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Martina, la criancera que hace dedo en la ruta para ir a la escuela

Martina Castro es criancera, mamá de tres hijos y hacía dedo para ir a la escuela secundaria desde Naunauco a Taquimilán. Está agradecida y se emociona cuando habla de sus logros.

Naunauco queda a 35 kilómetros de Chos Malal y allí Martina Castro cría a sus tres hijos. “Soy pequeña criancera”, cuenta esta mujer rural que vive también con su pareja, sin servicios básicos y a fuerza de tesón. Todo ellos viven de los animales, la huerta, los frutales y del trabajo diario.

“Me levanto a las 6 y a las 8 ya estoy en el corral amamantando las chivas, después tengo que apartar, hago las cosas de la casa, hago huerta, cosas en el telar; tengo que tener tiempo para todo eso y después ya para ir a la escuela”, cuenta.

“Nunca es tarde”

“Estoy terminando el secundario con sacrificio, hoy estoy en segundo año”, cuenta animada. “El primer año lo hice a dedo, me iba hasta la ruta y hacía dedo hasta Taquimilán al CPEM 83. Volvía a hacer dedo a las 12 de la noche cuando salía, hasta que pude conseguir una camioneta que me lleve y traiga”, añadió.

Ese logro fue gracias a que pudo hacer oír su voz, su necesidad y contó por radio lo que hacía y lo que estaba necesitando. A Martina, le gusta salir, aprender y conocer gente. Se anota en los cursos gratuitos que encuentra y tiene un grupo de mujeres con el que se frecuenta y comparte.

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Después del día de trabajo en el campo, iba a la escuela haciendo dedo en la ruta.

Después del día de trabajo en el campo, iba a la escuela haciendo dedo en la ruta.

¿Qué significa este esfuerzo para una mujer como Martina? Ella responde: “Significa todo, sentirme orgullosa y poder decirle a mis hijos que todo se puede, que el saber no ocupa lugar”.

Martina se anima a dejar un mensaje a otros: “A todas aquellas personas que quieran terminar de estudiar, les sugiero que se pongan las pilas y lo hagan, nunca es tarde”.

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En Naunauco, a 35 kms. de Chos Malal, Martina se hace tiempo para todo.

En Naunauco, a 35 kms. de Chos Malal, Martina se hace tiempo para todo.

El sueño de Martina

“Si tenemos desarrollo en la producción vamos a lograr mucho, vas a conocer muchas personas, vas a lograr cosas, vas a tener fuerza y apoyo de la familia”, asegura. “Es importante que la familia siempre esté con uno, si no está eso no se puede salir adelante”, rescata Martina.

Mi casa se empezó de cero, era un monte de aquellos, hoy en día tengo 250 árboles, hice cuatro casitas más, un galpón, un cobertizo, un corral y un gallinero”, enumera y cuenta que ahora quiere cerrar alrededor de la casa.

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Naunauco, el paisaje que rodea a Martina.

Naunauco, el paisaje que rodea a Martina.

“Siento alegría cuando pienso en mi hogar, no había nada y he logrado muchas cosas, me dan ganas de llorar, pero lo hago con mucho amor”, repasa y se emociona.

“Volví a donde me crié y fui a la escuela; hoy en día mi hija más grande está haciendo su carrera terciaria”, cuenta orgullosa Martina y agrega que su sueño es “enseñar telar, lo que me enseñaron mis padres y abuelos”. Algo que seguramente también logrará.

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