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"Necesitamos acuerdos con países que no admiten la carne de Argentina"

El analista Miguel Gorelik aseguró que para vender más carne en el exterior se necesitan acuerdos con los países que no admiten la carne argentina.

El Director de la consultora Valor Carne, Miguel Gorelik, destaca que, durante la mayor parte de los últimos 60 años de Argentina, las políticas fueron contrarias al desarrollo de una ganadería poderosa. Y señala que hoy los exportadores están teniendo márgenes negativos pero que las perspectivas ganaderas son buenas.

- ¿Cómo ve el escenario ganadero actual?

- Hace 60 años que la ganadería argentina está estancada, en términos de cantidad de hacienda y de producción. Entonces, estamos produciendo más o menos lo mismo que hace 60 años con la diferencia de que hay un 60% más de población. Llama la atención que reiteradamente se señale que estamos con el consumo más bajo de no sé cuántos años per cápita, porque tendríamos que ser uno de los principales importadores de carne del mundo para poder mantener los consumos de otra época. Esto, además de mencionar que, en el ínterin, la producción de pollo creció de una manera fantástica y que hoy se consume tanta carne vacuna como de pollo. Y que el total de proteínas, incluyendo el cerdo y en mucha menor medida el ovino, es uno de los más altos del mundo, si no es el número uno. Entonces, venimos de un muy largo estancamiento que obedece claramente a que durante la mayor parte de estos 60 años las políticas fueron contrarias al desarrollo de una ganadería como sucedió en otros países completamente comparables, como es el caso de Uruguay, de Brasil, de Paraguay. Y a esto hay que agregarle una situación macroeconómica muy desequilibrada en la mayor parte de este tiempo, con muy alta inflación que también conspira contra la inversión.

- ¿Y qué siente al ver esta situación? ¿No es increíble que se consuma tan poca carne, y bueno, más increíble que no se pueda abastecer?

- El consumo per cápita ha bajado mucho, pero sigue siendo el número 1 o 2 del mundo. Es decir, que tampoco podemos pretender el consumo de otras épocas. En este sentido, estar consumiendo 50 kilos por año por habitante no me parece un despropósito. Ahora, lo que ha sucedido en estas décadas es muy frustrante porque la verdad que la Argentina hoy podría estar con un número más importante en producción y en exportaciones. Un lugar que hace 20 años ocupó Brasil, con condiciones desde el punto de vista de la calidad y de precio, que lo que está en condiciones de producir la Argentina.

- ¿Y por qué? Argentina no produce más por condiciones micro y macro, digamos. Pero, ¿cómo estaría el tema de la competencia con la exportación? Hoy no hay más competencia porque no se produce más.

- En parte. Este año en particular, donde aparentemente ha habido algunos cambios de política y se anuncian otros que van a hacer que la ganadería argentina pueda ser más competitiva, la exportación quedó en una foto descoordinada. Si tenemos en cuenta el precio de la hacienda, el tipo de cambio, los derechos de exportación que fueron bajados en alguna medida, pero todavía existen, y los precios internacionales, hoy la exportación no está en una situación competitiva. Al contrario, los exportadores están teniendo márgenes malos y esto también hace que en los últimos meses se hayan estancado las exportaciones en el entorno de las 70.000 toneladas equivalente con hueso por mes. Es decir, desde ese punto de vista la exportación no tiene una gran capacidad como para competir con el consumo interno, a pesar de que el consumo interno está también debilitado por la situación general de la economía argentina. En el país estamos en retroceso en materia de Producto Bruto, más allá de que haya pronósticos optimistas con respecto a esto. Mientras tanto, el Producto Bruto este año cae y los salarios reales han quedado por debajo de la inflación si consideramos los últimos tiempos.

- Es como que la carne no aumentó tanto o aumentó, pero es un problema más de demanda que de precio…

- Digamos que hoy la ganadería está con una demanda, tanto del sector exportador como del sector de mercado interno, que está débil. Entonces los precios de la hacienda no lucen demasiado bien. No son malos, están en un nivel intermedio si se los mide en términos históricos, en pesos de valor constante. Es decir, no tienen un mal precio, pero tampoco tienen un precio que tire demasiado.

