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Oferta agropecuaria exportable, ¿contra las cuerdas?

Repasemos la coyuntura argentina, ante los ciclos de una economía primaria exportadora.

A partir de la segunda guerra mundial, se quebró el orden económico internacional vigente en las décadas anteriores, y los países latinoamericanos de mayores dimensiones implementaron políticas que fomentaron la producción industrial nacional, disminuyendo las compras al exterior. Pero a partir de ese cambio en la orientación económica, el funcionamiento de las fábricas nacionales requirió contar con insumos importados que no se producían en el país.

Dependiendo de las exportaciones agropecuarias para contar con los dólares necesarios para esas importaciones, los gobiernos transfieren divisas a precios preferenciales a los empresarios industriales, en detrimento de los ingresos del sector agropecuario, hasta que generalmente esa inconsistencia explota con una devaluación.

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El funcionamiento de la economía argentina requiere permanentemente de las divisas generadas por las exportaciones de productos primarios.

El funcionamiento de la economía argentina requiere permanentemente de las divisas generadas por las exportaciones de productos primarios.

El continuo ciclo entre campo e industria

El funcionamiento de la economía argentina requiere permanentemente de las divisas generadas por las exportaciones de productos primarios para poder hacer frente a las importaciones de la industria y los giros al exterior de empresas y gobiernos. Mientras el campo hace contar al país con las divisas necesarias, la industria puede importar los insumos y bienes de capital que en el país no se producen.

A partir del año 2000 el aumento de la producción agrícola nacional y un ciclo de precios internacionales favorable estimularon el incremento de las exportaciones agrícolas, brindando a la recuperación económica que siguió a la crisis de 2001 la posibilidad de sostener una industria que aumentaba su producción y, como consecuencia, las importaciones de insumos y bienes de capital, con un desbalance creciente entre importaciones y exportaciones industriales, que era equilibrado por el crecimiento de las exportaciones agropecuarias.

Como el aumento de las exportaciones del país se originó en la mayor productividad de la producción de bienes agropecuarios y un ciclo favorable de precios, dio lugar a que se caracterizase como un ciclo de reprimarización de las exportaciones, dado que la industria no mostró capacidad de seguir una tendencia similar, y se acentuó su fuerte dependencia de las exportaciones primarias.

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El sector externo está asentado excesivamente en las exportaciones de productos primarios estará a merced de los vendavales que afectan el clima económico internacional.

El sector externo está asentado excesivamente en las exportaciones de productos primarios estará a merced de los vendavales que afectan el clima económico internacional.

A merced de vendavales

Como se ha visto en las décadas transcurridas de este siglo, un sector externo asentado excesivamente en las exportaciones de productos primarios estará a merced de los vendavales que afectan el clima económico internacional. En los países que dependen tan acentuadamente de las ventas externas de commodities agropecuarias, las cíclicas caídas de las cantidades comercializadas o de los precios externos afectarán el saldo de la balanza comercial con el exterior en forma negativa

Así, ante los efectos de una sequía que hizo disminuir acentuadamente la producción agropecuaria exportable, el funcionamiento de la industria no podrá contar este año 2023 con las divisas necesarias para sus importaciones, haciendo que las empresas industriales disminuyan sus niveles de producción, ya que la falta de inversión en la economía no posibilita sustituir los bienes importados creando nuevas industrias nacionales.

La industria implora en la actualidad para que un gobierno que administra las escasas divisas que ingresan al país, reservando una parte de las mismas para sus compromisos de deuda externa, libere los dólares necesarios para hacer frente a las importaciones.

Pero hasta que no se revierta el ciclo negativo de la producción agropecuaria exportable con una cosecha que permita volver a niveles de producción próximos al potencial de la agricultura exportable, la producción industrial nacional encontrará los límites de una estructura manufacturera que persiste en su tradición histórica de estar orientada al mercado interno.

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