Bariloche, entre proyectos tecnológicos, la inflación y la sequía
El INTA trabaja en la implementación de tecnología para la adaptación de los productores al cambio climático. ¿Cuáles son los proyectos en estudio?
El contexto es preocupante. El período de sequía que atraviesa la Argentina genera una disminución en la oferta de terneros y, por lo tanto, una baja en la producción nacional.
Según un informe del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el fenómeno de La Niña -que comenzó en 2020 y llegó a su fin a mediados de abril de 2023-, provocó una sequía histórica en Argentina. Durante el 2022 se registraron precipitaciones por debajo de lo normal, lo que la posicionó entre los 14 años más secos en más de 60 años.
“Esta situación generó una poca producción a nivel nacional y disminución del stock, ya que se produjo una baja considerable en la oferta de terneros”, aseguró a +P, Leonardo Claps, economista de CONICET Bariloche.
Sin embargo, más allá de esta sequía, el 2023, “ha sido un buen año en lo que respecta meramente a la cuestión ambiental ya que la primavera trajo un buen nivel de precipitaciones y de nieve por lo que hubo una buena recuperación del pastizal. Por lo tanto, la producción que queda es buena”, aseguró Claps.
Intervenciones a campo
En este contexto, donde el cambio climático constituye una emergencia a nivel mundial, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) lleva adelante proyectos que tienen por objetivo la adaptación de productores ganaderos a esos nuevos escenarios, siempre teniendo como propósito mejorar la producción en el sector.
Un ejemplo de ello es el programa basado en la electrificación solar, mediante el cual se distribuyen boyeros eléctricos y paneles solares. “Hoy en día el alambrado es carísimo y ya hay muchos productores que están implementando el uso de estos boyeros para cuidar a su ganado, al igual que el uso de los paneles que sirven para trabajar el mejoramiento del pastizal del sistema de agua”, aseguró a +P, Mauro Sarasola, director la Estación Experimental Agropecuaria INTA Bariloche.
A toda la gente le sucede que cuando busca comprar algún producto o servicio, quiere asegurarse que funcione por lo que se necesita evidencia empírica. “Nuestra intervención se produce a través de las organizaciones o grupos de productores. En este sentido, cuando investigamos alguna cuestión que nos parece que se podría llevar a la práctica, mostramos a los productores a través de campos demostradores que son sistemas reales de producción. Esto ayuda para que vean la tecnología andando en algunos de sus pares y confíen en nuestras propuestas”, detalló.
De aniversario
El INTA Bariloche está próximo a cumplir 60 años y el organismo enfrenta un nuevo desafío: “Ver los contextos de cambio y adaptar la tecnología a ellos porque no sólo hablamos de cambios ambientales sino también sociales. Hoy por hoy el arraigo rural es un desafío ya que mucha gente decide emigrar a la ciudad buscando otras formas de vida”, aseguró Sarasola.
Sin embargo, quienes aún persisten y resisten en las zonas rurales, también tienen el desafío de adaptarse al desarrollo de nuevas tecnologías de la información que permiten, por ejemplo, medir el peso de los animales. “Además, el uso de WhatsApp se transformó en un cotidiano ya que, a través de una foto, los productores pueden hacer algunas consultas”, afirmó Sarasola.
Desde hace un tiempo, el INTA Bariloche trabaja a través de imágenes satelitales en las que se puede anticipar cuánto pastizal va a haber en el verano y la cantidad de agua con la que los productores contarán.
Además, el INTA Bariloche continúa trabajando fuertemente, en conjunto con la provincia de Neuquén, con el Plan Ganadero Bovino, que es un plan provincial que está planteado a 10 años de mejora en la producción para que sea de más calidad. “Para ello, se llevan adelante capacitaciones continuas e intervenciones con diferentes grupos de productores”, aseguró el director.
Como si esto fuera poco, también trabajan en proyectos para el mejoramiento genético y de producción, el manejo nutricional, de pastizal y de mayor productividad de carne por hectárea.
Actualmente, se están asistiendo a varias cooperativas de Ingeniero Jacobacci para engorde a corral de ovino y así mejorar la calidad y, por ende, la oferta. “De esta manera, se aseguran que el animal que llegó débil al invierno se recupere, se engorden y así se eviten las pérdidas”, aseguró Claps.
Otras líneas de investigación están destinadas a la asistencia técnica de mejora de la gestión comercial de lo que se produce y se vende como, por ejemplo, la fibra animal. “En Zapala, las cooperativas hicieron importantes en ventas en forma conjunta y el trabajo en equipo ayuda a generar una mejor organización para clasificar los productos y salir a vender”, finalizó el economista.
Presión sobre los precios
Pero, desde el punto de vista económico, el año fue extremadamente inestable a causa de la suba generalizada de precios, que es desproporcionada respecto al incremento en bienes y servicios. “Debemos tener en cuenta que, los números de la inflación que difunde el INDEC están centrados en la provincia de Buenos Aires y eso nada tiene que ver con lo que sucede en la Patagonia”, aseveró.
Al ser consultado por los desafíos que tiene el INTA para afianzar la producción ganadera de cara a los tiempos que vienen, Claps informó que los precios de los productos están empezando a normalizarse, “con lo cual podemos esperar que los números se acomoden por los tipos de cambio”.
Las pérdidas de vientres que dejó la sequía de los últimos dos años tendrán sus consecuencias en 2024 y 2025. “La perspectiva para los tiempos que vienen son de escasez de producción de terneros y novillos para vender para consumo. Esta situación de mucha demanda y poca oferta implica que los precios de venta de hacienda se sigan incrementando, por lo que el precio de un novillo costará el equivalente a lo que sale uno en el Mercosur”, detalló Claps.
Y agregó, “todo esto nos va a hacer traccionar los precios internos. Lo que vamos a terminar pagando para producir carne va a ser más costoso. En la zona cordillerana tenemos una buena perspectiva de temporada de verano, con lo cual en el corto plazo eso va a traccionar la suba de precios, tal como sucedió en noviembre tanto en vacunos y ovinos”.
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