Las exportaciones de peras argentinas se frenan tras un año récord
Tras alcanzar las exportaciones de peras el mayor volumen de la última década, los envíos muestran una fuerte desaceleración en el segundo semestre.
Las exportaciones de peras argentinas alcanzaron en los primeros diez meses de 2025 un total de 325.500 toneladas, marcando un récord histórico en la última década y un crecimiento cercano al 3% en relación con el mismo período del año pasado, cuando las ventas externas habían alcanzado las 316.500 toneladas, según datos difundidos por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
Este incremento, aunque moderado, representa una buena noticia para el sector frutícola argentino, no solo por el aumento en el volumen exportado, sino también por el ingreso de divisas que genera una de las principales actividades agroexportadoras del país. Sin embargo, detrás de este récord anual se esconden signos de desaceleración que preocupan a productores y exportadores, especialmente a partir del segundo semestre del año.
Una evolución con dos caras: crecimiento inicial y caída posterior
Los datos del SENASA muestran que el desempeño de las exportaciones de peras a lo largo del año fue dispar. Durante el primer trimestre de 2025, el crecimiento interanual fue notable, alcanzando un 7% respecto del mismo período del año anterior. En el segundo trimestre, la tendencia positiva continuó aunque con una leve moderación, ubicándose en torno al 6%.
No obstante, el tercer trimestre marcó un punto de inflexión: las exportaciones cayeron un 7% interanual, totalizando poco más de 59.600 toneladas, frente a las 64.300 toneladas registradas en el mismo período de 2024.
El panorama se agravó en octubre, cuando las colocaciones externas apenas alcanzaron las 13.200 toneladas, contra las 15.900 toneladas del mismo mes del año anterior, lo que equivale a un desplome del 17%.
Estas cifras evidencian una pérdida de dinamismo en el comercio exterior de peras, especialmente en la segunda mitad del año, lo que ha generado preocupación en toda la cadena productiva.
Las causas detrás de la desaceleración
De acuerdo con exportadores consultados por la Redacción de +P, la caída registrada a partir del segundo semestre responde principalmente a la escasa disponibilidad de peras frescas de buena calidad.
"Todo el mundo vendió la pera Packham's hasta agosto por temor a que sobre, como el año pasado. Y ahora no hay y los precios se fueron a las nubes en Brasil. Eso pasa porque nunca tenemos estadísticas confiables", detalló un importante exportador en conversación con este medio.
La pera argentina está muy bien catalogada en los mercados externos.
“Fue una tormenta que nadie esperaba”, resume otro exportador del Alto Valle de Río Negro. “La combinación de una menor oferta exportable nos dejó con caída de ventas a partir del segundo semestre, aunque con márgenes mucho mayores”.
"El motivo (de la caída de embarques al exterior) es que no hay más pera. No queda casi nada. Yo creo que nadie quiso especular después de lo que pasó con el final de la pera del 2024", agregó el CEO de una de las exportadoras más grandes de la región.
Brasil, el principal destino
La pera continúa siendo la principal fruta de exportación de la Argentina, tanto en términos de volumen como de valor. En este contexto, Brasil se consolida como el principal comprador, absorbiendo el 40% de las exportaciones argentinas y con valores claramente al alza.
En segundo lugar de importancia se ubican Rusia y Estados Unidos, ambos con una participación del 16% cada uno. Más atrás aparecen México, Italia y Perú, que completan la lista de compradores.
La dependencia del mercado brasileño es un factor estructural del negocio. Si bien representa una gran oportunidad por su cercanía y tamaño, también implica un riesgo: cualquier fluctuación en la demanda del país vecino impacta de inmediato en las estadísticas de exportación.
Las manzanas, en el camino opuesto
Mientras la pera muestra signos de agotamiento en el segundo semestre del año, el sector de la manzana atraviesa una situación completamente diferente.
En los primeros diez meses de 2025, las exportaciones de manzanas argentinas totalizaron 81.600 toneladas, lo que significa un crecimiento del 21% en comparación con el mismo período de 2024, cuando se habían exportado 67.100 toneladas.
"Según mi impresión, la desaceleración en las exportaciones de peras se debe a una significativa baja de los stocks. Hoy prácticamente no hay Packham's en el Valle. Como contrapartida, el mercado de Brasil se presenta firme en la demanda de manzanas", confió un ejecutivo de una empresa líder de Cipolletti.
Tal lo señala el empresario y a diferencia de lo ocurrido con la pera, todos los trimestres del año mostraron en las colocaciones de manzanas tendencias positivas. Incluso en octubre, mes en que se observó una leve desaceleración, las exportaciones de manzanas mantuvieron un crecimiento interanual del 2%.
La explicación radica en una mayor disponibilidad de fruta y una buena calidad general de la cosecha, lo que permitió sostener los envíos al exterior y, al mismo tiempo, abastecer un mercado interno con precios en alza.
En el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, epicentro de la producción frutícola argentina, los valores pagados al productor por manzanas de alta calidad alcanzaron esta semana hasta los 1.000 pesos por kilo, un precio significativamente superior al de años anteriores. Este repunte se debe, en parte, a la fuerte demanda interna de fruta premium y las crecientes exportaciones.
Un cierre de año con desafíos
El contraste entre el desempeño de la pera y la manzana refleja la volatilidad del negocio frutícola argentino, fuertemente dependiente de factores climáticos, de mercado, volumen y de calidad del producto.
La manzana de calidad esta logrando muy buenos retornos para el productor del Valle de Río Negro y Neuquén.
Si bien el récord de exportaciones de peras en 2025 es un motivo de orgullo para el sector, las cifras más recientes advierten sobre la necesidad de fortalecer la competitividad, mejorar los procesos de poscosecha y conservación, y diversificar los mercados para evitar una excesiva dependencia de unos pocos destinos. La falta de estadísticas comerciales y de producción, son otros de los tantos temas pendientes de la actividad.
Los productores coinciden en que el desafío hacia 2026 será recuperar la calidad y el ritmo exportador que caracterizó a los primeros meses del año, en un contexto global que exige cada vez mayores estándares de inocuidad, sustentabilidad y presentación del producto.
En definitiva, 2025 se perfila como un año de claroscuros para la fruticultura argentina: récord en volúmenes, pero también alertas encendidas sobre la pérdida de competitividad en el segundo semestre. Un balance que invita a la reflexión sobre la necesidad de planificación a largo plazo, inversión en tecnología y políticas públicas que acompañen a uno de los sectores más emblemáticos del agro nacional.
Fuente: Redacción +P.
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