Sostiene Milei, un discurso al hueso y 5 preguntas inquietantes
Ayer comenzó un nuevo ciclo para el país, que es disruptivo por donde se lo mire. Somos testigos de un fenómeno nuevo en la historia de Argentina y, tras el durísimo diagnóstico del presidente, nos permitimos compartir cinco preguntas abiertas a la sociedad.
“Los libertarios creen que el respeto por la libertad individual es el requisito central de la justicia. Creen que las relaciones humanas deben basarse en el consentimiento mutuo. Los libertarios abogan por una sociedad libre, de cooperación, tolerancia y respeto mutuo”, son palabras del filósofo estadounidense Jason Brennan, en un artículo para la Escuela Austriaca de Economía e Ideas de Libertad.
Esta definición nos ilumina y ayuda a entender la base del pensamiento que guía al actual presidente de los argentinos, Javier Milei.
Las palabras de Brennan dejan en claro que este movimiento recela del Estado, por considerarlo invasivo e innecesario. "Yo considero al Estado como un enemigo; los impuestos son una rémora de la esclavitud. El liberalismo fue creado para liberar a las personas de la opresión de los monarcas; en este caso sería del Estado", ha declarado Milei a lo largo de su carrera como economista.
Quien se definió como un “anarquista de mercado” llegó a la Casa Rosada a fuerza de sacudir a una sociedad abúlica, defraudada y agotada, y gracias a ganarse el respaldo de los jóvenes y de una clase media desencantada y hastiada de la incapacidad de las fuerzas políticas tradicionales de resolver sus principales problemas, entre ellos, la galopante inflación o el tremendo índice de la pobreza.
Milei llegó al gobierno con su discurso antisistema, prometiendo un profundo programa de shock. "Así como la caída del Muro de Berlín marcó el final de una época trágica para el mundo, estas elecciones han marcado el punto de quiebre para nuestra historia (...) Hoy comenzamos la reconstrucción de nuestro país”, dijo el presidente.
"No hay plata"
En principio, su discurso inaugural interpeló sobre qué rumbo económico espera tomar la nueva administración que promete un programa de shock. "La solución implica un ajuste fiscal en el sector público nacional de 5 puntos del PBI que caerá totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado. Es necesario limpiar los pasivos remunerados del Banco Central, responsables de los 10 puntos de déficits. Se pondría fin a la emisión de dinero y a la única causa empíricamente válida de la inflación", dijo durante su discurso.
"Nos han arruinado la vida, nos han hecho caer por 10 veces nuestros salarios. Por lo tanto, tampoco nos debería sorprender que el populismo nos esté dejando 45 por ciento de pobres y 10 por ciento de indigentes", afirmó. E insistió: "No hay alternativa al ajuste ni al shock (...) Todos los programas de shock, salvo el de 1959, fueron exitosos", marcó. "Para hacer gradualismo es necesario financiamiento y tengo que decirlo de nuevo: no hay plata".
Habló de ajuste una y otra vez. En este punto nos preguntamos cuánto de esto se podrá llevar adelante, no lo sabemos. Pero resulta evidente que el respaldo a Milei no se entiende sin la crisis económica que dejó la gestión de Alberto Fernández, Cristian Kirchner y Sergio Massa.
Economista de profesión, con un discurso extremadamente técnico para la política, Milei alcanzó el primer lugar con la promesa de “motosierra” en un país con una inflación interanual por encima del 115%.
Incertidumbre is in the air
Previsiblemente no sabemos qué rumbo económico tendrá la gestión, si podrá llevar adelante sus promesas, si la sociedad lo seguirá respaldando como el 19 de noviembre. La clave para resolver este laberinto está en el rol de la oposición y allí está centrada nuestra segunda pregunta: ¿Qué rol tendrá el peronismo? ¿Cómo se articulará la UCR, que eligió estar en la vereda de enfrente? ¿Cómo tejerá respaldos Martin Menem, quien claramente tiene un apellido con trayectoria, pero no sabemos si será suficiente?
