Elsa Martínez, una vida dedicada al trabajo en el corazón de Neuquén
En un paisaje paradisíaco, Elsa vive entre animales, huerta y el sonido del río que cruza su propiedad. No entiende a la gente que se “amontona” en las ciudades y asegura que la tierra te da todo.
Elsa Martínez vivió toda su vida en el campo. Crió dos hijos, Amalia y Juan, quienes cursaron sus estudios en la escuela rural. Hoy ya cuenta 90 años en un cuerpo incansable. Aún trabaja su huerta, vive rodeada de animales y de la inmensa naturaleza que rodea a su casa en Espinazo del Zorro, departamento Catán Lil.
Amalia, su hija, es Ingeniera Agrónoma, y también una mujer incansable que conoce el campo y que siempre tuvo una mirada integral, impregnada quizás de las prácticas de su mamá.
Su tiempo y su trabajo se fue corriendo a estar más cerca y más ocupada en acompañar a Elsa. “Ella, cuando viene, hace su relax de moverme toda la tierra, plantarme, hacer cosas… Por ahí pelea un poco conmigo porque yo tengo la práctica y la enseñanza de los viejos y ella tiene la ciencia, pero ahí andamos, tenemos buena huerta”, asegura Elsa.
Juan se dedica al campo de lleno, también cerca de Elsa, aunque va y viene a Zapala y realiza varias tareas.
"No le tengan miedo al trabajo"
Sobre la gente en el campo, Elsa opinó que “lo mejor que puede hacer todo el mundo, si tienen una casa y un poco de animales, quedarse en la casa”, “¿por qué se van a amontonar en el pueblo?, ¿a hacer qué?”, se cuestionó.
“Que se queden en la casa y que trabajen, que no le tengan miedo al trabajo. Si tienen que cuidar chivas que las cuiden, y sobre todo la tierra que la cultiven, porque muchos dicen hoy en día que no hay qué comer, pero si vos te agachas un poquito a la tierra te fabricas de todo, tenés la papa, la cebolla, todo lo demás”, aseguró Elsa.
"Me quedo acá"
“¡Yo me quedo acá!”, señala Elsa con énfasis, porque “mi martirio más grande es que me condenen a irme de acá. A mí me gusta mucho el campo, tal vez ha sido por la crianza, nacimos y nos criamos en el campo todos mis hermanos, los seis”, cuenta, mientras sus hijos la miran con amplia sonrisa y brillo en los ojos.
Elsa produce admiración. Es un cuerpo chiquito rodeado de inmensidad, afuera la naturaleza, adentro su ser. Sus hijos recuerdan sus palabras, sus enseñanzas, su tesón en cada paso que dan, y no es para menos.
Entre las buenas prácticas que lleva adelante en sus producciones, Elsa crió a varios perros protectores de ganado, una tecnología de manejo que le permite proteger a sus animales contra la depredación de zorros y pumas. Conoce con lujo de detalle la herramienta, y recomienda su implementación. Por estos días sigue sumando proyectos y mediante una incubadora que consiguió su hija, empezó a criar pollitos.
Neuquén profundo
Para llegar a Espinazo del Zorro se va desde Zapala por ruta 46 hacia Aluminé. Al salir de Zapala se toma la ruta hacia el Parque Nacional Laguna Blanca y luego se toma un camino sinuoso entre pavimento y ripio hasta el cruce con la ruta 24 que va a Las Coloradas, se pasa sobre la margen del río Catán Lil y de ahí se puede seguir hasta el Rahue.
La casa de Elsa está inmersa en un valle, se ve desde la ruta, rodeada por montañas, esas que abrazan sus días, lejos del ruido y el amontonamiento, cerca de la tierra y la abundancia.
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