Cómo celebrar con el inconfundible sello de San Patricio
El 18 de octubre el mundo celebra a las burbujas y Bodega Familia Schroeder propone un brindis con su Deseado Dulce Natural, un espumante que deja traslucir el terroir de San Patricio del Chañar.
Cada cuarto viernes de octubre se festeja el Día Internacional del Espumante, una fecha instaurada a nivel mundial en 2009 para difundir el consumo de una de las bebidas más elegantes y glamorosas del mundo.
Y para celebrarlo a lo grande, Bodega Familia Schroeder propone brindar con uno de sus espumantes más emblemáticos y celebrados: Deseado Dulce Natural, un 100% Torrontés Riojano elaborado en la champañera propiedad de la bodega, con uvas de su propia finca y bajo el método charmat, con una única fermentación realizada directamente a partir del jugo de uvas.
Este año, la celebración del mundo de las burbujas vuelve a encontrar a nuestro país en plena desestacionalización del consumo. Según informes del Instituto Nacional de Vitivinicultura, la comercialización de vinos espumosos argentinos va en aumento, tanto en el mercado interno como en mercado externo, siendo una de las categorías que presenta el mayor crecimiento en términos relativos en los últimos años.
Una línea muy “deseada”
La línea Deseado -que integran este Dulce Natural, un Rosé 90% Torrontés y 10% Malbec y un Extra Brut- nace del “deseo” de Leonardo Puppato, enólogo de Familia Schroeder, quien ya en su ingreso a la bodega manifestó su profundo interés en incursionar en el mundo de las burbujas.
Bodega Familia Schroeder cuenta con una fábrica propia de espumantes, equipada con tanques autoclaves e implementos que deben resistir las altas presiones.
“Este tipo de espumante es un producto que siempre me llamó la atención, con una elaboración similar al Asti… y desde el principio me lo imaginé con Torrontés. Para elaborar Deseado no se produce un vino base como es usual, sino que se parte de un mosto al que se le agrega la levadura y los nutrientes para realizar la fermentación. Una vez iniciada, los azúcares se consumen desde 220 a 95 gramos y se cierran las válvulas del tanque para comenzar a retener el gas carbónico producido. La toma de espuma avanza hasta descender a los 65 gramos de azúcar, nivel en el que se paraliza la fermentación, enfriando bruscamente desde 15° a -4°C. De esta manera se logra un espumante muy aromático, frutado y fresco, de fino y elegante perlage”, dijo Leonardo Puppato, enólogo de Familia Schroeder.
El sello
San Patricio del Chañar se destaca por su clima y suelo, ideales para el cultivo de la vid. La gran amplitud térmica propia de la Patagonia, favorece la maduración lenta de las uvas, lo cual se traduce en una mejor acumulación de azúcares, niveles de acidez, aromas y sabores.
A ello se suman la pureza del río Neuquén (cuyas aguas sirven de riego para las plantaciones), la composición ideal de los suelos y las escasas precipitaciones anuales. Asimismo, los intensos vientos patagónicos contribuyen a la sanidad de los viñedos, por lo que la intervención en la viña se ve minimizada.
El Torrontés Riojano plantado en la Patagonia es totalmente diferente del que se obtiene en otras zonas productivas del país, como Salta o Mendoza. Es aromático, pero no tan explosivo y destaca por su espectacular acidez. De todos modos, en su momento fue una apuesta muy osada lanzar al mercado un Torrontés Dulce Natural y patagónico. Por eso, para la primera añada, se decidió comprar la uva y hacer un solo tanque. El vino se presentó en 2005.
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