Agricultura

Agricultura amenazada

La agricultura lucha por calidad de los alimentos y contra los daños al medio ambiente, mientras los consumidores cuestionan métodos de producción.

En los últimos años la agricultura ha caído en el descrédito de distintos medios. Según ellos amenaza seriamente la salud pública y el medio ambiente. Es por ello que quienes sentimos la responsabilidad de sostener la producción alimentaria de una sociedad cada vez más exigente debemos proveer productos sanos y saludables.

Las relaciones entre la agricultura y la sociedad se han ido deteriorando cada vez más a medida que se ha incorporado nueva tecnología de producción sin que esos cambios llegaran al público consumidor. Ambos sectores han cambiado sus expectativas profundamente y se han ido alejando el uno del otro.

Actualmente una gran parte de la sociedad no tiene ninguna relación con la agricultura. Solo un 10% de la población tiene algún acercamiento a la agricultura cuando hace 100 años casi toda la familia participaba de ella. Actualmente menos de un 2% de la población activa se involucra con esta actividad. Más aún, los más jóvenes no han tenido jamás un contacto y no saben absolutamente nada de lo que ocurre actualmente en la agricultura moderna.

La agricultura mixta de antaño ha evolucionado hacia una especialización de grandes cultivos o bien hacia la producción ganadera, lechera, porcina u avícola intensiva como así también hacia la producción frutihortícola.

Al mismo tiempo en que ocurre esta transformación. la política agrícola se internacionaliza y pasa de un aprovisionamiento local a una producción y comercio a nivel internacional con sus respectivas organizaciones comerciales que gestionan su futuro: como es el caso de la Comunidad Económica Europea, Mercosur, etc. Es así como la agricultura ha perdido su carácter tradicional desde una actividad social a otra netamente económica.

El objetivo principal de la economía era producir alimentos suficientes para abastecer la demanda creciente. Desde el momento en que se alcanza este primer objetivo del mercado, la población tiene una mayor oferta alimentaria y queda sometida al mecanismo de la oferta y la demanda.

Las dos grandes evoluciones hacia cultivos intensivos y las especializaciones que se producen sobre una superficie agrícola cada vez más limitada, obligan a la agricultura a aumentar fuertemente su productividad y a intensificar su producción tanto vegetal como animal. La población ignora ampliamente esta evolución que a menudo da lugar a cuestionamientos y también podemos decir que hay una demanda creciente de información sobre la agricultura. Son las innovaciones tecnológicas que han llevado al consumidor a plantearse sus inquietudes.

La agricultura moderna sobrelleva cuestiones relacionadas con la calidad de los alimentos y los daños causados al medio ambiente mientras los consumidores cuestionan métodos de producción y especialmente la intensificación de la producción animal y vegetal, la utilización de hormonas, fertilizantes, plaguicidas, la calidad de productos de base -y su transformación-, la conservación del medio ambiente, los aspectos éticos de la producción agrícola, como así también del bienestar animal.

Por otra parte la sociedad no percibe suficientemente el cúmulo de esfuerzos que realizan las autoridades nacionales y provinciales, las industrias de los fertilizantes y plaguicidas, los agricultores, criadores, frigoríficos y otras industrias de transformación para garantizar a la producción agrícola una calidad y una higiene superior a la conocida en el pasado.

En raras ocasiones, y cuando se discute sobre la agricultura actual, la conversación se centra hacia los problemas de exceso de prácticas de fertilización y otros que contaminan el medio ambiente o perjudican la salud, como así también la calidad dudosa de productos y residuos que se encuentran en los alimentos.

Se ha creado una laguna entre la producción agrícola y los consumidores y esta distancia tiene su origen en la ignorancia por una parte y la incertidumbre por otra. La falta de conocimiento del mundo agrícola que irrita al público consumidor vive una efervescencia creciente y da lugar a informaciones inexactas y con reacciones negativas hacia el sector agrícola.

No podemos ignorar que se han cometido abusos en la utilización de tecnologías no apropiadas sin evaluar las futuras consecuencias. Recordemos por el caso del uso del 2,4,5-T para la deforestación en Vietnam con una formulación conteniendo Dioxina (“agente naranja”) que trajo consecuencias desastrosas para la salud. Más recientemente el uso abusivo de Clorpirifos con sus implicancias en el medio ambiente, son algunas de la referencias que debemos tener en cuenta al abordar un tema que compromete el futuro.

Más recientemente se plantea el uso del Glifosato, un herbicida de amplio uso a nivel mundial que desde 1974 se instaló con éxito en el medio agrícola y que actualmente es fuertemente cuestionado a tal punto que algunas organizaciones exigen su restricción, hasta directamente su prohibición bajo la simple sospecha de presunción de cancerígeno que nunca fue probado. Es oportuno remitirnos al Siglo XVI cuando Paracelso, considerado el padre de la toxicología expresó: Todo es veneno y nada es veneno, solo la dosis hace el veneno”.

Es necesario aquí aclarar que cualquier fitosanitario, para lograr su comercialización y uso, es necesario que atraviese un largo camino de investigación y desarrollo -clara y científicamente demostrable- antes de ser aprobado por organismos nacionales e internacionales. Más aún, su investigación no culmina con su aprobación de uso, sino que continúa en forma permanente hasta que caduca cuando es remplazado por otra tecnología que lo supera. Como todo producto humano, el conocimiento es falible y, por lo tanto, la ciencia avanza a medida que se corrige; es decir, cuando consigue superar su último error, o sea, la verdad de ayer.

En Pergamino, una Ordenanza Municipal impuso una distancia mínima de 1.095 metros de las áreas urbanas como límite para las aplicaciones terrestres, ratificado por la Corte Suprema. Esto genera una situación preocupante para la situación que vive el Alto Valle de Rio Negro y Neuquén donde el avance de la urbanización compromete seriamente el futuro de la actividad agrícola.

Existe por lo tanto un urgente interés de información objetiva y desarrollo de una imagen correcta de la agricultura actual recalcando la su importancia socio-económica y exponiendo hacia la sociedad una presentación completa, objetiva y precisa de la misma, sin obviar los esfuerzos que realizan las autoridades, el sector agrícola y la industria para asegurar una producción con una cantidad suficiente de alimentos sin riesgo para la salud y a precios abordables.

*Ingeniero Agrónomo. Ex investgador del INTA , ex Docente de la Facultad de Ciencias Agrarias Consultor.

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