Marca Patagonia: La gesta de los productores por defender su identidad
La palabra "Patagonia" es un distintivo de origen y calidad, pero su uso como marca por terceros amenaza a los productores de la región. Una histórica defensa continúa.
Allá por 2014, se ganó el primer juicio que determinó que la palabra “Patagonia” no podría ser utilizada como marca. Pasó mucho tiempo desde aquellos días, pero, tal como nos cuenta Ana Viola —titular de la Cámara de Bodegueros Exportadores de la Patagonia—, la “gesta de defender la palabra para que pueda ser usada para los productos legítimamente hechos en la Patagonia” aún continúa.
Por estos días se está escribiendo un nuevo capítulo en la “gesta” porque está trascendiendo a la producción vitivinícola; ya no se trata únicamente de la lucha de los productores de la Patagonia Norte y, tal como nos dice Viola, se están encontrando las herramientas para una defensa activa.
En este contexto, esta semana se llevó a cabo en la Casa de Gobierno de Neuquén una reunión de representantes de las provincias de Río Negro, La Pampa y Neuquén, la Cámara de Bodegueros Exportadores de la Patagonia y el presidente del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI), Carlos Gallo.
¿Cómo se llegó a esta reunión?
La idea era reunir a las áreas de producción de las provincias vitivinícolas de la Patagonia para iniciar un llamado al resto de las provincias también patagónicas y contar cuál es la amenaza que tenemos hoy con el tema del registro de Patagonia como marca. Hay un emblema que se creó y que Cancillería presentó ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Esa figura, el emblema, lo que hace es que en los países que son miembros del Convenio de París y que aceptaron el emblema, no se puede registrar como marca.
Eso está en vigencia y nosotros, en una reunión en Cancillería, pedimos que se reforzara ese recordatorio: que existe el emblema y que no se puede registrar como marca la palabra Patagonia. Así que un poco era informar sobre eso y después alertar sobre la importancia de, además de haber creado el emblema, trabajar en la vigilancia internacional y en los pedidos de oposiciones, nulidades y demás, en todas las clases de la propiedad intelectual.
Así que se habló sobre hacerlo para todos los productos, no solamente para vino. Desde la Cámara de Bodegueros, lo que hacemos es un poco el tema de la concienciación y liderar el proceso o este pedido, pero la idea es que se haga con todos los productos de la Patagonia. Porque si una empresa, como nos pasa en el vino, registra la palabra Patagonia en la clase de propiedad intelectual que le corresponde a nuestro producto, lo que hace es nos puede impedir poner en las etiquetas la palabra Patagonia. O sea, nosotros no podríamos identificar el origen de nuestros vinos y, en el tema de alimentos y en el vino particularmente, el origen es muy importante.
Y aparte es un plus, ¿no?
Exacto. Bueno, ese es también uno de los motivos por los cuales hay empresas interesadas en registrar. La palabra Patagonia tiene, en el mundo, un poder muy grande porque es reconocida a nivel mundial, y es como una zona reconocida, no solamente por sus bellezas naturales y por sus recursos, sino que además también los vinos son reconocidos por su calidad.
Estamos liderando este proceso, pero la idea es que los gobernadores se junten, hagan una especie de declaración conjunta, lideren este proceso de protección de la palabra Patagonia para que pueda ser usada por los productores y no pueda ser, digamos, usurpada por empresas que quieran apropiarse de esa palabra y no permitir a los productores legítimos de la Patagonia que la pongan en sus etiquetas, en sus productos, consignando el origen.
Participó de la reunión Carlos Gallo, que es el presidente del INPI, y nos contó, por ejemplo, que en Vietnam una empresa registró las palabras “yerba mate” como una marca propia. Entonces, está bloqueando la importación de sus competidores, aduciendo que él es el dueño de la expresión “yerba mate”. Eso es algo que puede suceder, que lo podría hacer cualquier empresa que registre la palabra Patagonia y es una amenaza totalmente real y posible que tenemos todos los productores de la región. Estamos ante una amenaza real que puede suceder en cualquier momento, especialmente en materia de vinos.
La importancia de concienciar sobre esto, hablar sobre las herramientas que podemos generar para impedir este tipo de cosas y, digamos, proteger la expresión Patagonia o la palabra Patagonia para que sea usada como indicación de origen de los productos de la Patagonia.
¿Cómo sigue esto?
Antes había habido una reunión en Cancillería donde estuvo también Gallo, estuvo Victoria Flores Agüero (directora de Asuntos Institucionales de Neuquén), y ahí se habló de que desde Cancillería se haga un recordatorio a los países que aceptaron el emblema Patagonia, un recordatorio de su vigencia y que la aceptación del emblema implica que no se puede registrar la palabra Patagonia como marca. Se informó que esta semana ya se está implementando desde Cancillería y la tarea que se llevan los ministros de producción o las áreas de producción en las provincias, es elevarlo para que se haga esta declaración conjunta o se inicie un trabajo para que se amplíe lo que están haciendo las provincias hasta ahora (que fue crear el emblema) y se amplíe ese trabajo a la defensa del emblema.
