Elecciones 2023

YPF, otro golpe que suma incertidumbre sobre el futuro de Massa

La Justicia de Estados Unidos condenó al Estado argentino a pagar cerca de 16.000 millones de dólares por la expropiación del 51% de las acciones de la empresa petrolera. Esta semana dan a conocer la inflación de agosto, será las alta de las últimas tres décadas. Bullrich busca hacer pie en el electorado.

“Tenemos que entender que no nos entra un quilombo más”, aseguraba hace sólo unos meses, con un fuerte tono político, el ministro de Economía Sergio Massa al referirse a los problemas que arrastraba el Gobierno, de cara a las elecciones.

Pero la inercia que lleva la historia muestra que los problemas siguen entrando en el Gobierno. El viernes la jueza de los tribunales de Nueva York, Loretta Preska, determinó que el país deberá pagar una cifra que podría alcanzar los 16.000 millones dólares por la expropiación del 51% de las acciones de la empresa YPF, que se hizo durante el último mandato de Cristina Kirchner y estuvo liderada por el entonces viceministro de Economía, Axel Kicillof, hoy al frente de la gobernación de Buenos Aires.

Si bien desde el Gobierno se adelantaron rápidamente a decir que el fallo será apelado, en el ambiente judicial consideran un hecho la definición de la sentencia.

Seguramente será la próxima administración la que deberá resolver la forma de pago de semejante cifra a los fondos de inversión que litigaron contra el Estado Nacional por la forma en que se expropiaron las acciones.

Si esta monumental cifra se le suman los 5.000 millones de dólares ya cancelados hace 11 años (sin computar intereses) a la empresa Repsol, el monto final que terminaría pagando el Estado por el control del 51% de las acciones de la empresa, sería de 21.000 millones de dólares. Un precio equivalente hoy a cuatro veces el valor bursátil total que presenta la petrolera. Si computamos que sólo se quedó con una parte de las acciones, entonces terminó pagando ocho veces más del valor de esos papeles. Un negocio redondo para todos los que participaron de esta operación, menos, claramente, para el Estado argentino; o mejor dicho, para toda su sociedad que es en definitiva quien deberá cargar sobre sus espaldas esta nueva responsabilidad, producto de la mala praxis y la soberbia de un Gobierno.

Intentemos relacionar qué significan 21.000 millones de dólares para los argentinos: la construcción de 8.400 hospitales públicos, alrededor de 12.000 escuelas de nivel secundario, unas 470.000 viviendas de 60 metros cuadrados y poco más de 9.500 kilómetros de rutas pavimentadas, entre otros servicios tan necesarios para el país.

En su sentencia, la jueza Loretta Preska le dedicó un párrafo especial al impulsor, en aquel entonces, de la medida de expropiación. “Kicillof declaró descaradamente que sería “estúpido” cumplir “la ley de la propia YPF” o “respetar...sus estatutos”. Posteriormente, la República promulgó la legislación que, supuestamente, le permitió adquirir el control de YPF sin ser “estúpido” y cumplir los estatutos, indicó Preska en uno de los apartados de su escrito.

Pero el actual Gobernador de Buenos Aires no se hace cargo absolutamente de nada. Ni siquiera asume la responsabilidad que le compete por este tipo de accionar y frente a una sentencia que es determinante. Es realmente increíble la impunidad con la que se maneja. Seguramente en el pensamiento íntimo de Axel Kicillof sabe que el Estado -o sea todos nosotros- en algún momento pagará esta deuda de miles de millones de dólares, pero el relato podrá tapar -por un tiempo- todo tipo de responsabilidad que la historia le ponga sobre sus espaldas.

Hoy la agenda de Gobernador bonaerense está abocada a la reelección de su mandato. La sentencia contra el Estado por la expropiación de las acciones de YPF, no está dentro de sus prioridades. Y, seguramente, nunca lo va a estar.

Llega el número de inflación

A sólo días de que se anuncie el dato de inflación del mes pasado, para la mayor parte de los privados de dos dígitos, el ministro de Economía adelantó en un reportaje en la TV pública que “agosto será el peor mes de los últimos años”.

