Wapisa , la bodega submarina que está en Río Negro
Se conoce que muchos vinos tienen crianza en diferentes maderas o materiales, como ser: barro, cerámica y cemento. Actualmente, en Rio Negro, hay una bodega que estaciona sus vinos en el mar.
Allá por 2010, el instructor de buceo Christian Ekstroem y sus compañeros se tropezaron con lo que podría ser un envío de champán entre monarcas que databa de 1780. Esta suerte de botin de 30 botellas de champagne fue encontrado en un buque hundido en el mar, en el archipiélago de Aaland, entre Suecia y Finlandia.
Muchas de esas botellas eran de Veuve Clicquot (la casa de Champagne ubicada en Reims), producido hace 200 años. Según se supo, las botellas podrían haber sido parte de un envío del rey de Francia Luis XVI a la emperatriz Catalina II de Rusia, conocida como Catalina "la Grande".
Sorpresa espumante
El equipo de buzos que exploraba un barco hundido abrió una para probarlo y, para su sorpresa, el champagne estaba en muy buenas condiciones. "Fue fantástico. Tenía un sabor muy dulce, sabía a roble y tenía un olor muy fuerte a tabaco. Y había burbujas muy pequeñas", dijo en esos días el buzo sueco Christian Ekstrom.
Esta experiencia de 2010 hizo que tanto enólogos, como especialistas y sommeliers se dejen guiar por la curiosidad de saber cómo se estacionan los vinos bajo agua.
La experiencia patagónica
Wapisa es la bodega patagónica que apuesta a su bodega sumergida. “La ciencia popular afirma que 3 años de envejecimiento en una bodega son equivalentes a 1 año bajo el agua. Decidimos que esto era algo que queríamos probar, así que en 2019 lanzamos un proyecto de investigación frente a las costas de la provincia de Río Negro”, explican los productores en su página web.
“En cooperación con la Universidad Comahue, comenzamos a analizar el efecto de la temperatura, la luz, la presión y los movimientos del mar a diferentes profundidades y su impacto en el envejecimiento y la evolución del vino”, explican.
En base a esta investigación, la bodega de San Javier (Río Negro) eligió aventurarse a con este tipo de crianza y sumergieron 1.500 botellas de Malbec 2017 en el Golfo San Matías, a 10 metros.
En agosto del 2020 se descorcharon y se realizó la primera cata. “La evolución del vino superó nuestras expectativas: después de 8 meses bajo el mar el vino expresaba una mayor complejidad en aromas y sabor, con una notable expresión frutal en comparación con los vinos testigos que envejecimos en nuestra cava. Nos encontramos con un vino delicioso y maduro, con un final mucho más largo”, postearon.
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