Esto es hacer la vigilancia internacional en todos los registros de marca de todas las clases de la propiedad intelectual, hacer una vigilancia internacional y, cuando hay un pedido o una solicitud de registro de la marca Patagonia, presentar las oposiciones pertinentes, los pedidos de caducidad cuando hay una marca registrada y no se está usando, los pedidos de nulidad cuando se otorga una marca en un país que tenía reconocido el emblema. Ese trabajo es el que viene a futuro y es la tarea.
¿Se quedó conforme con la reunión?
Sí, porque la conciencia de la amenaza existe. A veces es difícil delimitar los caminos a seguir para bloquear la amenaza, para neutralizarla. Y creo que en estas reuniones se va delineando el camino, se va marcando ese camino y se puede ir avanzando. Pues conocer la amenaza y no saber cómo neutralizarla te deja en una situación de parálisis, y acá sucedió lo contrario, que bueno, se definieron acciones a seguir para neutralizar la amenaza, para hacer activamente algo en contra de esa amenaza avanzando con la defensa del emblema con esta vigilancia internacional y demás. Así que, sí, creo que fue una reunión muy positiva.
La marca Patagonia, siempre vinculada al mundo del vino, ahora parece que lo trasciende, ¿es así?
Exacto, sí, queremos que trascienda el vino porque, primero, es lo que corresponde: que los productores de Patagonia —sobre todo, en materia de alimentos, pero puede ser también en lana o en un montón de cosas— puedan ser mostrados mencionando su origen en Patagonia. La idea es que se pueda consignar a Patagonia en sus etiquetas, en sus comunicaciones y demás. Y que no sea diluido, que no se use falsamente porque, en ese caso, la palabra pierde significado.
Nosotros sabemos el valor que tiene Patagonia al ser reconocida internacionalmente, al ser percibida como un lugar de pureza, de naturaleza, de riqueza… Sabemos que eso tiene una connotación positiva y entonces lo que queremos es defenderla para que los productores puedan usarla legítimamente en sus productos para indicar el origen.
Y al ampliarlo a otros productos también le damos fuerza al pedido, ya que podemos incorporar a todas las provincias de la Patagonia. Porque si bien la frontera de la vitivinícola se está extendiendo hasta el sur y ya hay viñedos en Santa Cruz y se están plantando próximamente viñedos en Tierra del Fuego, queremos que todas las provincias de Patagonia participen en esta gesta de defender la palabra Patagonia para que puedan ser usados por los productores de sus productos legítimamente hechos en la Patagonia.
Si no son producciones de la región y lo consignan así, hay un engaño al consumidor, ¿no?
Claro, exactamente. Por un lado, vos tenés que estás vaciando de contenido la palabra Patagonia cuando se la pones a cualquier cosa, hecha en cualquier lado. Es un intento de engaño. En el mundo del vino, puntualmente, lo es aún más porque el origen es el dato más importante que tiene un vino. La indicación geográfica, la denominación de origen, de dónde está plantado ese viñedo, el terruño, de donde proviene ese vino, es el dato más importante.
Entonces, cuando le pones Patagonia a un vino que no está hecho en Patagonia, claramente estás tratando de engañar al consumidor, haciéndole creer que ese vino proviene de Patagonia. Es un engaño al consumidor.
Da la sensación que están más acompañados ahora…
Sí, hubo una sensibilización mayor sobre el tema. A veces es difícil saber cómo actuar, porque vos te puede importar el tema, podés percibir que es importante o grave, pero hay veces que no tenés las herramientas para actuar en algún sentido para esa defensa. Una vez que conocés o que detectás las herramientas para hacerlo es más fácil acompañar. Y yo creo que es lo que está pasando es eso, que se están identificando las herramientas para neutralizar la amenaza y entonces hay un acompañamiento mucho más activo de los gobiernos provinciales y de Cancillería, del INV, del INPI; estamos todos actuando en un mismo sentido y eso es algo sumamente positivo.
Claro, ¿y hace cuánto vienen con este tema?
Este tema es de muy larga data porque hace más de 20 años, por ejemplo, una persona registró en Argentina —ese fue el primer antecedente— la palabra Patagonia en la clase de vinos. Y pretendía cobrar a los productores de Patagonia para que pudiéramos ponerle Patagonia en las etiquetas, como él era el dueño de la marca... En ese momento se inició un juicio contra esa persona que se terminó ganando recién en el año 2014. A raíz de ganar ese juicio y que no pudiera ser utilizada como marca la palabra Patagonia, pudimos volver a ponerle Patagonia en las etiquetas a los vinos. Así que sí, tiene una larga data, pero bueno, vamos avanzando.
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