El Alto Valle, ante el riesgo certero de una inundación que afectaría a más de 200 mil personas
La principal función que deben cumplir nuestros gobernantes es velar por la seguridad de sus habitantes. Todo parece indicar que no están tomando con seriedad la amenaza de una inundación bíblica, que podría dejar bajo agua a una parte importante del Alto Valle y la ciudad más perjudicada sería Cipolletti.
El cambio climático -expresado como la ocurrencia con mayor frecuencia e intensidad de lo normal de eventos climáticos- se viene manifestando claramente desde hace algún tiempo, más allá de la interpretación de las causas que lo originan.
Durante el año 2024 hemos leído sobre varios desastres naturales ocasionados por precipitaciones anormalmente elevadas. Por citar algunos ejemplos, recordemos el fenómeno de la dana que ocasionó severos daños en Valencia (España) y las recurrentes inundaciones en San Pablo y Porto Alegre (Brasil).
Y por estos días, en Argentina, somos testigos del dramático caso de Bahía Blanca. Un trabajo de hidrografía urbana de esa ciudad bonaerense -realizado por el CONICET y publicado en su página web- hace luz en el tema. El reporte indica que, dada su ubicación en la cuenca baja del canal Maldonado y del arroyo Naposta y otros aspectos urbanos e hidrográficos, era necesario una planificación urbana y una gestión del drenaje con el objetivo de minimizar el impacto hidrológico del crecimiento de la ciudad.
Los distintos gobiernos municipales de la ciudad de Bahía Blanca y provinciales de Buenos Aires no parecieron tomar nota de esta amenaza latente. En esa zona llueven 600 mm al año, pero en este caso las precipitaciones fueron de casi 290 mm en menos de 12 horas. Se trata de un fenómeno impensado y no tenido en cuenta como posible.
Esto demostró una falta de planificación y de previsión de los responsables políticos de la Provincia, aunque ya habían tenido una advertencia en el año 2013 con la catastrófica inundación de la ciudad de La Plata.
A 2 cms
El 18 de noviembre del 2024, en +p publicamos la nota “La noche en que Cipolletti pudo quedar bajo agua” y en ella se describían los hechos sucedidos la noche del 12 de julio del 2006. Al momento de analizar aquella noche, algunos de los participantes presentes dijeron: “Estuvimos a 2 centímetros de un desastre” por la rotura del dique de Portezuelo Grande y la consiguiente inundación de ciudades de la Norpatagonia, ubicadas sobre el río Neuquén.
En este contexto, Rosa Cristina Rozniatowsk, una ciudadana de Cipolletti, hizo una presentación judicial ante el tribunal Federal de General Roca contra el Estado Nacional para que las autoridades nacionales tomaran las medidas necesarias para contrarrestar este riesgo.
La actora afirmó que el pico de crecida máxima de las aguas, al diseñarse la presa Portezuelo Grande, en la provincia de Río Negro (en la década de 1970) aumentó de 11.500 m3/seg. a 14.519m3/seg. También señaló que ya desde el año 2001 el Organismo Regulador de Seguridad de Presas (ORSEP) y la AIC –Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas- habían determinado que la mencionada presa era incapaz de resistir la crecida máxima probable pronosticada.
Esta solicitud fue aprobada, pero luego el Estado Nacional presentó una medida cautelar. Sin embargo, finalmente la Corte Suprema de Justicia de la Nación convalidó el fallo del Juzgado Federal de Roca y ordenó que se ejecutaran las obras necesarias.
El fallo intima al Estado a "realizar las obras necesarias para garantizar la seguridad de la presa 'Portezuelo Grande', integrante del Complejo Cerros Colorados emplazada sobre el río Neuquén, ampliando su capacidad para que resista una crecida máxima probable (pico instantáneo) de 14.520 m3/seg...".
Pasó el tiempo y el 16 de agosto del 2018 se aprobó en la Cámara de Diputados la declaración de “Interés Nacional la realización integral de los aprovechamientos multipropósitos de La Invernada, Cerro Rayoso, Chihuido II y prioritariamente del proyecto Chihuido I, todos ubicados sobre el río Neuquén de la provincia homónima”.
Hay que resaltar que según la AIC y de acuerdo a nuevos estudios, la crecida máxima probable sería de 23.000 m3/seg.
Mucho ruido, ¿pocas nueces?
Hasta el momento no se ha cumplido con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ni se ha llevado adelante lo declarado por la Cámara de Diputados. En este punto, los representantes de los municipios y provincias involucradas deberían tomar una postura al respecto teniendo en cuenta que están en peligro ciudades con 200.000 personas aproximadamente, cultivos y el desarrollo de los proyectos de gas y petróleo asentados en las zonas potencialmente inundables.
En el caso que nos ocupa, la posibilidad de un evento extraordinario sobre la cuenca del Río Neuquén, nos preguntamos si a nuestros gobernantes, además de los votos, les interesa la seguridad de los vecinos de ciudades como Cipolletti y Fernández Oro, que quedarían prácticamente cubiertas por el agua (Ver infografía).
