Descubren en frutas un compuesto con potencial para tratar la ELA
Se trata de un antioxidante natural presente en ciertas frutas y verduras tiene un potente efecto neuroprotector. Podría ayudar al control de la ELA.
Un nuevo hallazgo científico podría abrir la puerta a tratamientos más eficaces para enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la demencia. Investigadores de la Universidad de Missouri han identificado que un antioxidante natural presente en ciertas frutas y verduras tiene un potente efecto neuroprotector, al mejorar la salud y funcionalidad de las neuronas. Se trata del kaempferol, un flavonoide que, aunque poco conocido para el público general, podría tener un impacto importante en la salud cerebral.
El compuesto se encuentra de manera natural en alimentos como la col rizada (kale), las berries (arándanos, moras, frutillas), las endivias, el brócoli, las manzanas y las espinacas. Aunque suene a menú vegetariano, estas frutas y verduras comunes podrían albergar una sustancia clave en el desarrollo de tratamientos para afecciones como la ELA.
“Es emocionante descubrir un compuesto natural que puede ayudar a los enfermos de ELA o demencia”, afirmó la doctora Smita Saxena, catedrática de Medicina Física y Rehabilitación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Missouri y autora principal del estudio. “Descubrimos que este compuesto tenía un fuerte impacto en el mantenimiento de la función motora y muscular, y en la reducción de la atrofia muscular”.
¿Qué es la ELA?
La esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta a las neuronas motoras, responsables del control del movimiento muscular voluntario. Con el tiempo, estas neuronas mueren, lo que provoca pérdida de movilidad, parálisis e incluso dificultades respiratorias. Se estima que hay más de 200.000 personas en el mundo afectadas por esta patología, y cada año se diagnostican cerca de 10.000 nuevos casos.
Actualmente, la ELA no tiene cura, y los tratamientos disponibles solo permiten ralentizar ligeramente la progresión de los síntomas. Por eso, el hallazgo de nuevos compuestos que puedan proteger las neuronas y mejorar su funcionalidad resulta tan prometedor.
El estudio, titulado “Kaempferol mejora el acoplamiento ER-mitocondrias y protege las neuronas motoras de la disfunción mitocondrial y el estrés ER en C9ORF72-ALS”, fue publicado en la revista científica Acta Neuropathologica Communications. En él, los investigadores analizaron cómo el kaempferol actúa en cultivos celulares de pacientes con ELA. Observaron que este compuesto ayuda a mejorar la producción de energía en las neuronas, reduce el estrés en el retículo endoplásmico —un órgano vital en el procesamiento de proteínas— y disminuye el daño celular.
“Creemos que este es uno de los primeros compuestos capaces de actuar simultáneamente sobre el retículo endoplásmico y las mitocondrias”, señaló Saxena. Esta acción combinada parece generar un efecto neuroprotector potente, que podría ralentizar el deterioro neuronal incluso después del inicio de los síntomas. En resumen, el kaempferol ayuda a las neuronas a resistir mejor el estrés, conservar su energía y retrasar su degeneración.
Un obstáculo importante: la absorción
A pesar de los prometedores resultados, el estudio también revela un desafío significativo: el cuerpo humano no absorbe fácilmente el kaempferol a través de los alimentos. De hecho, una persona con ELA tendría que consumir aproximadamente 3,5 kilos de col rizada al día para obtener una dosis terapéutica adecuada. “Nuestro cuerpo no absorbe muy bien el kaempferol de las verduras que comemos”, explicó Saxena. “Sólo una pequeña cantidad llega a los tejidos, lo que limita su eficacia”. Además, incluso si el compuesto se absorbe en el intestino, hay otro obstáculo: la barrera hematoencefálica, una estructura natural del cuerpo que impide que muchas sustancias accedan al cerebro. Esto hace que sea aún más difícil que el kaempferol llegue directamente a las neuronas.
Para superar estas barreras, el equipo de investigadores trabaja en una solución innovadora: empaquetar el kaempferol en nanopartículas lipídicas. Estas pequeñas cápsulas de grasa podrían proteger al compuesto y facilitar su transporte hasta las células nerviosas del cerebro. “La idea es encapsular el kaempferol en nanopartículas lipídicas que puedan ser absorbidas fácilmente por las neuronas”, explicó Saxena. “Esto podría dirigir el compuesto directamente al lugar donde se necesita y aumentar enormemente su efecto beneficioso”. El equipo espera tener listas estas nanopartículas para pruebas experimentales a finales de este año.
Más allá de la ELA
Si bien el estudio se centró en la ELA, el kaempferol también podría tener aplicaciones terapéuticas para otras enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson, ya que muchas de ellas comparten mecanismos celulares comunes, como el estrés mitocondrial y el mal manejo de proteínas.
Además, el kaempferol ya ha sido estudiado previamente por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y anticancerígenas, lo que lo convierte en un candidato ideal para nuevas investigaciones médicas. Mientras los ensayos clínicos avanzan, los especialistas destacan la importancia de mantener una alimentación rica en frutas y verduras, no solo por el kaempferol, sino por el conjunto de beneficios que aportan estos alimentos al organismo.
Las berries, por ejemplo, son ricas no solo en kaempferol sino también en antocianinas, otro grupo de antioxidantes beneficiosos para el cerebro. La col rizada y las espinacas aportan, además, hierro, fibra y vitaminas del grupo B, esenciales para la salud neurológica.
Aunque aún queda camino por recorrer antes de que el kaempferol se convierta en un tratamiento efectivo, los resultados iniciales son alentadores. La naturaleza, una vez más, podría tener una respuesta para algunas de las enfermedades más complejas del ser humano. En ese sentido, la próxima vez que alguien elija una ensalada con kale, arándanos y manzanas, tal vez esté haciendo algo más que cuidar su línea: podría estar ayudando a su cerebro a envejecer mejor.
Fuente: Universidad de Missouri-Artículo de Sara Diedrich.
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