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Conservación: ¿qué pasa con las especies de alta montaña?

Difunden un trabajo que recorre desde el Norte del Departamento Aluminé hasta el límite con Mendoza. ¿Cuáles son las principales conclusiones?

“En la Patagonia argentina, los ambientes de alta montaña se extienden a lo largo de la Cordillera de los Andes, la Cordillera del Viento, montañas al este de las cordilleras y en las cumbres de montañas altas en la meseta patagónica, ubicándose por encima de los Bosques Subantárticos o de la Estepa Patagónica”, señala Marcela Ferreyra en su ensayo.

La profesional es bióloga, docente y guía de turismo botánico. Sus trabajos han estado siempre ligados a la flora de Patagonia y la educación ambiental. Fue profesora de Sistemática de Plantas Vasculares en la Universidad Nacional de Río Negro en Bariloche; de Flora de la Patagonia en las carreras de Guías de Turismo y Guías de Montaña; y de la Enseñanza de las Ciencias Naturales en el Instituto de Formación Docente Continua de Bariloche, entre otras instituciones. Hoy está retirada de la educación formal.

Desde hace casi 20 años trabaja de guía botánica para grupos de visitantes que recorren la Patagonia para fotografiar su flora. Ha dictado numerosas capacitaciones sobre Flora de la Patagonia en Bariloche y en otros puntos de la Patagonia, actividad que sigue realizando.

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Ha efectuado y sigue realizando relevamientos florísticos para la Administración de Parques Nacionales y para áreas protegidas provinciales y privadas. Además, ha publicado trabajos científicos y de divulgación sobre flora de alta montaña y es autora de varias guías de campo para identificar la Flora de distintos ambientes en la Patagonia. Actualmente, está produciendo otras guías y coordinando una colección de libros sobre la biodiversidad en Patagonia.

Sobre la temática, está dando talleres en distintos puntos de la provincia, junto a Cecilia Ezcurra, doctora en ciencias biológicas e investigadora del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Mediambiente (INIBIOMA, CONICET –Universidad del Comahue) de Bariloche. Sus intereses se centran en la sistemática y evolución de las plantas del sur de Sudamérica, especialmente de la región andina y patagónica.

Fue profesora de las asignaturas Botánica y Plantas Vasculares para la Licenciatura y el Doctorado en Biología de la Universidad Nacional del Comahue en Bariloche. Ha publicado numerosos trabajos y varios libros y capítulos sobre flora, taxonomía y biogeografía de plantas andinas y patagónicas. Además, ha realizado expediciones botánicas en Argentina y países limítrofes, y fue directora del Herbario del Centro Regional Universitario Bariloche, Universidad del Comahue.

Son perfil bajo, pero son muy valoradas por sus saberes. Varios técnicos y extensionistas esperan su llegada o coleccionan sus trabajos. Son voces reconocidas.

Especies de alta montaña

La flora de alta montaña resulta de especial interés, ya que las especies han debido desarrollar adaptaciones morfológicas y fisiológicas singulares en respuesta a condiciones ambientales extremas, además de entablar relaciones con otras especies que faciliten su reproducción y establecimiento en el ecosistema. Este ajuste entre el ambiente y las especies llega a grado tal que algunas de ellas solamente habitan en las altas cumbres, formando comunidades estrictamente alto-andinas”, señalan.

“Numerosos autores han propuesto que la presencia de endemismos restringidos se debería a que la flora de altura tiene un origen moderno y está aún en proceso de diversificación y expansión. Otro aspecto remarcable de la flora de altura es su riqueza específica. El número de especies en la alta montaña representa un cuarto a un quinto de la flora total que existe en una región montañosa, incluyendo las zonas bajas”, indican.

“Se estima que el aislamiento geográfico, los procesos orogénicos, las glaciaciones, los cambios climáticos, la diferenciación de microhábitats heterogéneos y la historia migracional y evolutiva son factores que promueven la diversificación de esta flora de altura”, aseguran.

Además, remarcan que “los ambientes de alta montaña, a pesar de su ubicación generalmente remota y sus condiciones ambientales desfavorables para la vida humana, no son ajenos a los impactos negativos derivados de las actividades antrópicas. La minería, la ganadería y los usos turísticos, recreativos y deportivos constituyen amenazas para los ecosistemas de altura. El uso sostenido deriva en la compactación del suelo, la reducción de la cobertura vegetal y la pérdida de especies nativas, y contribuye a la dispersión de especies invasoras.

¿Qué pasa en el norte de Neuquén?

La flora de alta montaña del norte neuquino es especialmente rica e interesante, ya que se desarrolla en una zona de transición entre los Andes Patagónicos y los Andes Centrales o Cuyanos. Esto significa que conviven especies australes con especies del norte. Por otro lado, esta región alberga un número notable de especies micro-endémicas, esto es, que están solamente en este punto del planeta”, subrayan.

Reflexionan que es lamentable “que algunas de estas especies de distribución restringida estén en situación de vulnerabilidad por habitar en áreas de uso intensivo durante la primavera y el verano. Conocerlas resulta imprescindibles para diseñar estrategias de conservación”.

En este contexto elaboraron un informe que es el que dan a conocer en sus encuentros con el objetivo de compartir datos sobre las “especies de plantas de alta montaña del norte neuquino de especial interés para la conservación”.

Las profesionales armaron listados que presentan las especies exclusivas de alta montaña con distribución restringida y en situación de vulnerabilidad en montañas del norte neuquino. Las mismas fueron seleccionadas por habitar en áreas geográficas reducidas y/o formar poblaciones con pocos individuos, requerir ambientes específicos, no estar incluidas en áreas protegidas y/o habitar territorios sujetos a actividades humanas como uso ganadero, turístico, recreativo-deportivo.

También presentan las especies que si bien tienen una distribución mayor y/o habitan también en la estepa, tienen ciertos rasgos que las hacen meritorias de un seguimiento especial en el norte neuquino.

Con los datos buscan contribuir a la toma de decisiones, al elaborar planes de manejo de las áreas protegidas existentes, para evaluar la creación de futuras reservas y como línea de base para futuros trabajos.

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