Vino tinto: aclaran oficialmente de qué color es la "Criolla Chica"
Entre las Criollas, como Torrontés Riojano, Pedro Giménez, Cereza y Criolla Grande, por mencionar algunas, la Criolla Grande y la Cereza, son rosadas. Ahí nace la confusión del color.
De qué color es el tinto, podría haber preguntado algún Carlitos Balá del mundo del vino en relación la Criolla Chica, una variedad de granos oscuros como la noche, pero que no podía etiquetarse como tinto hasta hace poco. Por medio de una resolución de agosto pasado, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) concedió el color a esta variedad que, hasta entonces, sólo podía despacharse como rosada.
Detrás de este apartheid en torno al color de la piel de una uva, yacía una confusión técnica interesante para desarrollar. Y ahora que la Criolla Chica y las Criollas en general están en ascenso de cara consumo, conviene dar el largo rodeo para llegar a la clave del color. Empecemos por la confusión general entre las criollas.
Desambiguando la Criolla Chica
En Sudamérica está ampliamente difundida una variedad de uva oriunda de Canarias, conocida en Europa con el nombre de Listán Prieto. Llegó de la mano de los primeros colonos españoles al continente, quienes la plantaron a cada paso que daban. Fue ampliamente cultivada en el pasado en los valles andinos del norte, pero también en el sur de Chile, particularmente entre Itata y el Maule.
Tan abundante fue su plantación que, incluso hoy, en al otro lado de la cordillera, hay 10 mil hectáreas de País, como la llaman allá, con cierto sentido poético: tan difundida está, que se confunden el paisaje, la nación y la uva. En el norte de Argentina, sin embargo, y en menor medida en Mendoza, el Listán adoptó un nombre de sentido parecido: Criolla Chica. Criolla porque es nativa de aquí. Chica, en comparación con otras Criollas, fundando esa diferencia en el tamaño de la baya (como es costumbre en el mundo del vino, dicho sea de paso).
Esa distinción de tamaño admite la existencia de otras criollas. Y en efecto, una de las gracias de Listán Prieto (aka Criolla Chica, País o Mission en Estados Unidos) es que fue plantada junto a una blanca muy extendida en el mundo, la Moscatel de Alejandría. Entre ellas se han polinizado a lo largo de 500 años y dado origen a muchas variedades que fueron reproducidas por semillas y luego seleccionadas y replantadas por estaca. En rigor estas últimas son las Criollas verdaderas, puesto que no existen en Europa –como sí sus progenitores–, sino que fueron desarrolladas en América. Criollas en el mismo sentido que se aplica a las personas nativas de un lugar.
Entre esas Criollas, como Torrontés Riojano, Pedro Giménez, Cereza y Criolla Grande, por mencionar algunas ampliamente difundidas, dos, la Criolla Grande y la Cereza, son rosadas. Ahí nace la confusión del color.
Criolla Rosada y Criolla Tinta
La dos se llaman Criolla. De la Criolla Grande, la rosada, existen unas 14 mil hectáreas en nuestro país. De la Criolla Chica, la tinta, sólo 300. De forma que las autoridades proscribieron el uso de variedad tinta basado en el volumen de la otra, no sin cierta lógica. De modo que hasta agosto de este año no se podía usar la Criolla Chica como uva tinta. Y eso era un problema.
Fundamentalmente, porque los vinos de Criolla Chica –así deben ser etiquetados desde ahora para poder ser usadas como tinto– ofrece un claro color granate. Y muchos productores se veían en la imposibilidad de nombrar a sus vinos de Criolla (Chica) como tintos o, si debían nombrarlo como tinto, no podían etiquetarlo como Criolla (Chica).
De modo que ahora veremos una explosión de Criollas Chicas tintas en el mercado. No es que haya tantas, pero sí está en pleno desarrollo, por dos motivos centrales. Uno, en los climas de altura y de desierto, da un tinto sin peso, pero con estructura tánica, siendo el raro y el delicioso entre los tintos del NOA. El otro motivo, es que el tipo de fruta que ofrece, va desde una guinda clara a una cereza, a la que suma notas de tierra húmeda. Ambos elementos definen un paladar bien atractivo en un panorama dominado por paladares potentes, de riqueza y con frutas negras, sobremaduras y notas de chutney.
En paralelo, en el mercado también están en ascenso los rosados ligeros elaborados de la Criolla Grande y Cereza. Menos aromáticos que vibrantes en boca, el perfil de estas criollas define un paladar de sed con algunas notas herbales y otras de membrillo y guinda (al menos en mi experiencia), y en los que la nota de tierra mojada es más marcada.
Cuáles beber: 10 Criollas para descubrir
Entre las Criollas Chicas, destacan largamente Cadus 2023, Sunal Ilógico 2022, El Esteco Old Vines 1958 2023, Valle Arriba La Criollita 2021, Cara Sur 2022 y Kung Fu 2024. Entre las Criollas Grandes que ofrecen buen sabor, las más interesantes son Lagarde Criollas 2024, Vía Revolucionaria Criolla Grande 2022, Criolla Argentina Grande 2023 y Cara Sucia 2023.
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