Así funciona el invento argentino que promete revolucionar el mercado del lúpulo
De un invento del INTA emergió el L100, ‘lingotes’ de lúpulo que permite a pequeños productores conservar y vender su cosecha de manera simple.
La cerveza artesanal se ha convertido en una de las bebidas más populares en la última década, y con ella creció también la demanda de insumos clave como el lúpulo. Sin embargo, en Argentina la producción local de esta planta solo cubre, en promedio, un 20% del consumo nacional, lo que obliga a importar alrededor del 80% restante. Parte importante de la producción local está concentrada en la región del norte de la Patagonia, microclimas que presentan características climáticas y edáficas únicas para este tipo de desarrollo.
Frente a este desafío, investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) desarrollaron un innovador formato de comercialización llamado L100, diseñado especialmente para pequeños productores que buscan insertarse en el mercado cervecero sin necesidad de grandes inversiones.
El L100 es un procedimiento de acondicionamiento creado por los especialistas del INTA Exequiel Arturo Tommasino; María Soledad Ruolo y Esteban Martín Schenfeld, quienes identificaron una barrera recurrente en los pequeños lupuleros: la falta de acceso a maquinaria costosa para transformar el lúpulo en pellet T-90, el formato más utilizado en la industria. Una máquina peletizadora puede costar alrededor de 3500 dólares, una inversión demasiado elevada para quienes cultivan a pequeña escala y la utilizan solo una vez al año.
El nuevo sistema propone una alternativa más económica y accesible: el lúpulo se presenta molido y envasado al vacío en lingotes de 100 gramos. De allí surge su nombre, L100, un formato rectangular que recuerda a una tableta y que puede partirse fácilmente para dosificar. Este producto no solo se adapta a las necesidades de los pequeños productores, sino que también puede ser aceptado tanto por cervecerías artesanales como industriales, garantizando calidad y practicidad.
Un proceso sencillo y adaptable
El procedimiento para obtener L100 se basa en etapas simples que no requieren maquinaria compleja y que pueden realizarse con herramientas de uso cotidiano. Primero, los conos de lúpulo se cosechan a mano y se someten a un secado de 48 horas en bastidores ventilados, hasta alcanzar apenas un 3% de humedad. Este valor es considerablemente más bajo que el del pellet T-90, que suele rondar el 12%.
Luego, el lúpulo se muele con una licuadora doméstica de 500 W, se pesa en porciones exactas de 100 gramos y se envasa al vacío utilizando rollos de nylon gofrado. El resultado es un lingote de 35 cm por 11 cm, compacto y fácil de manipular. Posteriormente, se etiqueta con información esencial para su trazabilidad: variedad, contenido de alfa y beta ácidos, año de cosecha y envasado. Finalmente, se conserva en freezer a –20 °C, asegurando su calidad por largos períodos.
Ventajas para los pequeños productores
El L100 está pensado especialmente para quienes producen lúpulo en zonas no tradicionales de cultivo como Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe, Salta, San Luis, Mendoza y Buenos Aires. En estos territorios emergentes, la escala reducida del negocio vuelve inviable la inversión en peletizadoras. Con este nuevo formato, los productores pueden acondicionar, almacenar y vender su cosecha sin grandes costos, ampliando así la oferta local de lúpulo.
Además, el L100 presenta un rendimiento competitivo frente al pellet T-90. Gracias a su bajo contenido de humedad, requiere un 10% menos de dosificación para lograr el mismo efecto en la cocción del mosto. Tampoco genera problemas de turbidez ni de obstrucción en equipos profesionales, lo que lo convierte en un formato confiable para cerveceros.
Los cálculos de eficiencia son alentadores. Un equipo de tres operarios puede procesar 16 kg de lúpulo (160 lingotes) en una jornada de ocho horas. Un pequeño lupular de unas 210 plantas rinde aproximadamente 50 kg de conos secos, que pueden transformarse en 500 lingotes L100 en apenas tres días. A valores de mercado, esta producción equivale a un ingreso potencial de 1500 dólares, una suma significativa para pequeños productores familiares o regionales.
Impulso a las economías regionales
Aunque los expertos aclaran que el pellet T-90 seguirá siendo la forma óptima de acondicionamiento y comercialización para grandes productores, el L100 representa un avance crucial para las economías regionales y la diversificación de la producción cervecera. Se trata de un formato práctico, accesible y con respaldo técnico, que permite a los pequeños lupuleros insertarse en un mercado en constante crecimiento.
En un contexto donde la demanda de cerveza artesanal sigue en expansión, este desarrollo del INTA no solo abre nuevas oportunidades de negocio, sino que también fortalece la producción nacional y contribuye a reducir la dependencia de las importaciones. El L100, con su sencillez y efectividad, puede convertirse en la llave que potencie la presencia del lúpulo argentino en la copa de miles de consumidores.
Fuente: INTA con aportes de la Redacción +P.
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