Frigoríficos al límite: sube la hacienda, cae la rentabilidad y avanza la faena clandestina
Mientras el sector celebra el posible acuerdo con Estados Unidos, las plantas regionales advierten que la competencia desleal y los costos crecientes ponen en riesgo su continuidad.
Los frigoríficos de carne argentina transitan días de entusiasmo moderado. El anuncio del acuerdo comercial entre el presidente Javier Milei y su par estadounidense Donald Trump, que permitiría ampliar las exportaciones de carne bovina hacia Estados Unidos, es visto como una oportunidad histórica para el sector. Sin embargo, junto con las expectativas también crecieron las alertas por una serie de problemas internos que, según advierten los propios industriales, amenazan la competitividad y la sustentabilidad del negocio.
Daniel Urcía, titular de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), celebró el avance del entendimiento bilateral y sostuvo que su eventual concreción “será una excelente noticia para la cadena de ganados y carnes”. En su visión, abrir de manera más amplia la puerta del mercado norteamericano serviría para consolidar la demanda, dar previsibilidad a los precios y alentar nuevas inversiones en ganadería.
“La importancia del mercado americano radica en que posibilita la exportación de todo tipo de cortes sin hueso y reconoce a SENASA como autoridad de aplicación para la habilitación de plantas, a diferencia de China, que depende de sus propias auditorías y puede demorar más de cinco años en algunos casos”, explicó. Ese reconocimiento técnico, afirman en el sector, agiliza la operatoria y aporta seguridad jurídica a largo plazo.
Actualmente, Argentina cuenta con una cuota de 20.000 toneladas de carne bovina para Estados Unidos, acordada en la década del 90. Dicho cupo se reparte entre las plantas habilitadas bajo el criterio de past performance, el mismo que rige para el cupo Hilton que se destina a la Unión Europea. No obstante, FIFRA viene criticando ese esquema de adjudicación, por considerar que beneficia de manera sistemática a las grandes empresas y limita el crecimiento de los frigoríficos emergentes.
Ante la posibilidad de que el acuerdo con Estados Unidos derive en una ampliación del cupo, Urcía insistió: “Sería oportuno mejorar la posición de las plantas de ciclo completo que ingresan a esos destinos, para permitir que puedan consolidarse en esos mercados”. La expectativa, según admiten en la entidad, es que una distribución más equilibrada impulse el desarrollo de proyectos regionales que hoy compiten en clara desventaja.
Una industria con cuentas ajustadas
Pese al clima favorable que generó la noticia del acuerdo comercial, desde FIFRA advirtieron que existen factores que mantienen en alerta a la industria frigorífica. El primero de ellos es la brecha creciente entre el precio de la hacienda y la rentabilidad industrial.
Los frigoríficos advierten que, sin controles efectivos, las plantas legales podrían desaparecer frente al avance de operadores que no cumplen las normas.
“Los precios de la hacienda superan techos históricos y alientan a la producción ganadera, pero la industria frigorífica exportadora y de consumo vive otra realidad y estará los próximos años muy ajustada en cuanto a competitividad y rentabilidad”, señaló Urcía. Según afirmó, ya se registran “quebrantos en el cumplimiento de contratos en ejecución”, una situación que, de prolongarse, podría derivar en dificultades comerciales severas.
La sombra de la faena informal
El mayor foco de inquietud, sin embargo, está puesto en el crecimiento de la faena clandestina o irregular. Esta práctica, según el dirigente, genera una competencia desleal frente a los frigoríficos que operan bajo las pautas sanitarias, impositivas y laborales exigidas por la ley.
Entre enero y octubre, 359 establecimientos reportaron faena bovina ante la Dirección de Control Comercial Agropecuario, con un total cercano a los 11,4 millones de cabezas. De esos establecimientos, 202 faenaron en promedio menos de 1.500 animales por mes, es decir, el 56% del total. “Hacemos el corte en ese nivel de faena porque es muy difícil sostener las debidas condiciones higiénico-sanitarias e impositivas si se opera por debajo de ese volumen”, afirmó Urcía.
Las advertencias cobraron mayor notoriedad a partir de las denuncias realizadas por el senador formoseño Francisco Paoltroni, quien señaló la supuesta existencia de múltiples plantas de faena ilegal en su provincia. Según los datos citados por FIFRA, Formosa cuenta con siete establecimientos registrados, pero solo uno supera el promedio de 1.500 cabezas mensuales. En los primeros diez meses del año, la provincia sumó 50.869 animales faenados. En Chaco, en tanto, funcionan 30 establecimientos, aunque apenas dos superan el umbral mencionado, con un total de 193.356 cabezas.
La tensión entre precios, contratos incumplidos y plantas clandestinas revela un escenario complejo para la industria frigorífica, especialmente en las provincias del NEA.
En conjunto, ambas provincias aportan apenas el 2% de la faena bovina nacional, pero reúnen cerca del 10% de los establecimientos registrados. “Ninguno es exportador”, remarcó Urcía, para ilustrar la precariedad de la estructura industrial en esa región.
“La referencia a la precaria situación de las plantas de faena, en un contexto de tensión en los precios de la hacienda por escasez de oferta, deja al descubierto a la industria formalizada. Es indispensable el control del Estado en tiempo y forma, o desaparecerán los pequeños frigoríficos regionales que tienen su personal bajo convenio y cumplen con sus obligaciones tributarias y previsionales”, concluyó.
Fuente: Infocampo con aportes de Redacción +P.
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