Fruticultura

China se consolida como principal destino

En la ya cerrada temporada 2022/2023, este mercado representó el 32% del total de las colocaciones en el exterior. Sus valores FOB fueron superiores a la media lograda por el producto.

El mercado chino lideró las compras de cerezas del norte de la Patagonia cerrada la temporada 2022/2023. Datos suministrados por la Cámara Argentina de Productores Integrados de Cerezas (CAPCI), dan cuenta de que las colocaciones externas hacia ese destino totalizaron las 1.540 toneladas, representando el 32% del total exportado por la región.

Los valores promedio registrados se ubicaron en los 4,27 dólares (FOB) por kilo, cifra que se la ubica un 30% por encima del promedio de las exportaciones totales argentinas.

Sin embargo, el mercado que más cotizó por las cerezas del norte de la Patagonia fue Senegal, país de la costa oeste de África con un rico legado colonial francés, destino que pagó 7,6 dólares por kilo de fruta. Pese a estas buenas cotizaciones, es marginal la oferta que se orienta hacia este mercado.

Estados Unidos fue el segundo destino en importancia. Un reciente estudio realizado por CAPCI remarca en este sentido que poco más de 1.480 toneladas se orientaron a las góndolas de este importante país del norte con una media de facturación FOB de 2,38 dólares por kilo; una valor que se ubicó 26% por debajo de la media de exportación.

Menos exportaciones

Las exportaciones argentinas de cerezas alcanzaron las 4.740 toneladas, cifra que refleja una caída interanual del 12% y del 22% al relacionar este volumen con el período 2020/2021.

El dato no es neutro. Las expectativas que existían sobre el desarrollo de este tipo de actividad en el norte de la Patagonia se mantenían positivas hasta no hace mucho tiempo. Su potencial era enorme. Sin embargo, el negativo contexto económico-financiero por el que atraviesa el país -que ya lleva varios años instalado- cierra toda posibilidad de crecimiento sobre este producto tan noble y que presenta una alta demanda a nivel global.

La evolución que ha mostrado la producción y exportación argentinas de cerezas avala este concepto. Desde hace una década que la actividad manifiesta tibios incrementos y caídas en su producción, sin una tendencia clara, contrariamente a lo que ocurre en otros países con este mismo producto.

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“Las bajas observadas en la exportación de la presente temporada están en relación directa con los problemas climáticos que registraron las explotaciones de cerezas en toda la zona productiva del país”, reflexionó Aníbal Caminiti, gerente de la Cámara Argentina de Productores Integrados de Cerezas (CAPCI), justificando en parte las tendencias que refleja el comercio externo del producto.

Pero las estadísticas privadas muestran, independientemente del clima, que hace ya diez años que la actividad no presenta un crecimiento de su superficie implantada. Hay algunos proyectos aislados, como es actualmente el de la firma Kleppe en la zona de Roca, pero son solo planes marginales.

“Es muy difícil para una actividad que necesita años para recuperar la inversión, trabajar en un país donde las variables macroeconómicas presentan enormes distorsiones”, aseveró Caminiti en otra parte del dialogo con +P.

En este punto no hay que dejar de mencionar la falta de competitividad que muestran las exportaciones, producto del retraso cambiario existente (la actividad recibe un dólar de 205 pesos contra los 390 pesos que está en el mercado) y los altos costos de producción existentes. Un síntoma que no es solo potestad de la cereza; en general este mismo diagnóstico se puede dar en todas las economías regionales del país.

Un reciente trabajo realizado por la cámara detalla que Chubut paso a ser en 2022/2023 la principal provincia exportadora de cerezas, desplazando a Río Negro que, hasta la temporada pasada, lideraba el ranking en volúmenes comercializados con el exterior, pero cuyas exportaciones cayeron 45% en solo dos años.

Argentina, un país que sigue perdiendo oportunidades

Cuando uno analiza la evolución que ha registrado el comercio internacional de cerezas, entiende que no todo es culpa de Macri, de la pandemia o de la invasión rusa a Ucrania como hemos escuchado de boca de los políticos de turno en todo este último tiempo.

El tema es mucho más profundo. Para simplificar, nos concentraremos en el desarrollo que mostró la actividad en Chile, país que tiene un cuarto de la superficie total de la Argentina, y un décimo de la superficie cultivable.

Pero pese a esta desventaja natural, el vecino país exportó esta temporada poco más de 410.000 toneladas de cerezas, alrededor de 100 veces más que la Argentina; generando divisas por poco más de 2.100 millones de dólares, contra los 15 millones generados por nuestro país.

En poco más de 20 años, el vecino país paso a ser el principal exportador de cerezas de todo el mundo.

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Podemos decir con cierto grado de certeza que si bien no tuvo como expresidente a Mauricio Macri, Chile paso por la pandemia y sufrió los efectos del conflicto de Ucrania.

Dejando de lado las pequeñas ironías, ¿qué nos diferencia en este punto específico? Simple: Chile muestra políticas económicas consistentes hace ya más de tres décadas; el Estado es socio del privado y juntos salen a buscar mercados; hay un acuerdo entre los distintos partidos políticos para mantener sin grandes desvíos las variables macro que sostienen su economía; y fundamental, un Estado que nunca gasta más de lo que recauda.

El gobierno de Boric tiene sus problemas, por supuesto. Pero tiene un norte claro. Crece sostenidamente en el tiempo a diferencia de la Argentina que se encuentra estancada desde hace años.

Esta más que claro que el contexto económico argentino no nace en la actual gestión del presidente Fernández, viene de mucho antes. Han sido décadas de mala praxis económica, populismos destructivos, desencuentros entre argentinos y falta de sentido común para entender hacia donde iba el mundo en materia de desarrollo.

El caso de la explotación de cerezas es tan solo uno de los tantos ejemplos que refleja las oportunidades que perdió la Argentina en todo este último tiempo para poder desarrollar sistemas productivos en su enorme y fértil superficie, que podrían haber acercado los miles de millones de dólares que hoy necesita la economía argentina para funcionar.

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