heladas

Paso a paso, cómo es el daño que generan las heladas en la producción

Las heladas generan enormes pérdidas a la producción del Valle. Un repaso para entender el esfuerzo que hacen los productores para sostener su cosecha.

En muchas oportunidades los vecinos de las distintas localidades ubicadas en los Valles de Río Negro y Neuquén escuchan o leen sobre los efectos de las heladas en la producción. En otros casos, los menores, los padecen como es el caso de las defensas que usan los chacareros para combatirlas a través de la quema de combustible, mecanismo que genera contaminación y daños en la salud de la población.

Pero, ¿Qué es la helada? y ¿Qué efectos tiene sobre nuestra producción? Intentaremos dar los conceptos básicos de este fenómeno que, en las primaveras del Valle, aparece de forma impiadosa afectando a la producción y a la población.

Para comenzar hay que señalar que la producción frutícola se ve considerablemente afectada cada año por las condiciones climáticas acontecidas. La temperatura es considerada, en general, como el factor más importante para el cultivo frutal ya que, además de ser limitativo en algunos casos para el cultivo, ejerce su acción a lo largo de todo el año sobre los procesos fisiológicos de la planta. En este contexto, las condiciones térmicas adversas pueden originar daños a la planta y a su producción. Las temperaturas excesivamente bajas en invierno y, especialmente, en primavera son determinantes para una cosecha.

Para tener una idea de lo que estamos mencionando, todos los años por las heladas primaverales los Valles de Río Negro y Neuquén, en promedio de las últimas temporadas, pierden entre el 20% y el 40% de su cosecha efectiva. Esto es equivalente -siempre hablando de promedios- a unas 350.000 toneladas de fruta que todos los años no llegan a los mercados. Llevado a valor, las mermas representan poco más de 150 millones de dólares tomando la matriz comercial que presenta hoy el sistema frutícola de la región.

Los efectos de las heladas primaverales dependen del estado en que se encuentran los órganos expuestos de la plantación (floración, cuaje del fruto, etc.) y de las propias condiciones de la helada (temperaturas mínimas y tiempos de del fenómeno).

Definición de helada

Desde un punto de vista meteorológico se dice que ha helado cuando la temperatura ambiental, medida bajo abrigo, desciende por debajo de 0 ºC. Desde un punto de vista agronómico se considera que hay helada cuando el descenso térmico es capaz de causar algún daño a los tejidos vegetales, e incluso la muerte, debido a la formación de hielo en los tejidos. El efecto producido por el hielo altera o impide el normal desarrollo de los órganos y sus funciones.

En los tejidos de las plantas la congelación del agua se produce a temperaturas más bajas que 0 ºC. Un descenso suave y continuo de la temperatura hace por lo general que se sobrepase varios grados el punto de congelación en las plantas sin formarse hielo. Ahora bien, cuanto más baja es temperatura mayor cantidad de hielo se forma en el interior de los tejidos, pero esta medida no proporciona siempre la información adecuada para evaluar los daños, ya que éstos dependen de otros muchos factores relacionados con las condiciones de la helada y con las características de la planta.

Por lo tanto, sólo podemos afirmar que se ha producido una helada cuando se observa algún daño específico en los órganos de la planta. Evidentemente los órganos más sensibles en cada estado fenológico serán los primeros, en general, en sufrir los daños, y cuanto más severa sea la helada los daños se extenderán a otras partes de la planta.

Tipos de heladas según la época

Las heladas se clasifican según la época en que se producen en otoñales, invernales y primaverales o tardías. Las heladas otoñales se producen algo antes de la entrada en reposo y, en general, no están muy extendidas ni suponen una grave afectación para los frutales.

Las heladas invernales afectan a las plantas en un estado de reposo, o en su transición de entrada y salida del reposo. En estos estados tienen que alcanzase, general, temperaturas inferiores a -15 ºC para causar daños a los frutales.

Las primaverales son las más importantes en nuestra región u el frío afecta a los órganos en actividad y en estados de gran sensibilidad. En este caso temperaturas ligeramente inferiores a 0 ºC pueden causar daños en los órganos de algunas especies frutales.

Tipos de heladas según la causa del descenso térmico

Dependiendo de la causa determinante del enfriamiento las heladas pueden ser de advección (o convección), radiación y evaporación. Estos tres fenómenos pueden producirse simultáneamente o sucesivamente en una misma noche. A continuación se describe brevemente sus diferencias.

