Fuerte disputa en la producción acuícola de Neuquén, ¿qué está pasando?
Se celebró en Piedra del Águila la 10° Mesa Sectorial Acuícola y el sector, aún con nuevas autoridades, sigue distante. ¿Cuáles son los temas ríspidos?
Una verdadera guerra se desató en el marco de la 10° Mesa Sectorial Acuícola, que se llevó a cabo la semana pasada. Repasemos el estado de situación y los focos de conflicto entre los actores que conforman el sector. Para empezar, las mesas sectoriales acuícolas están integradas por productores primarios y representantes de la autoridad de aplicación la Secretaría de Producción e Industria, junto a sus dependencias la Subsecretaría de Producción y el Centro PyME ADENEU; las subsecretarías de Recursos Hídricos y Ambiente, y otros integrantes de la cadena de valor.
La producción comercial de salmónidos en la región se centra en la producción de trucha arco iris, y se concentra en los embalses Alicurá y Piedra del Águila, de jurisdicción compartida entre las provincias de Neuquén y Río Negro.
En la actividad conviven pequeños productores o productores a pequeña escala que cuentan con concesiones extendidas por la subsecretaría de Producción y empresas más grandes. Desarrollan la actividad en un ambiente con características únicas y un estatus sanitario inmejorable pero las diferencias entre grandes y pequeños no han podido acercar a las partes.
En la reunión estuvieron presentes los Intendentes de Piedra del Águila, Julio Hernández, y de Santo Tomás, Víctor López, y el delegado de la región Limay medio es Sergio Epuyán.
Radiografía del sector
Un punto clave es la condición de libre de enfermedades de declaración obligatoria de los salmónidos que el Lago Embalse Alicurá y sus afluentes. Esta condición y la próxima autodeclaración de Lago Embalse Piedra del Águila y sus afluentes ofrecen al sector productor acuícola una serie de cualidades prometedoras.
El potencial de producción de ambos embalses en la margen neuquina es de 4.000 toneladas en Alicurá y 9.500 toneladas en Piedra del Águila. Actualmente las pisciculturas neuquinas, producen alrededor de 2.000 ton/año en total, de las cuales unas 1.300 se producen en Alicurá, mientras que en el de Piedra del Águila se está introduciendo el material vivo para producir en los próximos dos años más de 3.500 ton. Para el caso de este último embalse, la empresa Idris Patagonia SA tiene otorgada una concesión por 1.500 ton y tiene en proceso un pedido de las 8.000 ton restantes en el margen neuquino.
Actualmente están en proceso de diversificación los productos en relación a las demandas del mercado actual de truchas asalmonadas, con un peso final aproximado de 1,8 kg, aunque la demanda de truchas pan size (tamaño plato, de 450 g) encuentran mercado en restaurantes locales y del mercado nacional.
Existen 12 emprendimientos de engorde (11 en los embalses y 1 en Aluminé) y 2 hatcheries -criaderos de huevos de peces- que proveen alevinos para la producción (6.800.000 ovas y unos 3.700.000 alevinos, anualmente). Además, existe un centro cuarentenario para la observación de material genético de países con amplia trayectoria en la actividad y que introducen genética mejoradora (más de 3.000.000 de ovas en 2022). El mismo se ubica en la localidad de Santo Tomás y ha comenzado a funcionar durante 2021. Su localización responde a evitar que el material genético introducido quede en observación en una cuenca endorreica, distinta a las que concentran la actividad actual.
¿Cuál es el conflicto?
Una planta de procesamiento de pescado brinda en teoría la posibilidad de poder cerrar la cadena de valor dentro de la provincia, pero sentados en la Mesa Acuícola, grandes y pequeños cruzan munición pesada. Los productores pequeños aducen que este año no podrán pagar el canon de sus concesiones y que en el contexto socio económico reinante han tenido que despedir personal y no están pudiendo hacerse de insumos.
Señalan que “el 90% de la producción pertenece a dos empresas grandes que en detrimento de esto los pequeños productores no están pudiendo vender lo que producen y no tienen tanta injerencia como estas empresas”.
Agregan que “esas dos empresas están achicando su biomasa en los últimos dos años”. También señalaron a instancias de esta mesa sectorial que no pueden colocar en el mercado la trucha chica “porque las empresas de mayor tamaño inundan el mercado con trucha grande a menor valor, impidiendo la competencia”.
Lucas Maglio, country manager de la empresa de capitales chilenos, IDRIS Patagonia, plateó su preocupación por el precio internacional de los productos acuícolas y cómo se ven impactados los productores y pidió a los presentes llegar a un acuerdo para mejorar la realidad actual. Allí comenzaron o se profundizaron las diferencias que vienen de un largo tiempo atrás.
“La situación del sector se ha tornado problemática y angustiante, pues a partir de la pandemia hubo una fuerte contracción en el consumo y un aumento de los costos de producción, lo que afectó a todos los productores locales independientemente de su tamaño. Son momentos complejos en los mercados internacionales, en los que se ha experimentado fluctuaciones de precios y otros factores. Nuestra empresa también es un actor pequeño en el contexto internacional y nos vemos en desventaja frente a los productores más grandes. Nos toca adaptarnos, cambiar, innovar y en muchos casos ajustarnos”, explicó.
“El ciclo productivo de la trucha requiere 24 meses y en ese período las condiciones de mercado cambian continuamente, lo que obliga a tener que tomar decisiones rápidas que mantengan la viabilidad comercial de nuestra empresa, pensando también en las 400 personas y sus familias que dependen directamente de este trabajo”, amplió.
“El inicio de ventas en el mercado interno respondió no solo a problemáticas del mercado externo, sino además a una dificultad puntual respecto de la disparidad cambiaria que sufrimos meses atrás, lo que dificultó la ecuación económica al momento de liquidar divisas de exportación a un dólar oficial subvalorado. Cuando comenzamos las ventas en el mercado interno intentamos lograr un acuerdo con los productores vecinos para sumar los esfuerzos comerciales, lo que lamentablemente no prosperó”, explicó Maglio.
“Con el correr de los meses los distribuidores locales han encontrado en la trucha de talla grande un buen sustituto al salmón importado. Como es natural, esto tomó varios meses y esfuerzos comerciales. Hoy a partir del esfuerzo hecho por los productores de trucha en su conjunto, esta se encuentra muy bien posicionada en el mercado interno.
En números esto es muy notorio: en 2023 se importaron 8.000 tns. de salmón, y a mayo de este año se llevan importadas solo 1.200 tns. Más allá de la contracción de mercado, la trucha logró posicionarse y cumplir con un objetivo impensado hace solo unos meses.
Dado que se ha completado la fase de introducción y que la apreciación por parte de los consumidores finales, quienes han reconocido los atributos de la trucha, ha mejorado significativamente, hemos tomado la decisión de ajustar su precio, haciéndolo comparable al del salmón Importado. Pensamos que este efecto positivo va a beneficiar a todos los productores de trucha”, fundamento.
Lo cierto es que grandes y pequeños no logran encontrarse y sigue siendo un inmenso desafío ahora para las nuevas autoridades, equilibrar la balanza hacia los negocios rentables para todos y a favor de las buenas prácticas.
En esta nota