'Cuentos chinos', un clásico en la historia de la Argentina
La foto de los presidentes Javier Milei y Xi Jinping en Brasil alienta el optimismo sobre las relaciones bilaterales. Para muestra, basta un botón y ayer se destrabó la importación de menudencias porcinas a China.
Hoy por hoy, hay mucho entusiasmo en el aire. Y no nos referimos a la cuestión financiera -con el dólar planchado a la cabeza-, tampoco a los indicadores de la microeconomía que comienzan a mostrar alguna señal de recuperación, ni a los exultantes posteos de personajes como Elon Musk. Hoy por hoy, hay mucho entusiasmo en el aire por la foto entre los presidentes Javier Milei y Xi Jinping, en el marco de la cumbre del G20, en Río de Janeiro.
Es una imagen curiosa, impensada para los días de campaña. Allí se lo ve a Milei sonriente -hay quienes halagan su pragmatismo y también quienes cuestionan su pragmatismo- dándole la mano al líder chino, con las dos banderas de fondo.
¿Esta foto tendrá un correlato de incentivos al maltrecho entramado productivo del país o de la región? Aunque es difícil dar con una respuesta certera, lo cierto es que ayer se publicó en el Boletín Oficial una resolución que augura buenas noticias.
China comenzará a importar subproductos del cerdo. Eso que hoy no se le vende a nadie, pasará a facturar millones de dólares y tendrá un impacto trascendental en el negocio del cerdo; y anticipan la llegada de fenomenales inversiones de grandes compañías mundiales. Desde el gigante asiático se comenzará a importar músculo esquelético porcino congelado o enfriado (con y sin hueso) con tejidos grasos adherentes; despojos de cerdo congelados: corazón, riñón, hígado, estómago, tubo cardíaco, tráquea, bronquios, esófago, cabeza, patas, lengua, oídos sin oído interno, piel, colas, cartílagos, manteca de cerdo sin refinar congelada (solo grasa corporal, excluida la grasa de las vísceras) y huesos.
Los organismos sanitarios de ambos países ya acordaron el protocolo y la cadena productiva del sector esperaba ansiosa la puesta en marcha. “China paga muy bien las menudencias. Actualmente, nosotros las mandamos a Hong Kong y Hong Kong se las mandaba a China… Es muy buena noticia, esperemos que simplemente a la brevedad se implemente”, explicó Juan Luis Uccelli, especialista en mercado porcino, en declaraciones a +P.
Tal como planteamos al comienzo, hay mucho entusiasmo en el aire, y Uccelli lo dice así: “Los frigoríficos que estaban habilitados para exportar carne son cinco o seis, no más; pero es muy buena noticia y va a implicar una mejora sustancial en las exportaciones”.
Déjà vu
En el último cuatro de siglo, los distintos Gobiernos de la Argentina buscaron distintas salidas para descomprimir las crisis por las que atravesó el país. Con anuncios que anticipaban millonarias inversiones de China, los presidentes intentaban generar algún tipo de esperanza sobre un futuro mejor. Pero pasada ya poco más de 20 años, todo lo anunciado quedó allí; solo en anuncios.
El martes de esta semana se confirmó que el presidente Milei firmó con su par chino en el marco de la reunión del G20, acuerdos que impulsarán el comercio bilateral y las inversiones en nuestro país. Pese a que el Gobierno argentino manifestó abiertamente su "odio" al comunismo; todo hace pensar que en la firma de este nuevo acuerdo primó el pragmatismo por sobre lo ideológico. Y sobre el cierre de las conversaciones, todo era algarabía en la Cancillería Argentina por los logros alcanzados con el Gobierno chino.
Cuentos chinos
Pero retrocedamos en la historia para entender la relación que ha tenido nuestro país con el Gigante Asiático en todo este último tiempo.
Nos paramos en el inicio del presente siglo. Transcurría la primera semana de noviembre de 2004. Faltaban pocos días para la visita a nuestro país del presidente chino de entonces, Hu Jintao, cuando el gobierno argentino reveló lo que venía insinuando desde hacía algunos días: China iba a financiar un mega-plan de infraestructura por la cifra de 20.000 millones de dólares que contemplaba áreas tan amplias como energía, caminos, viviendas, ferrocarriles (incluyendo un tren de alta velocidad Buenos Aires-Rosario-Córdoba), turismo y telecomunicaciones.
Néstor Kirchner había visitado China ese mismo año, en junio, y según trascendió desde su entorno, a poco de regresar de ese viaje empezó a trabajar en este acuerdo tan promisorio con China, gracias al cual, estaba convencido, la Argentina se transformaría, con un renovado impulso a su economía y la creación de miles de puestos de trabajo.