Las heladas de advección se producen por un descenso brusco de la temperatura originado por el desplazamiento de grandes masas de aire frío (aire polar). Ocasionan daños intensos y generalizados en nuestras zonas frutícolas.

Las heladas de radiación ocurren por la noche, cuando el balance térmico de la radiación tierra-atmósfera es negativo, es decir el suelo emite mayor radiación que la recibida. Está perdida de energía se traduce en un enfriamiento rápido del suelo y plantas que pierden calor por radiación según se asciende. Las nubes o una atmósfera con alta humedad relativa actúan de pantalla impidiendo el paso de las radiaciones. Las condiciones favorables para que se produzcan estas heladas son: cielo despejado, noche en calma y escasa humedad del suelo y en el aire.

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La foto refleja un caso extremo de heladas por radiación.

La foto refleja un caso extremo de heladas por radiación.

Las heladas de evaporación se producen cuando la humedad relativa del aire es baja (menor del 80%) y los órganos están humedecidos debido a la lluvia, riego o deposición de rocío. En estas condiciones el agua se evapora sustrayendo calor a los tejidos y puede provocarse la helada. Dicha evaporación se ve incrementada por el viento.

Finalmente hay que citar la gran trascendencia de tiene la humedad relativa del aire en las heladas. Con humedades altas el punto de rocío (temperatura a la que se condensa el agua) es mayor. Cuando el aire llega a ese punto, el agua condensa en la superficie de las plantas liberando 600 calorías/gramo y atenúa el descenso de la temperatura. Si la temperatura sigue bajando hasta 0 ºC, el agua se congela aportando de nuevo 80 calorías/gramo y formando abundante escarcha sobre las plantas. Esta formación de hielo se denominan, comúnmente, como "heladas blancas".

De peores consecuencias son las heladas conocidas como "heladas negras", producidas cuando la humedad relativa es baja (punto de rocío menor que la temperatura crítica). En estas condiciones se produce un descenso rápido de la temperatura al no ser frenado por la condensación y congelación del agua.

Efectos en la producción

Como ya se mencionó, la temperatura a la que la planta es dañada, y sobre todo sus órganos fructíferos, depende principalmente de su estado fenológico. Las yemas fructíferas son mucho más tolerantes en invierno, cuando están en pleno reposo. A medida que evolucionan en los diferentes estados fenológicos (apertura de yema, floración, cuaje y desarrollo de fruto) serán menos tolerantes, alcanzando el punto máximo, normalmente, entre la fecundación de las flores y cauje del fruto.

Para establecer con certeza la ocurrencia de heladas no es suficiente conocer solo la temperatura mínima alcanzada, sino que es preciso observar los tejidos vegetales y comprobar que se presentan síntomas típicos y, por lo tanto, diferentes a los que se pueden presentar como consecuencia de otro tipo de causas.

Las heladas primaverales, al ser normalmente más suaves, no suelen provocar lesiones en los tejidos leñosos, pero afectan a las yemas fructíferas en su desarrollo, a las flores y a los frutos, órganos mucho más sensibles a las heladas. Los daños pueden llegar a producir alteraciones irreversibles en los tejidos de un órgano, se manifiestan a la vista por varios síntomas. El síntoma inicial más característico es el cambio de tonalidad o de color que tiene, por ejemplo, el fruto cuajado.

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Daños en el fruto, luego de una fuerte helada.

Daños en el fruto, luego de una fuerte helada.

La literatura destaca que por lo general la observación de síntomas debe hacerse entre dos y cinco días después de la helada. Si las observaciones se hacen antes, la sintomatología pueden no mostrarse claramente, y si se hacen después de ese período, el diagnóstico se dificulta como consecuencia de la evolución de los órganos, o por el desprendimiento de los más afectados.

De ahí la necesidad que tienen los productores todas las primaveras de defender su cosecha ante las amenazas de las bajas temperaturas. Frente a este escenario hay formas para intentar moderar los efectos de las heladas. Uno de ellos es la quema de combustible para subir las temperaturas en los cuadros de las plantaciones y así lograr que las temperaturas mínimas no afecten los frutales que se encuentren, principalmente, entre los estados fenológicos que va de la floración al cuaje del fruto y primeros estados de desarrollo del fruto.

Pero también hay mecanismos de control de heladas que nos son tan contaminantes, pero para los que se necesitan importantes recursos ya que suelen ser inversiones a las que la mayor parte de los productores no tienen acceso. Pero este tema seguramente dará para ser trabajado en otra nota con mucho más detenimiento.

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