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¿Qué pasó con la pera argentina? De récord histórico a freno inesperado

Tras un primer semestre récord, las exportaciones de peras se estancaron por la falta de fruta y una estrategia comercial que dejó al mercado sin oferta.

Las exportaciones argentinas de peras atraviesan un período de enfriamiento luego de haber mostrado, durante el primer semestre del año, uno de los mejores desempeños de la última década. Datos suministrados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) revelan que entre enero y noviembre las colocaciones externas alcanzaron poco más de 334.300 toneladas, un volumen prácticamente idéntico a las 331.200 toneladas registradas en el mismo período del año pasado.

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Este estancamiento contrasta con lo sucedido en la primera mitad del año, cuando las exportaciones crecían a un ritmo interanual cercano al 10% y se ubicaban en niveles récord. En ese momento, la combinación de una buena disponibilidad de fruta, condiciones favorables en los mercados internacionales y un tipo de cambio relativamente competitivo había impulsado los envíos al exterior. Sin embargo, la tendencia comenzó a cambiar a partir de julio, cuando se evidenció una marcada desaceleración.

Según fuentes del sector, la caída registrada desde mediados de año responde principalmente a la escasa disponibilidad de peras frescas en la segunda parte de la temporada. “Todo el mundo vendió la pera Packham’s hasta agosto por temor a que sobre, como el año pasado. Y ahora no hay y los precios se fueron a las nubes en Brasil. Eso pasa porque nunca tenemos estadísticas confiables”, confió un importante exportador en diálogo con este medio.

Esa estrategia defensiva, basada en evitar un exceso de oferta como el que golpeó al sector en la temporada previa, terminó generando un desajuste: se comercializó demasiado volumen en el primer tramo del año y faltó fruta en condiciones óptimas para la recta final de la campaña. El impacto fue inmediato y se refleja en las comparaciones mensuales. De los últimos cinco meses analizados, solo uno —septiembre— mostró envíos superiores a los de la campaña 2024.

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Aun así, la pera se mantiene como la fruta argentina más relevante en exportaciones, tanto por volumen como por valor. Dentro de ese mapa comercial, Brasil se consolida como el principal destino, absorbiendo alrededor del 40% de la oferta exportable. Los valores en el mercado brasileño, además, vienen registrando subas significativas ante la menor disponibilidad de fruta, lo que ha servido de amortiguador parcial para el sector.

En segundo lugar se ubican Rusia y Estados Unidos, cada uno con una participación aproximada del 16% en el total exportado. Más atrás aparecen México, Italia y Perú, que completan el abanico de compradores, aunque con volúmenes considerablemente menores. Esta concentración, especialmente en el mercado brasileño, constituye un rasgo estructural del negocio frutícola argentino. Si bien la cercanía geográfica y la magnitud del consumo en Brasil representan una ventaja estratégica, también implican un riesgo: cualquier fluctuación en la demanda del país vecino repercute de manera inmediata en los números de exportación.

Manzanas: fuerte crecimiento y niveles máximos desde 2020

Mientras la pera pierde impulso, el negocio de la manzana argentina transita una temporada mucho más dinámica. Entre enero y noviembre, las exportaciones de esta fruta alcanzaron las 87.100 toneladas, lo que supone un incremento interanual cercano al 20%. Se trata de uno de los mejores registros en los últimos cinco años y, según destacan los analistas del sector, las colocaciones externas se ubican actualmente en los niveles más altos desde 2020.

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En el caso de la manzana, la evolución ha sido incluso más pareja que en la pera. Solo en noviembre se observó una leve caída en relación con el mismo mes de 2024, mientras que el resto del segundo semestre mantuvo un crecimiento sostenido. Esta diferencia responde a una mejor disponibilidad de fruta de calidad, una menor presión de venta anticipada y una demanda internacional más estable a lo largo de toda la temporada.

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Un escenario dual que anticipa desafíos para 2026

El contraste entre la performance de la pera y la manzana deja al complejo frutícola argentino ante un escenario dual: por un lado, la pera enfrenta dificultades vinculadas a la planificación comercial, la disponibilidad de fruta y la dependencia de Brasil; por el otro, la manzana se posiciona como un producto en claro crecimiento, con recuperaciones constantes y señales positivas para el corto plazo.

Para los especialistas, el desempeño final del año confirma la necesidad de mejorar los sistemas de información y estadísticas del sector, a fin de evitar decisiones comerciales apresuradas que afecten la oferta en momentos clave. De cara a 2026, el desafío será recuperar volumen exportable en peras y sostener el crecimiento logrado en manzanas, en un contexto internacional que continúa siendo competitivo y volátil.

Fuente: Redacción +P.

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