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Heladas históricas reducen en un 60% la producción frutícola de Turquía

Entre febrero y abril de 2025, tres olas tres heladas extremas afectaron a 65 provincias del país, provocando graves pérdidas en la producción frutícola.

Las heladas primaverales registradas entre febrero y abril de 2025 en Turquía dejaron un panorama desolador para el sector agrícola del país. Los frutales, especialmente los cítricos, carozos, pomáceas y frutos secos, sufrieron pérdidas de una magnitud tal que las autoridades ya estiman una caída de hasta el 60% en la producción anual. La información fue recogida por el medio especializado Valencia Fruits, que da cuenta de la gravedad del fenómeno climático y sus consecuencias socioeconómicas.

El fenómeno meteorológico, calificado como inusual en muchas de las regiones afectadas, se desarrolló en tres olas de frío intenso. La primera se registró a finales de febrero en la costa sur del país, en las provincias de Adana, Mersin y Hatay. La segunda ola golpeó en marzo a la región del Egeo, particularmente a la provincia de Esmirna, y la tercera, considerada la más severa, ocurrió en abril, afectando a 65 de las 81 provincias turcas, con impactos graves en al menos 36 de ellas.

La magnitud de las pérdidas llevó al gobierno turco a anunciar un paquete de ayudas destinadas a paliar los efectos de las heladas. No obstante, según Valencia Fruits, el daño a los cultivos es tan amplio que incluso con asistencia estatal se espera una profunda afectación a la economía agrícola del país. Los daños han alcanzado a una amplia gama de cultivos. Entre los más afectados se encuentran los damascos, uvas, higos, manzanas, ciruelas, cerezas, guindas, duraznos, caquis y peras. En la región de Malatya, principal zona productora de albaricoques, los agricultores reportan pérdidas considerables. Lo mismo ocurre en Manisa, donde las viñas han sido severamente afectadas, mientras que en Nide, los manzanares podrían sufrir una merma incluso mayor que en 2024, cuando la producción ya se había reducido a 350.000 toneladas.

En el caso de las cerezas, las provincias de Esmirna y Afyonkarahisar, líderes en producción nacional, prevén una caída de hasta el 70%. En Bursa, se proyecta que la producción de duraznos se reducirá a la mitad, y la de peras bajará de 250.000 toneladas a entre 170.000 y 180.000.

Los frutos secos tampoco han escapado a la devastación. Se calcula una disminución del 25% en la producción de pistacho, mientras que las avellanas presentan pérdidas de entre el 20% y el 35%. Las nueces podrían registrar una merma del 30% al 45%, y las almendras, especialmente en la región de Adyaman, han sufrido una pérdida estimada del 30%.

El sector citrícola ha sufrido un golpe especialmente duro. Las variedades de limón Enterdonat y Kutdiken fueron gravemente afectadas, lo que llevó al gobierno turco a prohibir temporalmente su exportación el pasado 8 de abril. Aunque la medida fue revertida pocos días después debido a la presión del sector, las perspectivas no son alentadoras: se espera que la producción de limones caiga de 1,7 millones de toneladas a 1,3 millones, mientras que la de naranjas descendería de 1,6 millones a 1,4 millones.

Ni los sistemas de prevención tradicionales ni las máquinas térmicas pudieron evitar las consecuencias de las heladas. A esto se suma el elevado coste que estos mecanismos representaron para los productores, ya golpeados por el aumento de los precios de los insumos agrícolas y la mano de obra.

Una crisis frutícola con efectos a largo plazo

El Instituto Estadístico Turco (TurkSTAT) ha anticipado que la producción agrícola general de 2025 sufrirá una caída no solo por las heladas, sino también por otros fenómenos climáticos adversos que comenzaron a manifestarse desde finales de 2024, como sequías, lluvias intensas y granizadas.

Además, las pérdidas en árboles jóvenes representan un problema añadido. Muchos cultivos frutales no solo se ven afectados en su cosecha actual, sino que podrían tardar al menos tres años en recuperar su capacidad plena de producción. Esto abre la puerta a un escenario de precios elevados y escasez de fruta tanto para el consumo interno como para la exportación.

Mientras los agricultores turcos esperan la materialización de las ayudas prometidas por el gobierno, el país se enfrenta a una de las crisis agrícolas más severas de los últimos años. Con impactos económicos de largo alcance y una importante presión sobre el mercado alimentario, las heladas de 2025 pasarán a la historia como un punto crítico para la producción frutal de Turquía.

Fuente: Valencia Fruits.

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