Bonos verdes: una oportunidad para la fruta de la Patagonia norte
Nuestra región se encuentra ante la oportunidad de poder generar, sólo con la pera en producción, 40 millones de dólares en concepto de créditos de carbono.
La fruticultura de la Patagonia norte se encuentra ante el inminente desafío de poder generar “créditos de carbono” o, como se los conoce en la jerga, bonos verdes. Esta medida no sólo aporta una nueva mirada sustentable sobre el uso del suelo y árboles frutales como dispositivos capaces de secuestrar grandes cantidades de CO2, sino que esta misma cualidad le abre la puerta a la región a poder generar más de 40 millones de dólares en el mercado de carbono.
Para generar estos créditos es necesario poder certificar que durante el proceso productivo una plantación secuestra una cantidad superior de CO2 de la que emite. De esta forma se logra lo que se llama una huella de carbono “negativa”, diferencial medioambiental que luego se transforma en un bono verde factible de ser comercializado en un mercado ligado a atenuar los avances de los gases de efecto invernadero y cuidar la biosfera del planeta.
Una planta frutal de pera es considerada por este mercado como una importante fijadora de CO2. Si se toma como referencia los datos de secuestro neto de carbono elaborados por Romagnoli et al., (2022), la huella por hectárea de pera producida en la Patagonia norte argentina equivale a -86.64 toneladas CO2 equivalente.
Es decir que si se calcula este valor sobre una superficie neta implantada de peral de unas 17.883 hectáreas, como lo estima el SENASA para la Patagonia norte, nuestra región estaría en condiciones de fijar el equivalente a 1,5 millones de toneladas de CO2 equivalente a lo largo de su vida útil, estimada en 25 años.
A este valor le debemos agregar el precio de mercado, el cual oscila entre los 10 y los 25 dólares por tonelada de CO2 equivalentes. Así lo destaca una nota periodística publicada en noviembre de 2022 en el diario Página12 de Javier Lewcowikcz: “Créditos de carbono, ¿gran negocio o herramienta para la crisis climática? El papel de Argentina en los mercados de carbono”, al advertir que entre esas dos cifras se encuentra el precio final que una empresa local puede percibir al vender un crédito de carbono. Otras publicaciones señalan precios internacionales muy superiores a los consignados para el mercado nacional.
Si se toma como referencia el valor de 25 dólares y se lo multiplica por los 1,5 millones de toneladas de CO2 equivalentes en créditos de carbono provenientes de la producción de pera, es posible resaltar que nuestra región productiva estaría en condiciones de acceder a un total aproximado del orden de los 40 millones de dólares, cifra que sería muy superior si se le suma la superficie de manzanas.
Secuestro de CO2
Los cultivos perennes secuestran CO2 en su biomasa (tallo, raíz, ramas, hojas, frutos, etc.) y generan una huella de carbono que se expresa a través de valores negativos. De esta forma se determina el secuestro neto de carbono. De esto se desprende que no sólo las plantas de pera pueden producir créditos de carbono; esto es extensible a la producción de manzanas, uvas, carozo y fruta seca, que también forman parte del stock productivo de Patagonia norte.
Carbono neutralidad
Una de las formas que se ha encontrado para revertir el cambio climático es a través de la revisión de los procesos industriales, buscando que la emisión de gases de efecto invernadero sea evitada, reducida o, de no quedar otra alternativa, compensada. El objetivo es lograr la llamada “carbono neutralidad”, es decir que la cantidad de CO2 equivalente que se emita sea contrarrestada, en igual proporción, con remociones de CO2 de la atmósfera.
La Huella de Carbono de Producto (HPC) se utiliza para medir el balance entre emisiones y remociones de gases de efecto invernadero y se define como la “suma de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y remociones de GEI en un sistema producto expresadas como CO2 equivalente y basadas en una evaluación del ciclo de vida utilizando la categoría de impacto única de cambio climático” Romagnoli et al., 2022.
* Ingeniera agrónoma. Directora de la consultora Grupo Floema.
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