Por qué la relación entre novillo pesado y liviano anticipa riesgos para el sector
Los movimientos de precios entre novillo adelantan un escenario desafiante para productores, feedlots e industria frigorífica.
La escasa oferta de animales pesados, sumada a los elevados precios que ha alcanzado el novillo pesado, está generando un cambio de estrategia en el mercado. Lejos de ser algo inesperado, se trata de un ajuste productivo largamente esperado por toda la cadena: agregar más kilos de carne por animal terminado.
En este sentido, los datos publicados por SENASA hasta el mes de noviembre comienzan a mostrar algunos indicadores de cierto tipo de retención en machos.
La estadística de traslados de animales a plantas de faena muestra para noviembre una marcada disminución en la oferta destinada a faena, con 1.003.685 vacunos trasladados, casi un 10% menos que en igual mes del año anterior, según los DTe. Este mismo descenso, en novillitos, asciende al 15% interanual, con 236.148 cabezas remitidas con este destino durante el mes.
En paralelo, al analizar la estadística de ingresos de animales a corrales de engorde durante noviembre, se observa un incremento significativo respecto al mismo mes del año anterior, con un 35% más de novillitos ingresando a los feedlots, totalizando 112.703 cabezas.
Del mismo modo, noviembre registró un movimiento relevante de terneros saliendo de manera tardía de los campos de cría. Según los datos publicados por SENASA, cerca de 500.000 terneros y terneras fueron trasladados a otros establecimientos para continuar su cría o invernada, lo que representa un aumento del 16,4% frente a noviembre del año pasado.
Por estacionalidad, el precio del gordo liviano suele registrar aumentos más marcados en dos momentos del año: el primero, durante los meses de marzo y abril, con el retorno del consumo a las grandes ciudades; y segundo, hacia fin de año, cuando la demanda local se incrementa debido a las fiestas y al mayor consumo generado por reuniones y eventos sociales durante el verano.
Asimismo, durante diciembre y las primeras semanas de enero, el poder de compra del consumidor local se ve reforzado por los aguinaldos y, en algunos casos, por los ahorros acumulados a lo largo del año, que luego se destinan al consumo en vacaciones.
Sin embargo, este mayor movimiento de hacienda hacia los corrales de engorde refleja una demanda adicional por esta categoría de animales livianos que parece superar la demanda habitual destinada a abastecer al consumo.
El incremento en los ingresos a los feedlots responde, evidentemente, a una retención estratégica de esta hacienda, con el objetivo de agregar kilos adicionales durante el engorde y obtener novillos más pesados, capaces de abastecer tanto al canal de exportación como al segmento de restaurantes y catering, que demanda mayor calidad.
Impacto sobre la disponibilidad y los precios hacia fin de año
Por lo tanto, si este cambio en la dinámica de producción se consolida, la oferta de novillitos terminados durante el fin de año y los meses de verano se verá fuertemente reducida, lo que presionará al alza los precios. En este contexto, los novillitos que están siendo ingresados a los feedlots con el objetivo de obtener novillos pesados recién estarían disponibles a partir de febrero o marzo del año próximo, dependiendo de los kilos a incorporar.
Paralelamente, debido a la cantidad de días no laborales que presenta el calendario de diciembre y a la delicada situación que presenta parte de la industria frigorífica, varias plantas de faena ya han anunciado cierres temporales durante las últimas dos semanas del mes. De generalizarse esta situación, la oferta de carne disponible en el mercado para esta época del año podría verse aún más restringida.
Relación de precios y riesgos para el mediano plazo
Usualmente, la relación de precios entre el novillo pesado de más de 520 kilos destinado a exportación y el novillito liviano de 300 a 390 kilos -históricamente orientado al consumo interno-, tiende a crecer a favor del liviano durante los meses de marzo y abril, cuando la demanda local se incrementa. Tras este ajuste estacional, el novillito liviano reduce la brecha de precios, situándose durante los últimos meses entre un 5% y un 10% por encima del novillo pesado.
Este año, aunque la relación de precios se mantiene dentro de lo habitual, con un novillito liviano en torno a $4.300 el kilo y un novillo pesado afirmándose en $4.000, el cambio de estrategia de engorde está siendo impulsado por el excepcional nivel de precios de la hacienda gorda.
Medido en pesos corrientes, el novillo pesado registra un incremento interanual del 85%, mientras que el novillito liviano muestra una suba del 82%. Aunque, proporcionalmente, los mayores incrementos se dieron en los últimos dos meses, con subas promedio cercanas al 23% para ambas categorías.
En definitiva, la pregunta que cabe plantearse en esta instancia es cómo regulará el mercado esta transición. Si la escasez de oferta mantiene la suba de precios y, en el mediano plazo, no se implementa un plan estratégico de recomposición del rodeo mediante instrumentos como créditos estructurados que fomenten eficazmente la retención de hacienda, el incentivo a la faena podría interrumpir este circuito virtuoso de producción de animales pesados e incluso generar un escenario más perjudicial, promoviendo la liquidación de hembras para cubrir este déficit transitorio de oferta.
Fuente: Rosgan.
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