que ya la tiene de por sí- frente a sus partidarios, y aclaró con vehemencia: “Ahora, si buscan conflicto, conflicto tendrán”. La amenaza del Presidente va en línea con el relato que tiene que llegar a su tropa: “No vamos a negociar nada. Soy un presidente que puede no tener el poder de la política, pero que tiene el poder de la convicción y el apoyo de los millones de argentinos que quieren un cambio de verdad”, agregó en otra parte del discurso. Contradictorio, pero real.
Pero dejando de lado los eufemismos, las críticas y las agresiones, Milei entiende que sin las leyes que se necesitan del Congreso, el modelo económico que está impulsando -hasta hoy respaldado por los mercados- no puede sostenerse en el tiempo.
El ajuste fiscal se está haciendo hoy solo con licuación de salarios y jubilaciones a lo que se le suma el recorte de obra pública. Para seguir avanzando, necesita abrir la economía para que comience a crecer y genere ingresos al Estado que permitan sostener el equilibrio fiscal no sólo en base a licuación o ajuste de gasto, porque eso tiene fecha de corte cercana. Si no se ponen en marcha mecanismos para hacer cambios de fondo en la economía, el escenario podría complicarse a partir del segundo semestre del año, más aún computando que marzo y abril serán dos meses muy difíciles de sobrellevar. Clave aquí también serán los Gobernadores para sacar el paquete fiscal del Congreso.
Milei y el mercado financiero
“Estamos todos con muchas esperanzas. El cambio cultural que se viene será muy importante para poder hacer cambios estructurales consistentes en la economía”, confiaba este fin de semana un importante operador de la Bolsa porteña en dialogo con este medio. Independientemente que los activos de las empresas y del Estado argentino estaban muy bajos, su recuperación muestra que existe una apuesta del mercado a favor de lo que está haciendo el Gobierno de Javier Milei. “Está en las puertas de la historia para cambiar los últimos degradantes 50 años del país”, agregó la fuente. Y este mismo optimismo se observa en la mayor parte de la City porteña, importante termómetro del a economía argentina.
La semana concluyó cargada de expectativas. Sin datos concretos acerca de eventuales anuncios del viernes (el mercado cerró a las 17), los bonos soberanos avanzaron firmes y los dólares libres profundizaron su caída.
Los bonos sufrieron pérdidas el lunes y el martes, en medio de la tensión política desatada por la deuda de la provincia de Chubut con la Nación y la disputa por los fondos coparticipables. A ello se le sumó la incertidumbre por el default del gobierno de La Rioja, producto de no poder hacer frente al compromiso del vencimiento de sus bonos.
Sin embargo, los precios de los bonos volvieron a recuperarse jueves y viernes, en base a cierta confianza de los agentes de mercado. “Estamos cada vez más cerca de liberar el cepo de la economía. Eso es lo que está viendo el mercado. Será una noticia muy importante para la economía”, agregó la fuente.
Pero detrás de este optimismo que se observa en los mercados financieros hace ya un mes, no hay señales de cambios en la economía real, cuyos beneficios son los que en definitiva pueden llegar a la gente. Los especialistas aseguran que tendremos más ajuste y recesión. Y esto, sin dudas, empañará los actuado por el presidente Milei.
La inflación de febrero se ubicará en torno del 15%, la retracción económica alrededor del 2% y los aumentos de salarios estarán todavía lejos de recuperarse. Un combo que es difícil de digerir para gran parte de la sociedad.
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