Pero, la ilusión no duró mucho. El 17 de noviembre de ese año, Hu Jintao vino al país tal lo previsto, pero cuando un enjambre de ansiosos periodistas consultó en conferencia de prensa al director de la Oficina de Información del Consejo de Estado chino, el funcionario respondió que “esa cifra” era “espantosa”. Hubo algunas risas entre los presentes, por lo que se creyó era una confusión semántica de un extranjero, pero yendo al diccionario se puede encontrar que uno de los significados de la palabra “espantoso” es “muy grande, enorme”. La visita de Hu Jintao concluyó sin grandes anuncios y los ecos del relato de las inversiones millonarias se fueron apagando poco a poco.
En febrero de 2015, el primer mandatario chino volvió a visitar el país, pero esta vez con el nombre de Xi Jinping, el nuevo líder del partido y gobierno de China. En ese entonces, la presidente Cristina Fernández anunció la firma de un acuerdo con su par de China para acceder a una línea de financiamiento por casi 2.100 millones de dólares para renovar el servicio del ferrocarril Trenes Argentinos Cargas y Logística (ex Belgrano Cargas). También aseguró que el acuerdo mayor entre ambos gobiernos, por más de 4.800 millones, estaba dado por las inversiones en el sector en el sector energético, el sector naviero y proyectos de infraestructura, entre otros campos. En esta cifra se incluía los primeros desembolsos para la construcción de la represa "Kirchner-Cepernic".
Pero de esos cerca de 7.000 millones de dólares prometidos por el Gobierno de China para financiar obras de infraestructura, el desarrollo de energía nuclear y construcción de nuevos satélites, solo unos pocos cientos de dólares terminaron por ingresar al país. El dato que paso desapercibido en ese momento y que hoy tiene gran importancia para el país fue la firma del primer SWAP que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) acordó con el Banco Central de República Popular de China y que sigue vigente hasta en estos días.
En diciembre de 2018, el presidente Mauricio Macri firmó un acuerdo de financiamiento de obras por 1.200 millones de dólares y unos 5.000 millones de inversiones de las empresas privadas con apoyo estatal de China para proyectos de diferentes rubros. Muy pocos de estos dólares acordados llegaron al país, ya que la crisis económica volvió a emerger en la Argentina y las inversiones quedaron paralizadas. El dato positivo de esta reunión es que el presidente Macri y su par de China, además, anunciaron la apertura del comercio al mercado de Beijing de carne ovina, miel, cerezas, caballos de pie y carne porcina. Para muchos de estos productos, el mercado del gigante asiático es clave para la oferta exportable argentina.
Luego fue el turno del presidente Alberto Fernández. En el Gran Palacio del Pueblo de la ciudad de Beijing, en febrero de 2022, mantuvo un encuentro con Xi Jinping, con quien acordó continuar con el trabajo para profundizar las relaciones de cooperación política, comercial, económica, científica y cultural entre ambos países. En el marco de esta visita, el presidente Fernández acordó la incorporación de la Argentina a la Franja y la Ruta de la Seda, iniciativa china para estimular el flujo del comercio y las inversiones que ya tiene más de 140 países adheridos en todo el mundo.
Desde el Gobierno anunciaron diferentes acuerdos que garantizan financiamiento para inversiones y obras por más de 23.700 millones de dólares. El financiamiento se iba a hacer en dos tramos: uno, ya aprobado por 14.000 millones de dólares bajo el mecanismo del DECCE (Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica) que comprende 10 proyectos de infraestructura, y un segundo por unos 9.700 millones de dólares, que la Argentina presentará en el Grup Ad Hoc creado entre ambos países para iniciar el trabajo tras la adhesión a la Franja y la Ruta de la Seda.
Tal como en los casos anteriores, unos pocos millones de dólares llegaron al país, pero ninguno se terminó plasmando en las grandes obras de infraestructura que necesitaba Argentina.
Pronóstico repetido
Más allá de la foto actual o las del pasado, lo cierto es que China es el principal socio comercial del país y una vez más se habla de oportunidad histórica. Sobre todo, teniendo en cuenta que Donald Trump podría llevar adelante una política comercial más proteccionista y con aranceles a la producción china.
Se habla de una ventana de oportunidad grandiosa, de la chance de lograr "una mejora sustancial en las exportaciones”, de llegar con la producción local a los aproximadamente 700 millones de chinos que componen la clase media; se habla mucho y nos preguntamos: ¿será otro cuento chino?
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