Viña

Río Negro y Neuquén perdieron 642 hectáreas de viña en 10 años

Ocurrió en medio de una reducción del 11% a nivel nacional de la superficie con uvas para vinificar. Hubo depuración de chacras abandonadas, hay más concentración y la uva tiene menos rentabilidad que otros cultivos.

En Neuquén y Río Negro el glamoroso mundo del vino tiene un lado oscuro, el cual asomó en el “Informe anual de superficie 2024”, difundido por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), donde se refleja la pérdida de 24.762 hectáreas de viña en los últimos 10 años, lo que representa un 11% menos de superficie, según la base de datos congelada al 31/12/24. En ese contexto, en las provincias de Río Negro y Neuquén, se cayeron de los registros 642 hectáreas.

El caso de Río Negro es el que presenta una mayor pérdida de viñedos en comparación con el resto de las provincias, y fue del 23,2%, lo que equivale a 389 hectáreas, pasando de 1.676 en 2015 a las 1.287 de la actualidad.

El INV informó que realizó, durante el año 2024, “el operativo de verificación de viñedos, el cual ha sido llevado a cabo por profesionales del organismo y tiene por objetivo mantener actualizado el Censo Vitícola”, y el resultado fue que la superficie de vid alcanza en el país las 199.946 ha distribuidas en 22.039 viñedos. Y que además “se registra una disminución del 11% en superficie total (-24.762 ha) en los últimos 10 años y del 12% en la cantidad de viñedos (-3.010)”.

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Respecto al año 2015 (10 años), han disminuido las hectáreas de vid en 5 de las 7 provincias con mayor superficie: Mendoza (-10,6%, -16.864 ha), San Juan (-16,3%, -7.711 ha), La Rioja (-5,9%, -439 ha), Neuquén (-14,4%, -253 ha) y Río Negro (-23,2%, -389 ha); mientras crecieron Salta (+17,7%, +556 ha) y Catamarca (+0,6%, +15 ha)

Luego que desde +P consultáramos a 4 jugadores claves de la actividad vitícola regional, las conclusiones sobre las razones de esta caída en la superficie, son similares a las que se dieron en su momento cuando el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), en el año 2023, reportó que entre 2013 y ese año se habían perdido 10.991 hectáreas productivas en el Alto Valle: Falta de rentabilidad del negocio, lo que se traduce en una menor cantidad de productores “puros”, y una concentración de la actividad en los “integrados”, o sea bodegas que procesan su propia producción.

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Para no dejar todo en manos de las estadísticas, pedimos su mirada sobre esta pérdida de superficie de las viñas a dos jugadores del sector privado, como Ana Viola, CEO de Bodega Malma, y Marcelo Miras, bodeguero y presidente de la Asociación Ruta del Vino, y a dos del sector público, como el Ministro de Desarrollo Económico de Río Negro, Carlos Banacloy, y a la directora de Vitivinicultura de la provincia, Mariana Cerutti.

“Este es un proceso que viene de años, y en realidad lo que hubo fue una depuración, porque había mucha viña abandonada o que cuando la ibas a visitar, habría otra cosa plantada,”; sostuvo Miras, quien adjudicó la reducción de la superficie a que “el precio de la uva de mercado es bajo, y a eso se suma que había viñedos con baja productividad”, que perdieron competitividad.

Y ni siquiera son 1.287 hectáreas en Río Negro. Viñedos de “Alta Calidad Enológica”, ocupan 1.054 hectáreas, “otras” uvas para vinificar 137, mientras que hay 93 hectáreas de uva para consumo.

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Camino a la concentración

En sintonía con este bodeguero de Mainqué, respondió Banacloy, quien además de ser funcionario, es el titular de Antigua Bodega Patagónica, enclavada en Colonia Fátima. “Acá tenés alternativas, que en otros lugares, por un tema de falta de agua, no tienen”. En esos lugares menos favorecidos por la naturaleza “se quedan con la viña, que no requiere mucha agua”.

En cambio, en el Alto Valle, “tenés muchos cultivos como opción productiva; inclusive podés hacer alfalfa”. Y tal vez los que han ido saliendo del sistema sean aquellos productores que no están integrados (producción, bodega y comercialización propia), porque “hoy el producto como fruta en fresco, como producto industrial, no vale casi nada”.

Viola, desde San Patricio de EL Chañar, indicó que “existe una tendencia hacia la concentración”, lo que implica que son las empresas las que ganan terreno y apostando a las variedades de mayor éxito. “En el caso del Pinot Noir, tenemos más demanda de la que podemos cubrir”, acotó Miras.

La titular de Malma confirmó que “hay viñedos nuevos, pero son de otro tipo o en otra ubicación”, rescatando que “ahora hay proyectos nuevos en esas hectáreas, que van desarrollándose de a poco”.

Esa “concentración” de las viñas en manos de las empresas, que se centran en producir vinos de alta gama, es una tendencia que también se ve reflejada en los reportes oficiales, como en los de exportación.

El precio promedio (FOB), que logran los vinos de Argentina, se ubica en torno a los 4,20 dólares. En cambio, cada uno de los 340.000 litros que exporta Río Negro recibe un precio promedio de 12 dólares.

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La disminución de la superficie de viñedos a nivel nacional, y especialmente en Río Negro y Neuquén, se debe en gran parte a la falta de rentabilidad del negocio vitivinícola. Foto: Fabricio González

La disminución de la superficie de viñedos a nivel nacional, y especialmente en Río Negro y Neuquén, se debe en gran parte a la falta de rentabilidad del negocio vitivinícola. Foto: Fabricio González

Mala fama

Cerutti, al igual que Miras, agregó otro elemento al debate, y es una tendencia mundial a dejar de lado las bebidas “alcohólicas”, sobre todo “en lo que sería el estándar medio, la franja del medio” de los vinos, pero “por otro lado, sube la tendencia a los vinos premium, porque la gente elige tomar vinos de más alta calidad, en vez de tomar más cantidad”.

A eso se suma, entre los cambios de hábitos, que “está creciendo el consumo de las bebidas preparadas, como el gin tonic en lata, que las viene eligiendo los más jóvenes”.

La tendencia del mercado mundial, a su criterio, es “ir hacia un consumo consciente”, algo en lo que Miras concuerda como diagnóstico, pero reniega de su sustento científico y racional.

“Es importante todo lo que podamos transmitir a favor del vino. Hoy se lo incluye dentro de las bebidas alcohólicas, como si fuera un destilado, pero el vino, si bien es una bebida que en su constitución tiene alcohol, también tiene un montón de beneficios. No es un medicamento, obviamente, pero tiene taninos, tiene polifenoles, tiene vitaminas, y un valor energético”, comenta.

“Por supuesto, si te vas a tomar dos litros, es lógico que te agarres una mamúa, pero tomando moderadamente, es una bebida saludable”, aclaró y recordó que existe un libro llamado The French Paradox (La paradoja francesa), de Ellen Crosby, que repasa la dieta mediterránea, y hace notar que quienes la han consumido a lo largo de los años, como los franceses, son los que menos problemas cardiovasculares tienen.

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