Sequía y precios récord: el análisis del INTA sobre la ganadería en la Patagonia
La falta de lluvias y la escasez de vientres dispararon los precios del ganado. Leonardo Claps (INTA) explica qué puede pasar.
La ganadería de la Patagonia atraviesa un momento de fuertes tensiones entre los precios en alza y una situación productiva crítica por la sequía. En diálogo con este medio, Leonardo Claps, economista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Bariloche, analizó la suba de la hacienda en pie y los efectos de la falta de lluvias que golpea a gran parte de la región ubicada al sur del río Colorado y zonas productivas del país.
Según Claps, “hay una movilización importante de precios producto de dos factores principales: la liquidación de vientres que se viene dando en los últimos años y la expectativa positiva por el negocio de exportación”.
La combinación de escasa oferta de terneros, buenas perspectivas externas —especialmente con China y la posibilidad de ampliar envíos a Estados Unidos— y un mercado interno que pareciera que comienza a recuperarse, generó un cóctel que impulsó con fuerza los valores de la hacienda.
Una suba que se explica por la escasez
Durante octubre, el precio del ternero y de las categorías destinadas a la reposición de vientres (vaquillonas y novillitos de hasta 260 kilos) mostraron incrementos superiores al 40%. Claps lo atribuye directamente al proceso de liquidación de hembras que el país viene arrastrando.
“Hoy se ve la consecuencia de haber liquidado muchos vientres. No hay oferta suficiente para recomponer el stock. Eso se traduce en precios muy altos para los animales de retención”, explicó.
Si bien el consumo interno se mantiene relativamente débil, el dinamismo de las exportaciones —sobre todo hacia China— y la expectativa de mayores envíos a Estados Unidos sostienen la demanda. “Se habla incluso de cuadruplicar la cuota actual con Estados Unidos. Ese tipo de noticias empuja los precios hacia arriba porque el mercado empieza a prepararse para exportar más”, señaló el economista.
Un efecto que se siente en la Patagonia
La Patagonia, y particularmente el norte de la región, también refleja este fenómeno. “Acá somos tomadores de precios —afirmó el economista—. Muchos productores están vendiendo o liquidando hacienda por la sequía, y la poca oferta disponible encuentra buenos valores gracias a la demanda de otras zonas del país”.
A pesar de que la región no tiene un gran peso en el volumen total de la ganadería nacional, la movilidad de hacienda hacia el norte argentino se aceleró. “Se están sacando jaulas de recría y vaquillonas que se terminan engordando o se usan como vientres en otras provincias. Es una forma de liberar campos y adaptarse a la falta de agua”, explicó.
En condiciones normales, esa necesidad de venta forzada habría hecho caer los precios. Sin embargo, el contexto externo evitó ese impacto negativo: “En otro momento, con esta sequía, el precio se hubiera desplomado. Pero el mercado internacional fuerte está sosteniendo los valores. Hoy el ganadero vende por necesidad, pero a un precio razonable”, destacó Claps.
El rol de la exportación y la estructura de precios
El economista del INTA remarcó que el salto más fuerte se dio en la invernada, mientras que el “gordo”, destinado a faena para el consumo local, mostró un incremento más leve. “El consumo interno sigue deprimido. Todo el empuje viene por el lado de la exportación”, aseguró.
La recomposición de precios llevó al mercado argentino a alinearse nuevamente con los valores del Mercosur. “Nos hemos equilibrado. No creo que los precios sigan subiendo al ritmo de los últimos meses, porque si no perderíamos competitividad regional”, destacó el especialista.
Consultado sobre el traslado de estos aumentos a la góndola, el especialista fue claro: “Tarde o temprano llega". Y al referirse al tradicional corte de asado remarca: "Lo que pasa es que ya estamos viendo un doble mercado: el asado barato de la vaca china que se queda en el país, y el asado premium local, que mantiene valores altos. Son dos calidades distintas para dos bolsillos distintos”.
Sequía: una amenaza estructural
Más allá de los precios, la gran preocupación es la sequía. Claps describe un panorama alarmante: “Estamos atravesando un nivel de sequía extraordinario. Llevamos más de 15 años con precipitaciones por debajo de la media. Este año, además, tuvimos un invierno con muy poca nieve y lluvias escasas, por lo que las cuencas de los ríos Limay y Neuquén no pudieron acumular reservas hídricas”.
Esa combinación anticipa un verano muy complicado. “No solo tenemos la sequía estacional habitual, sino que tampoco hay reservas subterráneas. En algunos campos ya se están secando las aguadas, y hay productores que tienen problemas incluso para el agua de bebida. La situación es crítica”, alertó.
Desde el INTA, se trabaja junto a las provincias en planes de emergencia. “Neuquén reaccionó rápido con un plan de emergencia por sequía. También estamos colaborando con Río Negro. Pero el problema es que la falta de agua es generalizada, no localizada. No hay pasto ni financiamiento para sostener los rodeos”, detalló.
Desarme de stock y perspectivas
Frente a este escenario, el desarme de hacienda parece inevitable. “Vamos a tener que seguir descargando los campos. En el mediano plazo, eso implica una caída del stock ganadero”, anticipó el técnico del INTA. Y aunque la coyuntura de buenos precios permite una salida menos traumática, la consecuencia productiva es clara: “Si bajamos el stock, los precios van a seguir subiendo. Puede haber momentos de baja coyuntural por mayor oferta, pero estructuralmente el valor de la hacienda va a tender a subir”, sostuvo.
La suba de pecios en las góndolas llegarán en pocos días más.
La sequía no solo fuerza ventas, sino que también deteriora la calidad de los animales que llegan al mercado. “Muchos productores intentan vender hacienda flaca, deteriorada, pero pretenden precios de animales buenos. Eso no ocurre. El mercado paga bien, pero por calidad. El que tiene buena hacienda y algo de pasto, está en una posición muy favorable”, explicó el economista.
“El que tiene pasto y agua, va a tener un muy buen negocio”
Claps resume el escenario actual con una frase que sintetiza la paradoja del sector: “El que pueda manejar bien este contexto, el que tenga comida y agua, se viene un muy buen negocio. Pero el que no, está en una situación complicada. Tiene que sacar la hacienda y, en algunos casos, cerrar el campo”.
A pesar del panorama complejo, el economista reconoce que el contexto internacional funciona como un salvavidas: “El peor de los escenarios sería sacar hacienda del campo con precios deprimidos. Hoy, por suerte, el mercado externo genera expectativas y sostiene los valores. Hay demanda firme, y eso le permite al productor desprenderse, pero sin perder tanto”.
Un futuro incierto, entre la oportunidad y la urgencia
De cara al mediano plazo, el panorama de la ganadería en la Patagonia sigue siendo incierto. Por un lado, los precios firmes y las perspectivas de exportación abren una ventana de oportunidad. Por el otro, la falta de agua y pasto limita la capacidad de sostener los rodeos.
El economista es realista: “Estamos ante una situación muy difícil. Lo que se pueda mantener habrá que hacerlo con suplementación estratégica, pero los costos son altos y los recursos escasos. El desafío es no perder la base productiva”.
Mientras tanto, el mercado sigue ajustándose entre el estímulo externo y la restricción climática interna. En palabras del economista, “el negocio está, pero no es para todos. Hoy la diferencia la marca quién puede aguantar el campo y quién no”.
Fuente: Redacción +P.
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