- Se está hablando últimamente en el desfinanciamiento estatal de la barrera sanitaria, de todos los planes sanitarios. ¿Si en ganadería desaparece el doble standard, aumentarían las posibilidades de exportación de Argentina?

- La única manera para que desaparezca la barrera es lograr que todo el territorio nacional tenga el carácter el estatus de libre de aftosa sin vacunación porque sino la Patagonia va a perder su posibilidad de mantener ese estatus.

- Claro, pero considerando cómo están los mercados de los vecinos en cuanto a vacunación… Paraguay está avanzando hacia eso…

- Sí, Brasil mucho más fuerte que Paraguay. Digamos, el que se quemó con leche cuando ve la vaca llora, ¿no? Nosotros tuvimos un fracaso muy fuerte en el año 2000 y me parece que todo el sector está muy sensibilizado con esto. No va a ser fácil avanzar hacia un esquema libre de aftosa sin vacunación.

- Pero si Argentina va a quedar así, ¿no va a dejar de ser competitiva frente a la oferta de los países vecinos?

- Hoy por hoy, yo no diría que éste es un problema mayúsculo y digamos, podemos ver lo que sucede en Uruguay, donde se sigue vacunando y sin embargo, ha logrado acceso a mercados donde la Argentina todavía no entra, como es el caso de Corea del Sur o Japón, que son dos mercados muy importantes. No magnifiquemos la supuesta traba que implica la condición de libre con vacunación, sino que miremos otras cosas. Acá se necesitan acuerdos sanitarios con los países que hasta ahora no admiten la carne de Argentina y que son logrables, aunque sigamos vacunando.

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Tanto la demanda interna como la exportación de carne, hoy no están pasando por su mejor momento.

Tanto la demanda interna como la exportación de carne, hoy no están pasando por su mejor momento.

- ¿Cuáles son las expectativas de exportaciones para este año?

- Yo creo que vamos a estar en un nivel históricamente bueno, como han sido los últimos años, pero sin la fuerza, sin la competitividad que podríamos tener con otras condiciones que supongo se van a ir ajustando. Pero este año, por ejemplo, Brasil tiene una competitividad y una agresividad con sus exportaciones realmente notables. Por un lado, su ganado está en un precio que en términos históricos reales es un poco más bajo que la media, y este año el real se ha desvalorizado, lo que le da una competitividad mucho más fuerte. No es el caso de Uruguay y en menor medida tampoco es el caso de Paraguay.

- ¿Qué se le puede decir a los productores?

- Yo creo que las perspectivas de la ganadería son buenas, porque el mercado interno va a ir mejorando en la medida que las reformas que se están haciendo y las prometidas vayan dando resultados. Hay pronósticos positivos para el mercado internacional, para el año próximo. Hay que tener en cuenta que en Estados Unidos hay una caída cíclica en la oferta de ganado y están con precios récords. Brasil estaría entrando también en una fase de retención con menos oferta y mayores precios. Y lo mismo sucede con Australia en materia de pronósticos. Así que el clima internacional para el año 2025 va a ser mejor y esto le va a permitir a la industria exportadora argentina ser más competitiva, y estar más presente en el mercado.

- ¿Y los nuevos requerimientos de Europa que empiezan a regir a partir del año próximo, que simplificando, no admitirán carne proveniente de ganados criados en campos deforestados? ¿Cree que va a afectar a la Argentina?

- Yo creo que no va a impactar demasiado. Las exportaciones argentinas van a poder adaptarse a los requerimientos de Europa, pero esto no significa que la medida europea sea algo absolutamente contraria a las normas internacionales de comercio. La Argentina y los demás exportadores de productos agropecuarios a Europa van a tener que seguir peleando contra esta medida porque es de tipo unilateral y no contempla las normas básicas que regulan al comercio mundial. Es decir, hay que pelear contra esto y mientras tanto no nos queda más remedio que tratar de cumplirlo.

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