Suelos

Formar suelos en la Patagonia: Se necesitan 6 años, mucho sol, agua y.. Vicia!

Los “cultivos de servicio” sirven para formar suelos en “sustratos inertes”, como los del norte de la Patagonia.

Hace pocos días, desde la cuenta oficial que la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) tiene en la red X, se lanzó una pregunta: ¿Maíces de 12 toneladas sin fertilizante? Las fotos correspondían a establecimientos ubicados en la provincia de Río Negro. Pero, como dice uno de los responsables técnicos del proyecto, a quien pudimos entrevistar desde +P, “no es cuestión de soplar y hacer botellas”.

Parten de dos factores contrapuestos: uno muy malo y otro muy bueno. El malo es lo que se denomina “sustrato inerte”, es decir, suelos con baja o nula carga de materia orgánica y déficit de algunos minerales como el zinc. El bueno es la amplia disponibilidad de agua de calidad, que permite planificar desde el inicio del cultivo todo el riego necesario. Un tercer componente favorable es la heliofanía: hay mucho sol y muchos días diáfanos.

Con todos esos factores dominados, llega el momento de la paciencia. Formar suelos en el norte de la Patagonia puede tardar entre 5 y 7 años. El jugador estrella en este proceso, donde se cruzan inversiones, investigación y tecnología, es el nitrógeno, indispensable para el rendimiento de los maizales, y que puede tener origen mineral o biológico.

Por principios (cultores de la siembra directa para la preservación de suelos), desde AAPRESID pusieron bajo la lupa lotes donde se sembró maíz junto con un “cultivo de servicio”, como es la vicia villosa.

Esta entidad tiene unidades de trabajo e investigación que denomina “chacras”. En el caso de Río Negro, se trata de una serie de establecimientos (algunos próximos a la localidad de Conesa), donde se realizan estas experiencias. El nombre de este grupo es Chacra VINPA, por Valles Irrigados de la Norpatagonia.

AAPRESID anunció que “la Chacra viene evaluando la inclusión de vicia villosa como antecesor del maíz en estos ambientes bajo riego, que en la pasada campaña alcanzaron rindes promedio de 15.250 kg/ha y picos de 19.500 kg/ha en ensayos de microparcelas”. Pero además lograron hacer un comparativo: “A la hora de analizar la respuesta del cultivo a distintas dosis de urea sobre antecesores vicia o barbecho, la Chacra se llevó la sorpresa de que los testigos sin fertilización que venían de cinco años de rotación con vicia lograron rendimientos de entre 11 y 12 tn/ha”.

Alfonso Cerrotta es responsable técnico de desarrollo en el sistema Chacras de AAPRESID, puntualmente en la Chacra de Valles Irrigados Norpatagónicos (VINPA). Cuando lo consultamos sobre la importancia de utilizar, junto al maíz, cultivos con fuerte capacidad de capturar nitrógeno del ambiente, destacó que: "Cualquier cultivo de servicio nos va a dar un plus. La cobertura, de por sí, es buena. Nosotros, siendo AAPRESID, intentamos trabajar siempre en siembra directa, tratando de conservar la estructura física de todas las características de los suelos de la Patagonia. Por lo tanto, la vicia puede ser claramente un cultivo a incluir, que no solo fija nitrógeno del ambiente y nos ayuda a disminuir las aplicaciones de nitrógeno mineral, sino que nos da un montón de otros beneficios, como capturar carbono, reducir el impacto de malezas y bajar el consumo de herbicidas. Esto es un ganar-ganar con cualquier cultivo de servicio que se pueda sembrar. Y no está de más decirlo: están los aportes de forraje que puede llegar a generar este tipo de cultivos de servicio”.

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Le hicimos notar que existe un consenso en torno a que se necesitan entre 5 y 6 años para estabilizar un suelo en el norte de la Patagonia y alcanzar los 15 o 16 mil kilos de maíz por hectárea.

- ¿Se puede obtener rentabilidad antes?

- Yo hablo en base a la experiencia de los productores de este grupo, que fueron los que fueron desarrollando y obteniendo esos resultados, y justamente ellos son los que encontraron, de alguna forma, una fórmula para llegar a estabilizar esos rindes. Y sí, lleva tiempo. Nosotros en esta zona tenemos planteos con muy alta tecnología y con costos muy altos; el riego es uno de esos costos importantes. Por lo tanto, en los primeros años puede llegar a ser poco rentable, o directamente no rentable, hasta que se estabilizan los niveles productivos en todos los cultivos, no solo en maíz.

- Hablaste de todos los cultivos, ¿Qué otras experiencias buenas están registrando? Sabemos que hubo una cosecha de trigo hace poco cerca de Conesa. ¿Con qué otros cultivos han avanzado o trabajado que digas: bueno, hay potencial?"

- Yo estoy hace tres años en la zona, pero entiendo que cualquier cultivo se da bien por acá con estos planteos. La experiencia es así en cebada, en trigo, o en soja. Y hay buenos rindes en cultivos de semillas y en maíz. Hay un montón de cosas por hacer.

- ¿Cómo es el proyecto Chacras de AAPRESID?"

- Lo que trata es de buscar objetivos en común, finalidades en común entre los productores, y en base a eso realizar experimentación a campo y seguimiento de casos de estudio. En el caso de VINPA, es un grupo de productores que ya viene trabajando hace un par de años. No es que generaron una receta mágica, pero sí empezaron a tener bien en claro cómo arrancar de cero en estos planteos, partiendo de un suelo o sustrato con muy poco desarrollo. Y, por otro lado, con el agua del río Negro, de muy buena calidad y cantidad. A partir de esos dos factores, en un ambiente con muy buenas características ambientales —muy buena radiación y heliofanía—, empezaron a producir en cantidad y calidad, logrando rendimientos muy, muy altos en todo tipo de cultivos.

- Los habitantes del valle escuchamos que se van a ampliar 30.000 hectáreas bajo riego, y que en esas tierras podemos hacer maíz. Ahora bien, ¿es tan fácil hacer maíz? ¿O en estos suelos hay que invertir mucha investigación y tecnología para que sean eficientes?

- En realidad, claramente no es soplar y hacer botellas, como se dice. Este grupo de productores ya viene trabajándolo desde hace tiempo para alcanzar los rendimientos que se proponen. Para que ese desarrollo de tantos miles de hectáreas que proponemos en el valle tenga sostenibilidad y rentabilidad para el desarrollador privado, tiene que haber primero un proceso inicial. Partimos de un sustrato inerte, con muy poca materia orgánica, que hay que domesticar. Hay que empezar a sembrar cultivos de invierno para darle estructura y materia orgánica. Luego de un par de campañas, se puede lograr un maíz con rendimiento medianamente razonable. Al término de 5, 6 o 7 campañas agrícolas, se pueden alcanzar esos rendimientos que queremos estabilizar, de quizás 15.000 kilos de maíz por hectárea.

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