Neuquén

La trashumancia en Coyuco y Cochico: Un legado ancestral en el Norte de Neuquén

¿Cómo sobrevive la trashumancia en parajes remotos de Neuquén? Descubre la vida criancera en Coyuco y Cochico, un legado que resiste en la cordillera.

En el extremo noreste de Neuquén, los parajes de Coyuco y Cochico, separados por 45 km de caminos de ripio con curvas y pendientes, albergan una población rural dispersa de 272 habitantes en 81 hogares, según registros de 2019. Estas comunidades, marcadas por el aislamiento geográfico, mantienen viva la trashumancia, una práctica ancestral que combina movilidad, saberes tradicionales y una profunda conexión con la naturaleza. La doctora Sofía Lammel, investigadora del IPAF Patagonia, ha estudiado este modo de vida, revelando su riqueza cultural y los desafíos que enfrenta.

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Vida en movimiento: La trashumancia en Coyuco y Cochico, un legado ancestral que une a las familias crianceras con la naturaleza en el norte de Neuquén.

Vida en movimiento: La trashumancia en Coyuco y Cochico, un legado ancestral que une a las familias crianceras con la naturaleza en el norte de Neuquén.

La vida trashumante: Saberes y naturaleza

La trashumancia en Coyuco y Cochico implica un conocimiento íntimo del territorio, la fauna y la flora, transmitido de generación en generación. “Desde la niñez, las familias crianceras aprenden observando y practicando”, explica Lammel. Este saber-hacer permite a las comunidades utilizar los recursos naturales para la cría de ganado, la construcción de viviendas y la vida cotidiana.

En 2019 y 2020, Lammel recorrió puestos de invernada y veranadas en la cordillera, documentando la relación simbiótica entre los crianceros y su entorno. Su investigación, que incluyó diez viajes de campo, destaca la importancia de estas prácticas en la construcción de una territorialidad campesina.

Orígenes y evolución de la comunidad

La historia de estas comunidades se remonta a fines del siglo XIX, cuando campesinos chilenos cruzaron la cordillera huyendo de la explotación. Inicialmente dedicados al cultivo de trigo con bueyes, hacia finales del siglo XX se volcaron a la ganadería caprina, con el chivito criollo como emblema económico. Este cambio respondió a factores socioeconómicos y ambientales, consolidando una economía doméstica basada en la autosuficiencia y la reciprocidad.

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Saberes de la cordillera: En parajes remotos, los crianceros de Coyuco y Cochico sostienen una economía basada en la ganadería caprina y la tradición.

Saberes de la cordillera: En parajes remotos, los crianceros de Coyuco y Cochico sostienen una economía basada en la ganadería caprina y la tradición.

Cartografía y desafíos modernos

Lammel empleó técnicas cartográficas con GPS y mapeo colaborativo para trazar las huellas de arreo que conectan los puestos de invernada y veranada. Este trabajo, disponible en GEO INTA, revela la compleja red territorial de la trashumancia.

Sin embargo, las comunidades enfrentan desafíos significativos: aislamiento geográfico, caminos dificultosos por nevadas y aludes, y barreras en el acceso a servicios básicos.

La comercialización del chivito también es un obstáculo, agravado por la marginalidad socioespacial y la precariedad de las condiciones de vida.

Un futuro para la trashumancia

A pesar de las dificultades, la persistencia de las familias crianceras se sostiene en su autonomía y saberes tradicionales. La investigación de Lammel, respaldada por el INTA y el CONICET, subraya la necesidad de políticas que mejoren el acceso a servicios y la comercialización. Coyuco y Cochico no solo preservan un legado cultural, sino que demuestran la resiliencia de comunidades que, desde la cordillera neuquina, construyen su futuro.

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