Claramente, la solución definitiva sería la realización de las obras recomendadas para el manejo de la cuenca del Río Neuquén. Nos referimos a la presa Chihuidos I, prioritariamente, y a La Invernada, Cerro Rayoso, y Chihuidos II.
Sobra mencionar que estas obras son competencia del gobierno nacional y que no ha cumplido con el dictamen de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pero tampoco se visualiza que los gobernadores e intendentes de las provincias de Neuquén y fundamentalmente de Río Negro tengan este tema como prioritario en sus agendas.
Dos etapas
De acuerdo a lo conversado con el Ingeniero Industrial Sergio Marré (Cipolletti), “la solución a esta situación de riesgo expuesta, tendría dos etapas: una etapa serían los estudios previos que determinaran un proyecto con el desarrollo de una ingeniería para ejecutar las obras resultantes, y una segunda etapa que serían las obras a realizar sobre el Complejo Cerros Colorados - dique Derivador Portezuelo Grande”.
“Sobre los estudios en una primera etapa que definirán las obras a realizar, es indispensable considerar los datos que la AIC hoy maneja en relación con las crecidas que podrían producirse, su magnitud y tiempos de estadía. Esto determinaría la cantidad de hectómetros cúbicos que deberían entrar a la cuenca de Los Barriales”, agregó.
En este punto, Marré dijo: “Es fundamental conocer si la capacidad de esta cuenca es apta para absorber ese valor. No hay que dejar de considerar que, a diferencia de otras obras hidroeléctricas de nuestra región, Planicie Banderita no tiene un vertedero para evacuar grandes volúmenes de agua. Asimismo, vale agregar que con la generación a pleno de sus dos turbogrupos puede sacar de sus dos embalses -Mari Menuco y Los Barriales- solamente 600 m3/seg, un valor de descarga muy bajo”.
Dudas que persisten
“Se debería también estudiar los tiempos con los que se debería disponer previos a la llegada de la crecida a Portezuelo Grande para llegar a la capacidad máxima de captación de la misma. El nivel mínimo (m.s.n.m) que se debería considerar en estos dos lagos para llegar a esa máxima es el del umbral de las compuertas del dique Loma de la Lata, dique que vincula y controla el paso del agua de un lago al otro”, señaló Marré.
Y agregó: “De este estudio, en primera etapa, se podrá definir hasta qué valor de volumen de agua de una crecida están estas cuencas en condiciones de contener. En una segunda etapa y con los datos de los estudios anteriores, resultará la definición de los proyectos y la ingeniería de las obras a ejecutar en el dique Portezuelo Grande”.
“En primera instancia se definirá la altura a la que se deberá levantar el dique, que es de 12 metros, y de material suelto, para evitar la rotura del mismo. Con relación a las derivaciones que tiene este dique, actualmente son dos: una de 12 compuertas para derivar hasta 7900 m3/seg. a Los Barriales (vertedero principal) y otra de 6 compuertas para dejar pasar al cauce natural de este río hasta 3600m3/seg. (vertedero de la presa)”, comentó.
El especialista aseguró: “Respecto de este último vertedero, sería imposible dejar pasar ese valor de caudal aguas abajo de la presa, sin provocar daños a distintos asentamientos poblacionales, industriales, etc., (Añelo – El Chañar). Por lo tanto, se debería estudiar en la etapa 1 hasta qué valor de caudal se podría evacuar por el mismo”.
“Para la derivación a la cuenca Los Barriales, conocemos la capacidad máxima del vertedero existente, pero por los estudios de la etapa 1 y el resultado de la elevación de la presa de 12 metros a “x” metros, se podrá determinar en cuanto caudal aumenta esa derivación. Para el resto que se necesite derivar resultará la construcción de un veredero adicional o la posibilidad de derivación por alguna depresión natural adyacente al vertedero existente”, concluyó.
Otros pendientes
Además, de las obras de infraestructura, es imprescindible instalar un sistema de alerta temprana. Según la Organización Meteorológica Mundial, debería consistir en cuatro etapas: monitoreo de las amenazas climáticas, cálculo del riesgo ante esas amenazas, comunicación del riesgo y capacidad de respuesta.
Los dos primeros puntos podrían considerarse como cumplidos, pero en el caso del complejo Portezuelo Grande, las dos últimas (información a la población y la reacción frente al evento) son más que deficientes. Están ausentes.
Imaginemos que hay una rotura de Portezuelo Grande, la punta de la corriente llegaría a Cipolletti, por ejemplo, en 12 a 24 horas como máximo. Hay muchas preguntas, aun sin respuestas: ¿Cuánto tiempo hay para avisar a la población?, ¿cómo se organiza la evacuación de los colegios, hospitales, geriátricos, y la población en general?, ¿dónde están marcadas claramente las vías de escape? Esas vías, ¿están hoy disponibles o hay, por ejemplo, tomas ilegales? ¿Se ha realizado algún simulacro de evacuación? ¿Cuáles serían las obras (de mínima) que habría que encarar a la brevedad? Para terminar, al ser Cipolletti una de las ciudades más expuestas, ¿no debería su intendente (Rodrigo Buteler) tomar este tema como prioritario y reclamar ante el gobierno provincial y nacional para que se tomen las acciones correspondientes?
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