Preocupación en fruticultores de Mendoza por importaciones que ahogan la producción local
La reducción de aranceles impulsa la importación de frutas frescas, como uvas y mandarinas, afecta a los productores locales de Mendoza por precios más bajos y competencia desleal.
La reciente baja de aranceles para importar ha transformado los mercados de abasto de productos frescos, generando preocupación entre los productores frutícolas de Mendoza y Argentina. Los precios de las frutas importadas, especialmente desde Chile y Egipto, son significativamente más bajos que los de la producción local, lo que dificulta la competitividad de los productores mendocinos.
Este fenómeno, impulsado por una mayor apertura a las importaciones y una mejora impositiva desigual para los productores locales, está impactando directamente en frutas como la uva y la mandarina.
En los últimos meses, los productores de uva de mesa en Mendoza y San Juan han notado una creciente presencia de uvas chilenas en el mercado, que se venden entre $5.000 y $7.000 menos por caja en comparación con la producción local, manteniendo una calidad competitiva.
Del mismo modo, se han importado 289.000 kilos de mandarinas entre enero y mayo, principalmente desde Egipto, un volumen inusual para esta época del año. Según Lorena Hervas, gerenta de Defimen, el aumento de importaciones de frutas frescas, como uvas de Chile y Perú o limones de España y Brasil, se debe a costos bajos y beneficios otorgados por el Gobierno. Por ejemplo, los limones importados llegaron a un precio nacionalizado de U$S0,86, frente a U$S1,43 de los provenientes de Chile y Brasil.
Impacto en la producción local
La situación plantea desafíos para los productores locales, quienes enfrentan costos crecientes, como los de electricidad, y una demanda debilitada que limita el traslado de estos costos al precio final. “No estamos en contra de la competencia, pero igualar esos precios es muy difícil”, explica Eduardo, un productor y vendedor de uvas que comercializa en Mendoza y el sur del país.
Brian, vendedor de cítricos en el Mercado Cooperativo del Acceso Este, señala que la importación de mandarinas egipcias durante el verano, cuando no hay producción local, es una novedad que afecta al mercado.
Mario Bustos Carra, presidente de la Cámara de Exportadores de Cuyo, destaca que la flexibilización de importaciones ha facilitado el acceso a repuestos esenciales para las cadenas productivas, pero también ha permitido el ingreso de bienes elaborados que compiten con una producción local gravada con un 50% de impuestos. Por su parte, desde Argenfruit señalan que frutas como el kiwi de Italia, la banana de Ecuador o la palta de Chile son habituales, aunque este año también se observa un aumento en la importación de tomates chilenos.
Desafíos logísticos y estacionales
La estacionalidad y el clima también juegan un rol clave. Omar Carrasco, presidente de la Cámara Frutihortícola de Cuyo, explica que en invierno, cuando la producción local es casi nula, los precios tienden a subir debido a la necesidad de importar desde el norte del país o de utilizar frutas almacenadas en cámaras frigoríficas, lo que incrementa los costos.
Además, factores como el posible cierre del Paso Cristo Redentor podrían reducir el ingreso de frutas y elevar los precios. Carrasco recomienda a los consumidores comparar precios y optar por compras mayoristas para abaratar costos.
A pesar de que el SENASA reporta que las importaciones de frutas frescas no han crecido en volumen, el impacto en los precios y la percepción de los productores es innegable. La combinación de costos operativos altos, una demanda en baja y la competencia de productos importados a precios más accesibles pone en jaque a los productores locales, quienes buscan mantener la calidad y rentabilidad en un mercado cada vez más desafiante.
Fuente: Los Andes
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