Ese sincericidio estuvo acompañado por el siguiente concepto: “Hay que decirlo aunque estemos en la TV Pública: hay cosas en las que el Gobierno está en deuda y tiene que pedir perdón. Lo primero que tenemos que hacer es pedir disculpas porque hubo gente que tuvo la oportunidad y no estuvo a la altura de las circunstancias...”.

En definitiva, es la nueva estrategia de campaña que lleva adelante el candidato de Unión por la Patria, remarcando que los problemas de hoy, son consecuencia de gestiones anteriores. Medias verdades, que en nada ayudan a encontrar una salida a la crisis. “En los momentos en que pudimos acumular reservas, no las acumulamos. Esas cosas ahora se pagan…”, remarcó el ministro en el reportaje, culpando a su antecesor, Martín Guzmán, por el manejo que hizo de las divisas generadas por el comercio exterior.

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Sergio Massa junto al exministro Guzmán. Compañeros, eran los de antes...

Sergio Massa junto al exministro Guzmán. Compañeros, eran los de antes...

Massa consciente de no poder modificar los acontecimientos, por la inercia que llevan, comienza a buscar culpables de esta situación. Un estrategia para intentar minimizar los costos políticos de una economía que semana a semana profundiza su deterioro.

Para la mayor parte de los analistas, la inflación, que llegará al 140% a fin de año, es la que está definiendo hoy la fuga de votos desde el oficialismo hacia la oposición. Sin embardo, el sueño de Massa sigue firme: llegar la segunda vuelta enfrentando al libertario Javier Milei para definir la presidencia en noviembre.

Mientras tanto, hoy se cumplen 55 días desde la última intervención pública de Cristina Fernández con el candidato de su partido, y actual ministro de Economía. Fue en la conmemoración por los 15 años de la estatización de Aerolíneas Argentinas. Desde aquella última intervención, la vicepresidenta se llamó a silencio. Desde esa misma vereda, el ex candidato a presidente del oficialismo, Juan Grabois, aseguró que "hay que votar a Massa porque sería infinitamente peor votar a Bullrich o a Milei". Y agregó la siguiente advertencia: "Pero no le garantizo a Massa el apoyo”. Todas señales que siguen confundiendo al electorado del oficialismo.

Bullrich busca hacer pie

La apuesta de subir al debate a Carlos Melconian, pretende dar, filas adentro de Juntos por el Cambio, un mensaje de certezas en medio de la incertidumbre que existe hoy ante la migración de votos que sufre la coalición liderada por la candidata a presidenta, Patricia Bullrich.

Hay que remontarse a 2003 para encontrar un escenario similar cuando el candidato a presidente de aquel entonces, Néstor Kirchner, dio a conocer el nombre de su posible ministro de Economía, como una forma de fortalecer su imagen. En aquella oportunidad, se trataba de Roberto Lavagna, en ejercicio con Eduardo Duhalde, que sería despedido por Kirchner tiempo después de iniciar el mandato.

Pero a diferencia de Néstor Kirchner, el escenario de Patricia Bullrich pareciera algo más complicado. Existe una migración del voto, fundamentalmente de gente a fin con el PRO, hacia las filas del partido Libertad Avanza, que no encuentra su piso.

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Melconian busca instalar su programa económico en la sociedad...Milei, mira para otro lado.

Melconian busca instalar su programa económico en la sociedad...Milei, mira para otro lado.

Por otro lado, el debate que quiere dar Carlos Melconian entre el bimonetarismo, impulsado como modelo económico por Juntos por el Cambio, y la dolarización, defendida por Javier Milei, no está dando los resultados esperados. El libertario ya anticipó: “Yo no discuto con ministros, lo hago sólo con los candidatos a presidentes”. De esta forma corre del escenario del debate a Melconian, la gran apuesta que tenía Juntos por el Cambio para intentar recapturar los votos que están migrando.

Queda entonces pendiente saber cómo es que Patricia Bullrich buscará hacer pie nuevamente en el electorado para poder tener posibilidades de llegar al balotaje.

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