La producción de pollos de la región se derrumbo 24%
Un reciente informe oficial señala que durante el año pasado se faenaron poco más de 36.400 toneladas. En 2016 se llegaron a producir 63.500 toneladas, casi el doble de los números actuales. Causas de esta crisis.
La producción regional de pollos alcanzó durante el año pasado las 36.470 toneladas. La cifra refleja una caída interanual del orden del 24% y del 42% cuando cuando se lo compara con el punto máximos de faena de la década, que fue en 2016. La cifra es la peor de los últimos diez años.
Así lo detalla un reciente informe del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) en el que se detalla que las colocaciones de este tipo de producto y sus derivados al mercado externo alcanzaron en 2022 poco más de 3.700 toneladas, mientras que la oferta destinada al mercado interno llegó a las 32.740 toneladas.
Para este año, los números amenazan con ser mucho peores, teniendo en cuenta los serios problemas que trajo aparejada la pandemia de gripe aviar que afectó la producción y el comercio de gran parte de la actividad en todo el país.
Las estadísticas oficiales reflejan que una parte importante de la producción local se orienta para abastecer al mercado interno de la Patagonia que tiene poco más de 2,6 millones de consumidores. En 2002 esa participación alcanzó al 90% del total producido en la región.
El momento de máxima producción destinada al mercado interno fue en 2016 cuando se colocaron cerca de 59.000 toneladas de producto, alrededor de un 85% más de los niveles que se orientaron durante todo el 2022. Los números muestran, en definitiva, la severa crisis que atraviesa la actividad regional en la actualidad.
Hoy existe una firma en la región que concentra la producción de aves. Se trata de la empresa Pollolin que está en Cipolletti desde 1961. La familia Maionchi comienza con los primeros pasos de este gran desafío que hoy da trabajo a cerca de 500 personas en forma directa y más de 300 en forma indirecta. +P intentó contactarse con dos de sus directivos, Fabián Maionchi y Juan Montero, para que puedan comentar el escenario en el que se encuentra la actividad, pero no se pudieron localizar en las oficinas de la empresa.
¿Cuál es la causa de esta enorme caída en la producción regional? Lo primero que hay que señalar que no existe un sólo origen, el problema es multicausal.
-El ingreso de oferta del norte de la barrera. Si bien no están consolidadas las estadísticas, fuentes de la empresa Pollolin, que prefieren mantenerse en el anonimato, aseguran que en los últimos años creció en forma sensible la oferta de pollos proveniente, fundamentalmente, de Entre Ríos.
-Aumento de costos que no se trasladaron al consumidor. En este punto, los costos de producción crecieron por encima de la inflación y de los valores finales de venta del producto. Esto genera importantes desequilibrios financieros en la empresa.
-Falta de líneas de crédito que permitan sostener los niveles de inversión que requiere la actividad para seguir siendo competitiva, como así la fuerte incidencia que tienen los préstamos ya tomados.
Esta tres causas, entre otras secundarias, son las que están afectando la competitividad y el funcionamiento de la firma. Y son en gran parte el reflejo de la caída de la producción que se observa en las estadísticas.
Dos escenarios para el 2023
Si bien no hay estadísticas oficiales sobre los niveles de producción que lleva la actividad en lo que va del año, podemos inferir que en este primer semestre, el escenario no fue mejor al del año anterior.
-A fines de febrero, el SENASA suspendió la exportación avícola tras haberse detectado el primer caso positivo de gripe aviar en una granja comercial de Río Negro. Además de la emergencia sanitaria y el sacrificio de animales en las granjas en las que se registraron los brotes, el sector sufrió el cierre de exportaciones para gran número de productos, lo que generó un derrumbe del 28% en de los despachos en volumen y un 35% en valor en lo que va del año. Esta oferta que no pudo ser colocada en el exterior se reorientó hacia el mercado interno y una parte llegó a las góndolas de la Patagonia. Los precios a los que ingresó el producto fueron muy bajos y, en muchos casos, desplazó a la oferta local.
El otro punto es el creciente aumento de costos. Con la suba de los distintos granos -clave el maíz en la alimentación de los pollos- los costos de producción se dispararon y esa tasa en muchos casos no puso trasladarse al consumidor.
En definitiva la actividad regional sufrió un efecto de pinzas muy perjudicial: el ingreso de oferta a bajo precio proveniente del norte de la barrera del río Colorado a lo que se le sumó el salto de los costos internos que no pudo ir a precios.
Para el segundo semestre, que ya está en curso, se espera que la situación tienda a normalizarse, por lo menos en la variable de oferta extraterritorial ya que las exportaciones empezaron a regularizarse esperando que antes de fin de año vuelvan a sus tradicionales niveles. Esto quitaría algo de presión sobre el mercado de la Patagonia. Pero los costos sigue para arriba, ahora con la suba que está registrando el dólar maíz que cotiza para el exterior a 340 pesos.
Exportaciones
Las colocaciones externas de pollo y sus subproductos también se vieron afectadas durante el 2022. El informe del SENASA detalla en este punto que las ventas externas totalizaron el año pasado las 3.371 toneladas, cifra que refleja una caída interanual del orden del 6% y del 35% cuando se la compara con los datos consolidados de 2018.
Las exportaciones de trozados de pollo fueron de poco más de 3.200 toneladas (62%), 912 toneladas correspondieron a garras, y el resto distribuido entre menudos, piel y pollo entero. Los principales destinos de esta oferta fueron: China con 2.304 toneladas (61% del total exportado) seguido en importancia por Sudáfrica, en donde se colocaron 676 toneladas. En tercer lugar se ubicó Ghana con 190 toneladas compradas, detalla el estudio del SENASA.
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