Por el lado del peronismo, el rol de oposición nunca le ha sentado bien. Mientras los sindicalistas y piqueteros parecen agazapados, Kirchner, con sus manos en los bolsillos o gestos obscenos, no anticipa la mejor actitud y mucho menos lo hace aquella frase de los días previos: "No me voy a ningún lado, voy a estar a dos cuadras". El peronismo espera, como ya lo hizo en el pasado frente a liderazgos endebles como el de Fernando De La Rúa o el propio Raúl Alfonsín.
Como quien conoce el paño, Milei dijo: “No venimos a perseguir a nadie, nuestro proyecto no es de poder, es de país”.
Con qué cuenta Milei
Milei no tiene gobernadores aliados, ni intendentes, ni una mayoría en el legislativo. Por eso, el resultado del 19 rompió con varios moldes. De hecho, plantea un escenario inédito para Argentina, donde quienes han gobernado en los 40 años de la Democracia no suelen llegar desde los márgenes de la política.
Teniendo en cuenta la falta de una estructura o de red de contención para el plan motosierra -tal como sí tenía el presidente Carlos Menem cuando implementó reformas estructurales con el aval (a regañadientes, quizá) del PJ-, la protesta es casi una crónica anunciada.
En este punto, la tercera pregunta es si esta gestión libertaria, que pregona un cierto anarquismo, podrá gestionar manifestaciones como la de las 14 toneladas de piedras. Esa postal no es una utopía, puede darse. En ese caso, cómo responderá Patricia Bullrich a una ofensiva en las calles. ¿Podrá poner todo el peso del Estado (institución en la que el líder del gobierno no cree) para permitir la libre circulación?
En este racconto de inquietudes no puede faltar otra pregunta clave: ¿Cómo puede reaccionar la sociedad ante momentos de inestabilidad? Ya sabemos que el humor social está atravesado por una cierta luz de esperanza que solo aparece al final del camino como consecuencia de décadas de declive en las condiciones de vida.
El resultado del domingo 19 dejó en evidencia las ganas de castigar del modo más doloroso al orden establecido. Al canto de “que se vayan todos”, la sociedad parece haber dado una carta de confianza a Milei, pero el plan motosierra quizá sea una prueba demasiado contundente para el 55,65% que lo votó.
Ajuste solía ser casi una mala palabra y Milei ganó por 11 puntos en un ballotage con el candidato peronista prometiendo uno y grosero, radical, hosco. ¿Esos 14.554.560 ciudadanos sostendrán ese recorte, que podría recaer no solo en la “casta” sino en el conjunto de una sociedad cansada?
El día es hoy
Argentina, que solía estar en el top de los países más ricos del mundo hasta hace un par de décadas, ahora convive con indicadores que dejan ver la decadencia estructural del país. Milei se apoyó en esta añoranza del pasado convirtiendo esa esperanza en su más preciado capital simbólico.
"La situación de la Argentina es crítica y de emergencia. No tenemos margen para situaciones estériles. La clase política deja un país al borde de la crisis más profunda de la historia. No buscamos ni deseamos las duras decisiones que habrá que tomar las próximas semanas", alertó Milei de cara a la gente.
"Sabemos que no todo está perdido. No va a ser fácil. 100 años de fracaso no se deshacen en un día, pero un día se empieza, y hoy es ese día", dijo el presidente.
Lo escuchamos y pensamos una última pregunta, quizá en ella está la respuesta de fondo para todas las anteriores: ¿Cuánto poder es el 55,65%? ¿Cómo logrará mantener la ilusión de "hoy es el día" en que la historia comienza a cambiar?
Milei llegó al poder rompiendo moldes y quizá esa es la clave para entender por qué el país se tiñó de violeta la noche del 19. El tiempo dirá si cuenta con las herramientas necesarias para liderar los tiempos que se vienen. Tiene 4 años para demostrarlo.
En esta nota